sábado, 31 de diciembre de 2011

MÁS EMPEÑO Y MÁS SENSIBILIDAD CON LA UPM

A principios del pasado mes de octubre, con el título Timbre de alarma: la UPM vegeta, publicamos un artículo en el que aludíamos a la preocupante situación que suscitaba el evidente abandono que registraba -y registra- la Universidad Popular Municipal Francisco Afonso. Ahora, coincidiendo con el último pleno del año de la corporación local, el asunto recobra pulso, aunque no se sabe si a peor la mejoría, como se verá más adelante.

Y es que, tras aquel comentario, la reacción se produjo en forma de rueda de prensa del alcalde para dar a conocer la programación -con apenas dos o tres días para cerrar las inscripciones- y de iniciativa del Grupo Municipal Socialista que, tras quedar inicialmente sobre la mesa y pendiente de dictamen de comisión informativa, fue elevada al máximo órgano del consistorio con el loable propósito de reactivar el funcionamiento del centro. De acuerdo con las informaciones periodísticas sobre la sesión, la moción fue rechazada, aunque se aprobó impulsar una convocatoria del consejo del Organismo Autónomo Local (OAL) que es donde están residenciadas las competencias que afectan a la UPM.

A la espera de conocer detalles de los debates suscitados y la argumentación esgrimida para fijar posiciones, ni una cosa ni la otra son buena noticia ni resultan positivas. La propuesta del primer grupo de la oposición tenía su razón de ser y auqnue adoleciera de inconcreción era un primer paso para empezar a trabajar, para redimensionar adecuadamente una entidad que, lastimosamente, palideció durante el mandato anterior sin que se apreciaran sensibilidades suficientes para impedirlo.

Las razones que determinaron el rechazo por el bipartito (CC+PP) debían ser muy poco persuasivas cuando de inmediato asume que debía ser convocado el órgano correspondiente del OAL. Y cabe preguntarse: ¿cómo es posible? ¿Es que no viene reuniéndose con regularidad, conforme a su propio reglamento de funcionamiento, el consejo que debe velar por la planificación de actividades y por la gestión político-administrativa de los presupuestos y recursos públicos que le han sido asignados? Entonces, ¿han tenido que ser un artículo periodístico y una propuesta de uno de los grupos de oposición los que impulsen la reanudación de las actividades?

Ni crisis ni maldita crisis para justificar esta desgraciada desidia. Sabido es que estas fórmulas, salvo honrosas excepciones, no gustan a quienes hoy detentan el gobierno municipal. Por lo tanto, poco puede esperarse en orden a que hagan funcionar los mecanismos que favorezcan la materialización de políticas sectoriales que, vertebradas en un modelo adecuado, forman parte de la convivencia y del desarrollo local. Históricamente, han creído poco, muy poco, Coalición Canaria y Partido Popular en opciones o estructuras con contenidos para gestionar la cultura, el deporte y la participación social. No les gusta, no creen en eso y ahí se explica su abandono.

Y más, mucho más, desde luego, debe esperarse de quienes ahora en la oposición han de valorar los orígenes, la trayectoria, la dedicación y la capacidad de innovación atesorados desde la fundación de la UPM. Al menos, su iniciativa de ahora ha servido para que sea convocado el consejo; pero ¿es que no se habían percatado de la clamorosa ausencia de actividad?

Sea como fuere, no basta con ello. No ha cesado el sonido del timbre de alarma. Y la UPM, que sigue vegetando por lo que se ve, no está para parches con una reunión del consejo del OAL, una declaración de buenas intenciones y lo que te rondaré morena, cuando te vuelva a ver o cuando a alguien se le encienda la bombilla. Con eso no se verá siquiera brotes verdes.

Unos, el gobierno municipal, con ideas, capacidad y ánimo ejecutivo; y otros, la oposición, dispuestos a incentivar con más ideas -si no las hace el gobierno, prodúzcanlas-, velar por cumplimientos y fiscalizar debidamente, están llamados a hacer mucho más.

Si es que no quieren que la UPM desaparezca.

sábado, 24 de diciembre de 2011

UN SENTIMIENTO POR NAVIDAD

No nieva ni llueve.
La lotería volvió a pasar de largo.
No hay estación de guaguas ni está abierta la nueva biblioteca.
Sigue cerrado el polideportivo de La Vera y al 'Manolo Santaella' los usuarios acceden o salen por un báculo y una apertura natural.
Han llegado los recibos de los servicios básicos con los incrementos de la tarifas recién aprobados.
Hay batucadas que apagan en la calle el canto menguado a Lo Divino mientras se hace cada vez más complicado el tránsito por la vía pública cuya ocupación aparece cada vez más anárquica.
Menos mal que siguen viniendo turistas, que uno de los hoteles cerrados ha encontrado comprador, que la iluminación escapa, que los voluntarios se estructuran formalmente, que a los peques les sigue ilusionando la feria del muelle, que los comerciantes continúan quejándose y que ciudadanos de las localidades limítrofes prefieren bajar al Puerto, a la plaza o a la avenida, a lucir ropa de abrigo y a pasear... Menos mal.
Es Navidad. Pese a los imponderables y a los insensatos, pese a los atascos, pese a los bloqueos...
Un recuerdo para los ausentes y una sensibilidad para quienes menos tienen o están abocados a soledades.
Un sentimiento, sí, de solidaridad y de ánimo.
Es Navidad.

viernes, 23 de diciembre de 2011

PEPE MORALES, EL ROTARIO

Se nos fue José Miguel Morales Sánchez, comerciante afincado en el Puerto de la Cruz, dirigente del Rotary Club en distintas fases, hijo de aquel que caricaturista y escritor tacorontero, José Morales Clavijo, a quien conocimos como corrector de pruebas en el vespertino La Tarde. Las circunstancias han querido que hayamos podido dar el último adiós a ambos.

Los que conocimos a Pepe Morales contrastábamos bien dos cualidades: su talante y su predisposición para ayudar cuando entendía que la causa merecía respaldo sin distingos de ningún tipo. Su bonhomía le llevó a emprender muchas acciones altruistas. Luego, él mismo se encargaba de llevar una nota y una foto al periódico, o pedía que la revisáramos para enviarla a la publicación de los rotarios.

Dotado de un singular sentido del humor, hablaba en serio cuando en realidad bromeaba. Pero tammbién bromeaba hablando en serio. Era un hombre informado, comentaba la actualidad sin reservas. Y cuando había una conversación sobre una materia en la que no estaba impuesto, prefería guardar el silencio de los prudentes.

Había estado en Venezuela y República Dominicana, países de los que hablaba con orgullo y admiración, por lo bien que le trataron. Hizo de visitador médico y ejerció otros oficios, hasta que retornó y se hizo un hueco, con toda dignidad, en el ramo de la joyería. Llegó a disponer de su propia tienda, con Ana, su esposa, en las cercanías del muelle portuense. Allí atendía con la elegancia de un gentleman y con la perspicacia de un vendedor experimentado.

Sus ratos con los amigos eran muy gratificantes. Bromista, dicharachero, ocurrente... Con Pepe y esos amigos compartimos algunos de esos ratos. Como también las convocatorias del Rotary, de las que siempre fue un puntual y gentil remitente. A Morales se le deba la proyección del nombre del Puerto de la Cruz en los ámbitos nacionales y extranjeros de esa respetable institución, por la que trabajó con denuedo.

Un infarto de miocardio acabó con su vida en vísperas navideñas. Todos sus familiares, allegados y conocidos lo están lamentando. Descanse en paz.

jueves, 22 de diciembre de 2011

RECUERDOS DE HÉCTOR NÚÑEZ

Héctor Núñez debió ser el primer entrenador de fútbol con el que establecimos una relación estrecha y respetuosa cuando hacíamos periodismo deportivo. Le conocíamos cuando coleccionábamos cromos y era jugador del Valencia, extremo derecha. Unos años después, en Radio Popular y en La Tarde, hablábamos con él casi a diario. Era el primner responsable técnico del Club Deportivo Tenerife.

Una larga y penosa enfermedad ha puesto fin a su vida, deportivamente ligada al Nacional de Montevideo, al Atlético de Madrid, al Rayo Vallecano, a Las Palmas y al propio Valencia, entre otros equipos. También fue seleccionador de Uruguay, su país natal.

En el Tenerife, Héctor fue consciente de las limitaciones con que contaba, no sólo las económicas del club, sino las físicas: la cancha del Rodríguez López se encontraba en un estado penoso y para colmo no había alternativa donde ejercitarse. Como era un obseso de la combinación, con el juego raso, se enervaba casi hasta el descontrol cuando sus jugadores pateaban y preferían la entrega larga. En cierta ocasión, tras un triunfo angustioso, respondió a nuestras preguntas que “la cancha es infame y resulta milagroso que mis jugadores puedan dar tres pases seguidos”.

En otra oportunidad, nos explicó el porqué de la dotación técnica de los futbolistas canarios: “Cuando empiezan a jugar, lo hacen en descampados, en calles o solares, de tierra o de piedra. Eso les hace particularmente cuidadosos con el manejo de la pelota y sobresalen en el toque, pero no tanto con su condición física pues se acostumbran a la estrechez y son poco sacrificados”.

Era, desde luego, un buen teórico. Y un pertinaz observador del fútbol de las categorías inferiores. Saboreaba las victorias. Después de una por la mínima, lograda en el último suspiro, cuando le preguntamos por el partido siguiente en la península y las posibilidades de escalar en la tabla, manifestó: “Déjame que disfrute de este triunfo por lo menos unos minutos, que ya habrá tiempo de volver a sufrir”.

Dirigió al Tenerife en dos ocasiones. En la primera, temporada 1971-72, reemplazó en el banquillo a García Verdugo en la segunda vuelta. Pese a un mal debut en Santander (4-1), logró estabilizar al equipo que encadenó varios triunfos y terminó en la zona media de la tabla. Curioso: no le renovaron y en el ejercicio 1972-73 también recurrieron a sus servicios, esta vez para sustituir a Iñaki Eizaguirre, al mes de iniciada la competición. Esa temporada fue tan turbulenta que acabó el equipo albiazul disputando la promoción de permanencia. En junio de 1973, ganó en la ida (6-2) al Ensidesa. Ahí estábamos, junto a César Fernández Trujillo, relatando la goleada en el foso de la Cope en el Rodríguez López. La vuelta (0-0) fue más bien plácida. El punto final de Héctor Núñez en el Tenerife.


Años después, coincidimos en un hotel capitalino, cuando el Tenerife apuraba sus opciones de ascenso. Nos saludó afectuosamente y lanzó su mensaje: “¡Qué bien! El año próximo, cronistas de Primera”. No resultó, desde luego.

Seguimos siempre su trayectoria en los equipos que dirigió, con desigual suerte. Un buen hombre, un enamorado del fútbol, un profesional íntegro del que aprendimos no pocas cosas.

Descanse en paz.

martes, 20 de diciembre de 2011

EMPLEO ENTRE COMILLAS

El presidente de la CEOE, Joan Rosell, explicaba días pasados las 'bondades' de los “miniempleos” que proliferan hasta el punto de que ya superan los siete millones de personas que los “disfrutan”. Sí, todo entrecomillado, porque las retribuciones son de cuatrocientos euros. Comoquiera que la fórmula crece y se consolida y las circunstancias se mantienen, el Gobierno de Merkel parece dispuesto a elevar el importe de esos sueldos a cuatrocientos cincuenta euros.

Rosell no hacía ascos, de modo que si la influyente patronal hace valer esta modalidad, la derecha que ya gobierna esta semana el país, con su mayoría absoluta, estará aplicándose en llevarla a la práctica: queden para el sindicalismo y los discursos teóricos lo del empleo precario. Y para el nuevo ejecutivo, los registros al cabo de los meses: hemos creado x miles de nuevos puestos de trabajo. El mensaje, propagandeado en positivo y sin dobleces, por supuesto, terminará seduciendo de modo que la gente no sólo se apuntará sino que aceptará resignadamente.

-¿Y qué otra cosa podemos hacer?-, se preguntará repetidamente.

Surgirá la duda maniquea: ¿qué es preferible: estar en el paro o trabajar unas horas por cuatrocientos euros? Desaparacerán las reivindicaciones, se dirá adiós a las condiciones dignas de trabajo, los controles y las inspecciones pasarán a mejor vida, la precariedad se convertirá en un concepto obsoleto y… a escapar que son cuatrocientos. Además, no incompatibles con alguna otra remuneración, según la “doctrina” alemana, abrazada por mercados y los gobiernos conservadores. ¿Les suena de algo el término picaresca?

Rosell defiende la idea como alternativa para los jóvenes pero lo cierto es que en Alemania se han apuntado hasta los pensionistas, añadidos a las personas maduras sin cualificación, parados de larga duración y mujeres infraempleadas o históricamente mal retribuidas.

Si el primer Gobierno de Rajoy introduce esta medida “incentivadora” en la reforma laboral, preparémonos sencillamente para contrastar y ahondar la división entre los avances técnicos y sus exigencias derivadas y la propia reforma que, como ocurre en Alemania, genera puestos de trabajo principalmente para las personas menos cualificadas y con salarios más reducidos.

El bienestar seguirá disminuyendo ante los mercados insaciables -ojalá se devoren entre ellos- y el conservadurismo se acentuará para evitar que sigan esquilmando. El mundo del trabajo (perdón: del “minitrabajo”) terminará imponiéndose, no importa que a duras penas. Total, qué son unas comillas más para un desaguisado galopante

lunes, 19 de diciembre de 2011

ADIÓS DE ZAPATERO

Finaliza José Luis Rodríguez Zapatero su etapa en la presidencia del Gobierno. Sus feroces y despiadados críticos seguirán teniéndole durante un tiempo como argumento de referencia cada vez que su sucesor o el nuevo Gobierno tropiecen o se enreden en problemas derivados de sus propias decisiones. La propensión al pensamiento mediático único solo se verá salpicada, de vez en cuando, por alguna viñeta o grafiti: “Contra Zapatero escribíamos mejor”.
El presente del relevo y de la alternancia política es un llamativo y paradójico caleidoscopio en el que Rodríguez Zapatero estrena la condición de ex -lo hace con toda dignidad- en tanto algunos dirigentes del Partido Popular le respetan y hasta le ponderan en cuanto no han faltado voces y editoriales que, en cierto tono revanchista, urgían la salida de la secretaría general del partido. Lo primero demuestra que no era tan malo como las tareas de oposición exigen que se proyecte; y lo segundo, que las supuestas afinidades y simpatías entrañan una fragilidad cuyos pliegues quiebran porque la competencia a la que tanto se apela en los modelos de libre economía de mercado llega un momento que disgustan.
Aún falta, evidentemente, sentido de perspectiva pero es probable que el tiempo sitúe al presidente saliente en posiciones que favorezcan una interpretación más benigna de su obra. Ver salir estos días al último soldado norteamericano de Irak y recordar el primer discurso de Rodrígez Zapatero anunciando la retirada de las tropas españolas invita a una reflexión sobre las decisiones de calado que se toman anticipándose al tiempo. Es probable que, para entonces, entendamos mejor al político que antepuso los intereses generales de su país a las propias convicciones y a los postulados ideológicos cuando las circunstancias obligaban a hacer justamente eso. Se trataba de escapar al rescate en plena desbocada vorágine de los mercados y aquellas medidas de urgencia no respaldadas en el foro representativo de la soberanía popular -otros lo solucionaron con tecnócratas- iban en la dirección adecuada como resaltaron allende nuestras fronteras. Fue amargo, era echarse a la gente encima pero eso es lo que acrecienta la talla del estadista, aunque no sea brillante, aunque le falte densidad política. Y para entonces, valoraremos como realmente hay que hacerlo a quien impulsó reformas sociales y derechos cíviles como muy pocos hicieron o intentaron promover. Y cuya tenacidad, bien secundada desde el propio aparato gubernamental, permitió que callaran las bombas y las pistolas, con el valor añadido de la socialización de los méritos y las ganancias. Ese empeño, residenciado en la transformación radical de la radiotelevisión pública, cuyo pluralismo y cuyos niveles de competitividad no eran conocidos hasta ahora, es otro de los logros en el haber político presidencial. Por supuesto, en el pasivo hay muchas cosas anotadas porque las imperfecciones caracterizan toda obra de gobierno. Pero sobre ellas ya se ha dicho y escrito bastante.
Quienes se burlaron del talante, habrán contrastado la coherencia: Rodríguez Zapatero soportó estoicamente críticas inmisericordes, por todas las vías posibles, hasta la mofa y befa y el insulto personal extensibles a su propia familia. Lo que más duele posiblemente a quienes le han juzgado con tanta severidad, especialmente desde el derecho mediático, es que esa cualidad era cierta. Esa y la honestidad, con lo que no es de extrañar que las reprobaciones hayan germinado en otros terrenos.En el adiós de Zapatero, hay luces, puede que poco visibles ahora; pero que se retroalimentan y entonces, cuando haya ocasión de comparar, comprenderemos su valor.

sábado, 17 de diciembre de 2011

SIN VIVIENDAS, ÉXODO DE LOS PORTUENSES

Hace tiempo que no se publican informaciones sobre los índices de demandas de viviendas en el Puerto de la Cruz. Pero los registros deben seguir existiendo, con detalles de antigüedad en las peticiones y con solicitantes que ya se habrán cansado de inquirir información y de reformular aquéllas. Hasta donde conocimos, hace unos años, el volumen de demandas, en efecto, era bastante alto. No creemos que, pese al cero informativo, haya disminuido.

Lo reducido del territorio municipal y la carestía del suelo hacen muy complicado cualquier intención, cualquier plan de construcción de viviendas, por muy simple o elemental que resulte. Más difícil todavía, pues, la promoción de casas de promoción pública. Y las restantes modalidades, sobre todo las de iniciativa privada, teniendo en cuenta estas circunstancias, son cada vez más costosas.

El hecho tiene una repercusión directa en la estructura poblacional portuense y a largo plazo contribuye a una progresiva despersonalización. Por un lado, la escasez o carencia de viviendas obliga a muchos ciudadanos a emigrar, especialmente aquellas nuevas familias que buscan su techo -por lo general, de alquiler- en localidades limítrofes. Aunque intentan no desgajarse del todo y mantener vínculos (familiares, amistosos o profesionales), lo cierto es que poco a poco, a medida que crecen hijos y por otras circunstancias, se van alejando y empiezan a sentir lo portuense como algo más distante.

Y por otra parte, la población que llega, que tiene la fortuna de acceder a alguna de las casas de nueva planta o que van quedando libres en el mercado inmobiliario, suele ser de mayor poder adquisitivo y tarda en integrarse en el costumbrismo o en la idiosincrasia local, a veces con la cierta lejanía de los núcleos céntricos como factor que alimenta ese proceso. Todo ello opera una evolución o una metamorfosis poblacional que es necesario seguirla muy de cerca pues, a la larga, los efectos pueden ser impactantes.

Estos considerandos son importantes desde todos los puntos de vista, incluido el político-administrativo. Todos los responsables municipales quieren incrementar su censo, pensando en los porcentajes de participación en ingresos y en la misma fiscalidad local. Luego vendrán los problemas: toda esa población adquiere derechos y exige una apropiada prestación de servicios. Pero a esos mismos responsables desagrada ver cómo “los hijos del pueblo” tienen que marcharse, porque no hay techo o porque el existente es escaso y muy caro.

En el Plan General de Ordenación (PGO) debería estar la solución, al menos la previsión, pero hay que insistir en que no es sencilla. La ciudad, desde hace años, intenta encontrar, mediante distintas iniciativas de planificación, un modelo; pero cuesta muchísimo, siquiera desde los enfoques parciales o de conservación de áreas territoriales delimitadas. El caso es que el Puerto de la Cruz tiene valores y peculiaridades que obligan a un trabajo serio en este sentido, pensado para un largo plazo o concebido para las generaciones venideras. Es difícil decir y decidir dónde, para evitar más destrucción de suelo agrícola o para hacer estallar en añicos cualquier intento de sostenibilidad, pero hay que procurar alguna reserva o bolsas de suelo en el planeamiento.

Desde los años ochenta del pasado siglo no hay promociones de viviendas de promoción pública en la localidad portuense. Es la hora de replanteárselo. Primero, es una cuestión de voluntad política. Y luego, los agentes sociales -¿dónde, pero dónde están las asociaciones vecinales?- también tendrían algo que decir.

Si es que se quiere frenar el éxodo.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

EL COPAGO QUE VIENE

Un nuevo vocablo con el que convivir en tiempos de penurias: copago. Hay un debate abierto, aún en una fase muy incipiente, pero conviene ir familiarizándose porque ya comprobaron las controversias que suscitó en plena campaña electoral y porque los silencios, las cautelas y las ambigüedades -y hasta algunas tajantes negativas particularizadas- que caracterizaron las ofertas programáticas al respecto dejan paso ahora a la toma de decisiones que incide en lo público -configurándolo, determinándolo- y una vez más tiene en el sufrido contribuyente, cotizante o no, su único destinatario. Total, se dirán, qué es una raya más para un tigre.

Para entendernos de la forma más llana: el copago consistiría en pagar otra vez por algo que ya se ha abonado vía impuestos. O lo que es igual: la contribución directa de las personas concretas para afrontar el coste de una determinada prestación. A partir de ahí, surgen todas las interpretaciones, incluida la que ya da por existente la fórmula. En España, sir ir más lejos, se calcula que el desembolso hecho por los ciudadanos, con sus aportaciones puntuales, independientemente de las exigencias de su perfil tributario, casi alcanza el 24% del gasto total en salud. En otros países de la Unión Europea (UE), cada cual con su cultura y sus esquemas de funcionamiento en el ámbito de la asistencia sociosanitaria, están vigentes mecanismos que conllevan el pago de una determinada cantidad por conceptos tales como la visita del médico al domicilio particular o el traslado de un servicio de urgencias al hospital para el internamiento o las mismas pruebas diagnósticas.

Advierten los expertos que hay que andarse con mucho tiento a la hora de adentrarse en estos vericuetos del copago, entre otras razones porque su aplicación a corto plazo induciría las consecuencias de un encarecimiento de la asistencia y los evidentes riesgos de la conflictividad social. Con razón el asunto fue tabú en las pasadas campañas electorales: a ver qué candidato en el ámbito del Estado o de cualquier comunidad autónoma ponía el cascabel al gato, con cualquier explicación o mensaje que señalara la conveniencia de ir perfilando esta medida, sobre todo para hacer sostenible el sistema.

Y entonces llegamos al fondo de la cuestión: se trata de debatir con rigor y en profundidad, hasta poner blanco sobre negro, la financiación del Sistema Nacional de Salud (SNS). Y en ello tienen mucho que ver las comunidades, algunos de cuyos responsables, por cierto, han dedicado respetables pero poco rentables esfuerzos a reivindicar deudas históricas y otros menesteres, cuando podía esperarse, por aquello de la solidaridad y la corresponsabilidad, alguna alternativa que despejara el terreno que nos ocupa.

Los flujos de esa financiación, a partir de la caja de todos, la que se nutre con fondos de los administrados, y la consolidación de una estructura, diáfana y transparente, son los que verdaderamente deben importar, sobre todo si deciden implantar fórmulas como el copago.

A estas alturas, con el caballo de los mercados cabalgando desbocado y aprovechándose de las debilidades de los terrenos que pisa, sobre todo si son los menos favorecidos, todos sabemos que lo público está constantemente amenazado y cada vez más debilitado. Lo que se haga con el copago en España servirá para esclarecer sus coordenadas cada vez más constreñidas.

Así que la defensa de la viabilidad del sistema, sin más cargas, sin más añadidos, se convierte en un compromiso de país. Pronto empezaremos a salir de dudas.


(Publicado en Tangentes, número 41, diciembre 2011)

lunes, 12 de diciembre de 2011

PLATAFORMA DE NEGOCIOS

Apenas queda un mes para la trigesimosegunda edición de la Feria Internacional de Turismo (Fitur), en Madrid, sin duda una de las citas más importantes del año para el sector. Una mayor presencia empresarial y una atención preferente al denominado turismo de compras intentarán compensar la progresiva reducción de los espacios y actividades de las comunidades autónomas, casi un ochenta por ciento, según ha reconocido la dirección de la convocatoria.

Dentro de nada, a la espera de lo que ocurra en las fiestas navideñas, conoceremos los balances del año y tras ellos se podrá confirmar que la próxima edición de Fitur coincidirá con una fase alcista de unos de los principales sectores de la productividad económica española. Canarias ha registrado también unas cifras favorables que han favorecido la contratación laboral, si bien no en la medida que hubiera sido deseable. Es más: han cerrado algunos establecimientos y otros han reducido plantilla y dependencias, con lo que hay que seguir moviéndose con cautelas y poco triunfalismo, conscientes de que determinados problemas siguen latentes y de que no parecen aplicables a corto plazo ciertas medidas correctoras y alternativas exigidas por las propias circunstancias.

Que las empresas turísticas sigan tomándose en serio la feria madrileña es primordial para dimensionar adecuadamente la promoción de los productos y, por consiguiente, la captación de mercados emisores. La competencia es atroz, luego las respuestas deben ser dinámicas y atractivas. El sector privado, además, debe suplementar los efectos de la contracción institucional autonómica, acentuada por el incremento de hasta un tres por ciento en las tarifas de la feria.

A Fitur, durante años, se acudió con un aire de derroche y los tiempos de ahora están para lo contrario: para estar sí, pero con sobriedad, sin despilfarros, con originalidad y aprovechamiento de los recursos disponibles. La feria, cada vez más profesionalizada y menos voluntarista, apunta a una plataforma de negocios y en ella tendrán que saber moverse quienes son conscientes de que las oportunidades no se deben desperdiciar. El sector palpa las incertidumbres de las economías de la Unión Europea. No se puede descuidar: habrá que estar atentos, por ejemplo, a las repercusiones del aislamiento del Reino Unido tras la cumbre de Bruselas. En esa plataforma habrá que enmarcar, por cierto, el Brokerage Event, que cuenta con el patrocinio de varios organismos y del Gobierno de Canarias que porfían la potenciación de la cooperación comercial y la transferencia de tecnología entre empresas y otras entidades de titularidad pública y privada. Las modalidades sobre las que se quiere tratar, ecoturismo y turismo sostenible, por un lado; innovación y productos específicos, como salud, belleza y termalismo, por otro, ponen de relieve la necesidad de ir cualificando y explorando más allá de las fórmulas convencionales. El papel de las empresas, se insiste, es decisivo si se quiere avanzar.

Y que en medio de tanta crisis se hable de turismo de compras como un incentivo, resulta tan paradójico como revelador. Se quiere animar el consumo a toda costa y el reclamo de la feria es teóricamente significativo, al menos para aquellas ciudades que destacan por su rica oferta comercial. Los hábitos de los compradores y de los consumidores, cuando está abierto un gran debate sobre los nuevos caminos de la promoción publicitaria, tienen también en el turismo el campo apropiado para estudiar su delimitación y evolución. A pequeña escala, se debería seguir con atención esta tendencia, más que nada para que el eterno dilema de qué hacer con el pequeño y mediano comercio no vuelva a dormir el sueño de los justos ahora que las ofertas y los mensajes de campaña ya son historia que, como otras veces, se diluye.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Y LA ESTACIÓN DE GUAGUAS, ¿QUÉ?

Se van a cumplir dos meses de una concentración popular que, sesgada y manipulada a conveniencia, reivindicaba la construcción de un puerto deportivo-pesquero en el Puerto de la Cruz. Es una vieja aspiración que ha chocado con múltiples imponderables hasta representar una de las más notorias frustraciones de la población, muy incrédula cada vez que se habla del asunto a la vista de los escasos o nulos avances para materializar el proyecto, hasta el punto de que a la hora de contabilizar las personas que acudieron a aquella convocatoria, posiblemente sumaran las foráneas o de otras localidades que los propios portuenses.

¿Qué ha quedado desde entonces? Nada ha trascendido del destino de aquellos millares de firmas de dudosa validez, recogidas en pliegos durante los días previos. Y lo más importante, o lo que más pudiera interesar: en los Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma para el próximo año, pendientes aún de aprobación en el Parlamento de Canarias, hay consignación de un millón de euros que, unido a los dos del presente ejercicio y no utilizados, suman tres millones, cantidad desde luego insuficiente para financiar la magnitud de esa obra.

No queda más. O sea, muy poco, casi como al principio, a la espera de que las gestiones y decisiones políticas pudieran impulsar la tramitación, trabada ahora mismo en los vericuetos administrativos. La consideración de interés general y la adscripción de la infraestructura al órgano competente son pasos determinantes para desbloquear. Luego vendría, se supone, el largo y tortuoso peregrinaje -máxime en los tiempos quie corren- para contar con una ficha financiera mínimamente sólida y plurianual, por supuesto, y empezar a creerse que sí, que el puerto es factible.

Hasta que eso ocurra, se fía largo. Lo peor es que hay otras infraestructuras en la ciudad que requieren también de una actuación urgente. Y son más necesarias, desde luego, que el propio puerto deportivo-pesquero.

El ejemplo más claro es la estación de guaguas. Cerrada la que existía por orden judicial, a la vista de los peligros que entrañaban estructuras dañadas, la solución provisional adoptada, consistente en unos espacios habilitados en la avenida Hermanos Fernández Perdigón, una de las más transitadas de la ciudad, es inadecuada y poco funcional. La de problemas cotidianos que se acumulan, en determinadas franjas horarias, es para preocupar. Todo tiene visos de prolongarse: hasta la empresa que presta el servicio ha dispuesto unos locales estables y bien acondicionados porque un par de inviernos, en el mejor de los casos, no se los quita nadie.

La estación es una puerta de entrada a la ciudad. Luego debe ser una instalación que esté en las mejores condiciones posibles. Todos sabemos, más o menos, que sus condiciones de accesibilidad, funcionalidad y operatividad deben estar a la altura de las exigencias de la sociedad de nuestros días que, en materias como el transporte público, se muestra cada vez más escrupulosa. Es la información interior, el mobiliario, los baños, las estancias de espera...

Por la reconstrucción de la estación de guaguas sí habría que hacer una manifestación popular reivindicatoria. En el caso que nos ocupa, tengamos presente la dotación de aparcamientos subterráneos, ubicada en una zona céntrica y que serviría para mitigar la escasez de plazas y contabilizar ingresos a la empresa que la explotaba.

Que se prolongue la actual estampa, entre coches estacionados en la vía exterior, casos de 'okupas' e indigentes y malos olores, es un hecho negativo que refleja decadencia e incapacidad.

Otros ejemplos de actuaciones inacabadas o pendientes de recepcionar serían el polideportivo de La Vera, el que lleva el nombre de Manolo Santaella -si bien aquí ya se ve a grupos de jóvenes practicando, aunque entren o salgan por las paredes laterales cuando la instalación permanece cerrada- y la biblioteca que ocupa la superficie de los antiguos juzgados, anexa a la Casa de la Juventud.

Para estas cosas -se insiste: necesarias- no hay movilizaciones ni sensibilidad. Son bienes sociales y culturales, de clara utilidad para fomentar valores cívicos, participativos e intelectuales.

Quizás por eso mismo, por esa misma naturaleza, nadie, que se sepà, da un paso al frente.

jueves, 1 de diciembre de 2011

SANTA CRUZ, UNA MIRADA POÉTICA

Osman rompe esquemas en esta ocasión. No es que se aleje de sus códigos pictóricos ni explore estilos distintos a los que le han encumbrado en el panorama artístico de la isla sino que ha quebrado esa cierta monotonía que pesaba sobre Santa Cruz capital, la ciudad inhóspita, difícil para ser trasladada al lienzo.

Pero el artista derrama su mirada poética sobre la ciudad monumental, hace volar la paloma hasta la exaltación de su simbolismo pacifista ahora que en otras latitudes callan las pistolas y las bombas. Esta paloma quiere ser como el pájaro del poeta argentino Juan Gelman que, en Incompletamente, “se desampara en su vuelo y quiere olvidar las olas/ subir de la nada al vacío/ donde será materia y se acuesta”.

En ese vuelo por doquier está la mirada de este pintor egipcio que vuelve al Círculo de Amistad dieciocho años después de su primera colección en Tenerife para que descubramos la singular plasticidad de aquellos lugares por donde circulamos cotidianamente, de sus plazas y de sus edificios. Y entonces demuestra, en una colección de quince cuadros, que es gratificante y sugerente plasmar sus tonalidades, matizarlas, enriquecerlas.

Desde el tríptico de la céntrica plaza Weyler, antes popularmente 'plaza de los Árboles', los pliegues de la fontana de mármol blanco, traída de Génova, original del escultor Achille Canessa, se adivina, desde todos los ángulos, el sentido lúdico de las palomas ante los ángeles cuyas texturas sobresalen en los contrastes sombreados. Son tres visiones de una misma escultura: la mirada, al dar la vuelta al cuadro, no sólo la hace más creativa y dinámica sino que invita a pensar y deleitarse con los humanos paseantes que conectan entre el conjunto escultórico y los elementos naturales, estampa cuyo valor no apreciamos. El pintor nos da poderosas razones para que lo hagamos.

Pero es que los dos cuadros de la plaza 25 de julio, popular 'plaza de los Patos', se interrelacionan hasta establecer una suerte de comunicación entre las dos palomas que juegan en la parte superior del díptico mientras la tortuga soporta la oca, bendecida la conexión por el reflejo de la torre sobre la fuente que es réplica, por cierto, de la fuente de las Ranas que se encuentra en el parque sevillano de María Luisa.

Si el autor parece desafiar a Mario Benedetti dando respuesta afirmativa -con sus formas peculiares de troncos, ramas y hojas- a la solidaridad cuestionada de los árboles que, en este caso, pueblan las plazas santacruceras, hasta el punto de destacar cómo las raíces de los laureles de indias de San Francisco se elevan y se hunden nuevamente en la tierra, en tanto las sombras de allí mismo y de las demás plazas se esparcen proyectándose como elementos consustanciales; no es menos cierto que sus pinceles han querido dejar constancia del diálogo que las palomas parecen haber entablado en la fachada del Círculo de Amistad XII de enero, como si anunciaran o prolongaran el pluralismo, la creatividad y el ánimo conversador que durante décadas ha caracterizado su vida intramuros.

La alargada sombra del atardecer, la luz más caliente, casi dorada, definen la adecuada conjunción de tres emplazamientos destacados en la calle José Murphy, en pleno corazón capitalino: la sede del Círculo, con su frontis tan llamativo; la del Museo Municipal de Bellas Artes y el costado este de la plaza del Príncipe. Osman apunta en ese cuadro el perfeccionismo que le caracteriza: el dominio cromático hecho poesía.

Otras palomas, de diferentes colores, para estar en consonancia, son las que revolotean ante el debate a la sombra de los dragos y de las columnas en el pórtico del Parlamento de Canarias.

Se diría que las aves de Osman, sobre los monumentos de la ciudad, sobre su urbanismo en terapia intensiva, sólo desean bailar, como si quisieran confundir su rostro en el bullicio o en el entorno que necesitan para orientarse sin apostar a nada cardinal.

Es su mirada para visualizar la ciudad que atrae con plétora de encantos; la mirada que el tiempo, contrariamente a lo que escribió Juan Carlos Calderón, no se llevó su color, como se adivina en esa calle del Pilar, justo porque elevamos la vista -lo que habitualmente no hacemos- y la vegetación enhebra sus gajos en balconadas y ventanales con texturas que enfatizan su trazo perfecto.

Cobra así carta de naturaleza el juego de palabras del poeta Vicente Huidobro en La vida es sueño:

<como los ojos de las olas
como las hojas de los ojos
como las olas de las alas>>

Claro que para poetizar Santa Cruz de Tenerife, el inmenso Pedro García Cabrera, a quien estará dedicado el año próximo el Día de las Letras Canarias, según decisión del Gobierno de Canarias. El autor gomero la llevó muy dentro y la encumbró de valores, queriéndola “...porque en medio de las aguas/ besas en paz el corazón del mundo/ y lo llevas atado en el recuerdo...”.

Si en su Canto a Santa Cruz, García Cabrera apelaba a los carpinteros, a los albañiles y a las doncellas para dar continuidad a sus valores, Osman se uniría ahora encantado como pintor porque esta colección de quince óleos sobre lino y lienzo revela en sus creaciones una cierta universalidad. La espiritualidad pictórica del artista inunda su obra que restituye la ciudad amable hasta desterrar la monotonía como si de un sin par sortilegio artístico se tratara. A la perspectiva suma la sensibilidad, siempre acrecentada entre los perfeccionistas.
Los versos de Pedro García Cabrera en ese Canto son otra arista poética e ilustrarían las creaciones de Osman, “...trabajándote al ritmo de las olas,/ con un dolor de cumbre en la mirada/ y un balandro dormido en la sonrisa,/ pensándote de árboles y nidos/ por las meditaciones de tus plazas/ y albergando en tu concha de molusco/ un rumoroso corazón de abeja...”. Como se comprobará, metáforas al margen, casi los mismos elementos.

Pero el pintor, que dentro de unas horas emprende viaje a Florencia (Italia) para participar, con motivos canarios, en su célebre Bienal como uno de los seis artistas españoles seleccionados, ha querido complementar su visión de Santa Cruz con otros cuadros que reflejan las peculiaridades del norte insular, desde paisajes urbanos y monumentales a los aires típicos romeros, desde la dualidad de luces en conjuntos arquitectónicos a los ambientes marítimos y rurales. Todos, estampas de riqueza matérica.

Son, por así decir, piezas separadas de esta mirada poética sobre Santa Cruz o que desprende Santa Cruz y a la que Osman devuelve encantos que parecían perdidos, alterando sus rutinas paisajísticas hasta refrescar la ciudad en una particular y realista sinfonía de colores y tonalidades.


<de tus calles y tus plazas
fueron antes aguas vivas
balizando las distancias.
Capital de transparencias,
urbe en las proas del agua,
para los mares de leva
qué luchadora es tu barca>>.

Así la cantó Pedro García Cabrera en su personal Vuelta a la isla. En ese extraordinario poema, rescatado como anticipo de su conmemoración, también alude “al caballete en que posan/ las paredes de las casas/ para escalar las alturas/ y guardarte las espaldas”.

¡Qué casualidad! Parece el caballete de Osman.