No es muy atinado ni ortodoxo emplear un gerundio en el
título pero hasta eso termina convirtiéndose en un reclamo. Realizar un trabajo
con mucho esfuerzo es la significación académica de esta locución verbal
coloquial que todos hemos utilizado alguna vez y que de la lectura de los
cincuenta y dos relatos se desprende porque eso es lo que pretende el autor,
aún sin quererlo: indagar en el coste del ejercicio, de la prueba o del
rendimiento físico.
Sudando tinta (Idea Ediciones), que ese
es el título del primer libro del doctor Javier González Pérez, prologado con
destreza por Juan Moreno, es el reflejo de quien ha querido ver en el deporte
su cara interior, de quien ha buscado las respuestas a tantos porqués. El
deporte por dentro, el organismo humano a prueba, las reacciones, los
estímulos, los contrastes, los miedos, las dudas y las superaciones. No se
conforma el autor con las experiencias o los registros, con la evolución de una
lesión o con las reacciones del deportista. No se detiene, por tanto, en un
lado anecdótico ni en la narración de vivencias de quienes han sido sus
pacientes, practicantes o no, profesionales o machacas de amateur puro de todas
las edades sino que le echa imaginación a la descripción de horas de consulta y
de cuadros clínicos.
Sudando tinta es, a su modo, el
resultado de una profesión ejercida vocacionalmente, del compromiso con la
medicina deportiva y de la prestación de ayuda a quien vino a solicitarla.
Claro que el autor es un espécimen: el médico al que el espectáculo o el
negocio del deporte le trae sin cuidado. Prefirió siempre tratarlo en directo y
en el terreno más corto. Cara a cara, lidiando con pacientes de toda condición
social e intelectual. A todos trató igual. Con rigor científico. Lo que quería
era sanarles y estimularles. Sin alharacas, sin alardes propagandísticos ni
efectos estelares. Sus amigos del alma seguro que no se lo hubieran perdonado.
Seguro que prefieren el tratamiento destilado con esa sorna ácida que también
se adivina en numerosos pasajes de la escritura.
Buena parte
de esa trayectoria ha quedado plasmada en este volumen presentado días pasados
en el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC), con lleno de los que
no se olvidan, con numerosos amigos y con emociones que no pudo contener, por
ejemplo, el presentador de la obra, Juan Carlos Castañeda, aún sacudido por
pérdidas familiares registradas en un brevísimo intervalo. Castañeda aprovechó
para hacer una reivindicación del periodista deportivo después de desgranar
episodios que reflejaban la personalidad del médico metido a escritor, porque
seguro que algo más tendrá en cartera, o al menos así lo dio a entender Juan
Moreno. El presentador conoce bien al autor: estudiaron juntos, compartieron
habitación en período universitario y hasta habrán jugado y corrido en esas
prácticas que más o menos son carne de añoranza, siquiera por los ratitos de
desconexión y por los reposos posteriores. No se resistieron, por supuesto, a
incursionar y pegarse a la Naturaleza, al medio, litoral o senderismo, en el
que pusieron a prueba, un suponer, su propia capacidad de resistencia.
Sudando tinta será bien recibido,
incluso entre quienes saben que no hay pretensiones literarias en sus páginas,
que se van a leer de un tirón en busca de más y nuevas sensaciones. El libro de
Javi, o el libro de Javi el Cura, que ese era el nombrete con que sus
compañeros le conocían cuando superaba a defensas y porteros rivales, se dirá
en una ciudad y en los círculos del deporte o de la medicina especializada. La
que con mucho altruismo, por cierto, también ha ejercido el doctor González
Pérez.
Alguien a
quien le gusta sudar tinta y penetrar en las interioridades del ser humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escriba su cometario. Sólo se pide respeto