Hemos rescatado versos populares, algunos de los cuales
circularon en cierta época de forma clandestina, robusteciendo el dicho ‘En
lenguas del Puerto te veas’, al que hemos aludido también en varias ocasiones.
Eran curiosas creaciones, cargadas de ironía y hasta de un sentido satírico que
perseguía la burla y descalificación de personas. Hubo quien las memorizó, para
repetirlas en conversaciones, hasta hace unos años en voz baja, por temor a
ofender a algún posible pariente o allegado. Y hubo quien conservó manuscritos
esos versos curiosos que, aflorando nuevamente, despiertan gracia y permiten
entender las claves de diversión de la época.
Así ocurrió con un personaje que aparece en el Puerto de la
Cruz en plena guerra española. Un turista, elegante, vestido de negro, al
parecer de origen cubano, que se alojó en la pensión “Thomsom” que, junto a la
de Machado y “Brisas del Teide”, constituían parte de la planta alojativa de la
ciudad, donde ya lucían los hoteles Taoro, Martiánez, Marquesa y Monopol.
Se llamaba Cienfuegos. Cuenta Manolo Álamo, haciendo alarde
de memoria, que trabó amistad con varias personas del pueblo, con sus apodos,
faltaría más, como Pepe el Negro, (a quien llamaba Chepe), Heleno Pérez (a
quien identificó como Miguel Ligero), Cándida la Figurina y Fernando el Gato, a
quien Cienfuegos bautizó como Fernandito el Cantinero del cinema aristocrático
(en referencia al teatro-cine Topham). Es el propio Álamo quien evoca al
verseador.
Algo le debió pasar con Pepe o Chepe el Negro, cuando le
dedicó estos versos:
“Chepe el Negro, relamido, con palabras traicioneras/ falso
que nunca ha tenido/ otro norte que el dinero/ si lo invitas a tu casa/ cierra
bien todo con llave/ porque puede ser que se abra/ llevándose unas cositas/
para después saber decir:/ ¡fue por las copitas!”.
Cuando escribió la Figurina, es probable que se refiriera a
una entrañable mujer portuense, Cándida apodada la Pirulina. En estos términos:
“La Figurina/ aquella mujer pálida, flaquilla/ que en otro tiempo
fue bella/ y vive por La Ranilla…”.
Finalmente, a Heleno Pérez le identificó como Miguel Ligero:
“Al cuco Miguel Ligero/ si no domina su risa/ por burlón y
majadero/ le taparé el agujero/ del cuello de la camisa”.
En fin, versos para una época de tribulaciones y penurias,
para animar la vida de un pueblo de espíritu burlón. Gracias a Álamo por su
aportación.
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