El vicepresidente de la
Comisión Europea y comisario de Asuntos Europeos, Olli Rhen, está empeñado en
que ganemos menos, un 10% menos, argumentando que con ello se gana en
competitividad. ¿Por qué será que siempre recaerán sobre los trabajadores este
tipo de medidas? A nadie se le ocurre moderar el beneficio de las grandes
empresas, por ejemplo, sino reducir el salario de los productores. Además, no
parecen bastar a autoridades como Rhen las iniciativas similares ya adoptadas:
hay que apretar más las tuercas a quienes vienen padeciendo y soportando las
consecuencias de la crisis.
Si la solución a los males
de la economía española es la reducción salarial, estamos arreglados. Ya la
reforma laboral del Gobierno, aplaudida sin cesar por los empresarios, ha
causado suficientes estragos. Pero hay que volver a penalizar y entonces se
descuelgan desde Europa con otra reducción salarial. Como si eso no
repercutiera en el consumo, por decir algo elemental. Como si los antecedentes
no fueran suficientemente ilustrativos.
Mientras tanto, la banca
luce sus beneficios millonarios del semestre. Que lo expliquen: por qué
mientras tantos sacrificios siguen haciendo los trabajadores, por qué mientras
los vientos de la economía y de la productividad siguen soplando desfavorables,
las grandes corporaciones bancarias obtienen suculentas ganancias.
Algo no cuadra. Salvo
fastidiar, como siempre, a los trabajadores.
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