La periodista autodidacta argentina y escritora, Leila
Guerriero, ganadora del premio Fundación Nuevo Periodismo (2010) y autora de
varios libros de éxito, ha confesado su irritación cuando lee a colegas que “solo
escriben historias haciéndolas pasar por su sola experiencia, lo que me pasó a
mí con el entrevistado. Eso me aburre muchísimo”.
Es un golpe
a la subjetividad, una tendencia contra la que se lucha denodadamente,
especialmente en determinados géneros. Cierto que puede haber alguna
experiencia personal extraordinaria, relevante, pero plasmada en un texto,
resulta contraproducente. La autora argentina es crítica con respecto a los
periodistas que asumen un papel protagónico en las historias que trasladan al
papel impreso.
Rechaza,
pues, la primera persona del singular en esas historias. No es la primera ni la
única, claro: siempre hubo reiteradas recomendaciones de evitar el ‘yoísmo’, el
ego que confiere una subjetividad tendenciosa. Tantas como la sugerencia de
utilización del plural de modestia o de autoría y no digamos del mayestático. Es
preferible, a nuestro juicio, utilizar la expresión el autor anticipó que esta otra: yo anticipé. Bien es verdad que, en el ámbito académico, al menos
en el latinoamericano, se advierte que no se debe usar la primera persona del
plural si se es el único autor de un artículo o de una entrada.
De todos modos,
sin pretensión alguna de clase lingüística, Humberto Eco parece zanjar la
cuestión con el siguiente razonamiento, tomado de un trabajo que firma Janet W.
May:
“¿Yo o
nosotros? ¿En la tesis se deben introducir las opiniones personales en primera
persona? ¿Se puede decir "yo pienso que …? Algunos creen que es más
honrado hacerlo así en lugar de utilizar el plural mayestático. No es así. Se dice
"nosotros" porque se supone que aquello que se afirma puede ser
compartido por los lectores. Escribir es un acto social: yo escribo a fin de
que tú que me lees aceptes aquello que te propongo. Como máximo se puede
intentar evitar los pronombres personales recurriendo a expresiones más
impersonales como: "por lo tanto se puede concluir que, luego parece
seguro que, al llegar a este punto se podría decir, es posible que, de lo cual
se deduce que, al examinar este texto se ve que", etc. No es necesario
decir "el artículo que he citado precedentemente", tampoco "el
artículo que hemos citado precedentemente" cuando basta con escribir
"el artículo citado precedentemente". Pero os diré que se puede
escribir "el artículo citado precedentemente nos demuestra que", pues
las expresiones de este género no implican ninguna personalización del discurso
científico”.
Leila
Guerriero, en cualquier caso, ha venido a decir que un periodista debe contar
las historias que suceden en el mundo y no de sí mismo. Su pensamiento se
condensa en algunas frases que son genuinos consejos para redactar y para el
ejercicio de la profesión.
Una de
ellas, por ejemplo, “el momento del perfil y el de la crónica, es el momento
del otro” es todo un mensaje. La empata con otra para robustecer su filosofía:
“La historia de un periodista nunca debe estar delante de la historia que uno
desea contar”. Claro que, como ella misma dice, todo texto periodístico es
subjetivo. Pero se trata de huir de toda tentación egocéntrica, de todo matiz
personalista que puede diluir y echar a perder un buen trabajo. El periodismo
está necesitado, por supuesto, de rigor estilístico, pero también de la
humildad necesaria que haga ver al lector que lo importante es la historia en
sí, la del otro.
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