El secretario general de la
Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), Ramón
Estalella, quien conoce bien la realidad turística canaria no en vano estuvo
vinculado a organizaciones del sector durante muchos años, ha declarado que la
hostelería española sigue sin aprobar algunas asignaturas. Y detalla tres:
acabar con la estacionalidad, mejorar la comercialización mediante nuevas
fórmulas y poner en marcha actuaciones caracterizadas por el estímulo y la
eficacia en el ámbito de la formación y los recursos humanos.
El presidente de esta misma organización, Joan Molas, da un
paso más y señala que la innovación y la oferta ilegal o clandestina son dos
prioridades a las que hacer frente sin reservas, si es que de verdad se quiere
hacer más competitivo un sector que está registrando unos porcentajes
productivos excelentes.
Habrá quien discuta si es positivo o no hacer estas
valoraciones en plena bonanza, aunque lo cierto es que algunos de estos
problemas son un clásico, si se nos permite la expresión: se viene hablando de
ellos desde hace mucho tiempo, y como se han reiterado declaraciones de este
tenor y sin dudar de que se habrán tomado algunas iniciativas, lo cierto es que
los dirigentes empresariales turísticos los siguen colocando en el debe.
Claro que éstos asocian la desestacionalización a
bonificaciones fiscales, anteponiéndolas incluso a la captación de nuevos
mercados para cubrir los vacíos de la denominada temporada baja. Por lo que se
ve, no han terminado de convencer a las autoridades ministeriales, de ahí que
se planteen este objetivo, acabar con la estacionalidad, a corto o medio plazo.
Se incide también en la formación. Estalella se queja:
faltan profesionales. Y considera que el problema estriba en que el empleado
formado cobra más y no se puede, en su opinión, “abonar salarios elevados por
los costes tan restringidos de las empresas para ser rentables ya que la
mayoría tiene que vender por precio”. Una vuelta de tuerca por su parte: si
sigue existiendo un déficit de formación -parece que en las grandes cadenas, no
tanto- y la precariedad en el empleo es un factor predominante, “se debería
formar al personal sin que implicase un aumento salarial, por lo que se debería
de incentivar de otra forma”. Pues ya deberían estar aplicándose los dirigentes
empresariales en la aplicación de medidas para generar, en cantidad y en
calidad, una mano de obra que se corresponda con la indiscutible importancia
que el sector tiene en la productividad económica del país.
De no hacerlo, se prolongarán los problemas. Seguirá
existiendo el mismo déficit. Se hará palpable la obsolescencia en los métodos y
fórmulas de comercialización. La prestación de servicios continuará siendo
insatisfactoria para una clientela cada vez más exigente. No basta conformarse
con que seguirán viniendo turistas, pase lo que pase. Con asignaturas
pendientes y prioridades aceptadas, no hay otra opción que poner manos a la
obra.
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