Manolo Yanes no necesitó de selfi -la palabra del año que
dice adiós- para cumplir con esa tarea pastoral que era, en tiempos difíciles y
de carencias, poner una inyección y auxiliar a personas necesitadas. La suya
fue una labor inmensa: el practicante del pueblo, el que no conocía horarios
ni ponía objeciones para acceder a sitios recónditos o nuevos núcleos de
población. Se conocía el pueblo como muy pocos. Y más: localizaba perfectamente
a familias y descendientes. Siempre atento, observador, un modelo de
amabilidad. Sus palabras de ánimo reconfortaban, en todos los sentidos. Hay
quien las invoca casi como una terapia.
Manolo cumple hoy noventa y nueve años. Nació en plena confrontación bélica, la
conocida como Primera Guerra Mundial, meses después del asesinato del
archiduque Francisco de Austria y años antes de que Alemania pidiera el
armisticio, hasta la firma del Tratado de Versalles. Yanes, siempre atento a la
radio y a los periódicos, cuando estos pasaban de casa en casa, vio pasar
conflictos y regímenes políticos con la naturalidad propia de un hombre
tranquilo que se granjeó el respeto y la simpatía de sus paisanos, de todo el
mundo que le conoció. Vivió pensando en los demás y se multiplicó para asistir
a quienes lo necesitaban.
La memoria de Abuelo Manuel es fértil. Su lucidez es
admirable. Recuerda hechos y personajes locales con precisión. Recita poemas y
versos de aquellos que circulaban de forma anónima por la ciudad en una suerte
de intercomunicación que antecede a las redes sociales. Algunos son de su
propia autoría, como estos:
“El difunto Pablo Iglesias/ la República buscó./ Pero nunca
consiguió/ darle fin a su promesa./ Luchó con delicadeza/ formaba revolución./
Pero siempre fracasaba/ porque entonces le faltaba/ la unión del pueblo español”.
Son una sencilla muestra de sus inquietudes sociales. Un
hombre del que sus familiares pueden sentirse plenamente orgullosos.
Nos parecía que su personalidad, en una fecha tan señalada, a
punto de su siglo, es merecedora de la entrada con la que despedir el año.
Felicitaciones. Para
él. Y para todos los visitantes del blog. Salud y bienestar en 2015.
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