La agencia de noticias Europa Press distribuía ayer una
información de la que se hicieron eco varios medios nacionales: Puerto de la
Cruz es el destino español con hoteles más baratos durante el presente mes de
julio. La citada agencia bebía de las fuentes del operador turístico ‘Trivago’
que citaba: el precio medio de pernoctación en este país es 118 euros; en la
localidad del norte de Tenerife, la media es de 68 euros por noche.
Tomemos nota, porque la
diferencia es de 50 euros. Y si hacemos la comparación con Costa Adeje (185
euros/noche), se eleva a 117. Demasiado, aunque el destino sureño esté entre
los diez primeros lugares del ‘ranking’ de los destinos más caros.
Las cantidades ponen de
relieve un desequilibrio preocupante desde todos los puntos de vista, el de la
oferta propiamente dicha. Difícilmente se puede aspirar a un destino
diferenciado y competitivo con precios irrisorios en una parte sustantiva de la
turoperación como es el alojamiento. Si se malbarata el producto, malo para
todos, todos pierden.
El sector privado, la
patronal hotelera, tendrá que dar alguna explicación. Y no basta con descansar
la culpa o la responsabilidad en las administraciones públicas. Socialicemos
las pérdidas, si es necesario, pero eso no enjuga las diferencias.
Lo que hay que debatir es
la introducción de mejoras para recuperar atractivos y agitar los mercados en
busca de clientela que hay que fidelizar. Innovación y cualificación: de ello
venimos hablando desde hace años. Cuando acuñamos la idea, agentes del sector
poco menos que la despreciaron por esa visión cortoplacista y por ese afán de
ganancias a toda costa, sin reparar en que este negocio es exigente y obliga a
superarse constantemente. Mucho tiempo se ha vivido de las rentas; ahora
tendrán que recuperar terreno a base de inversiones y dotaciones. Menos mal que
queda sol y playa para ir tirando.
En cualquier caso, no es
una buena noticia. Los costes concluidos en el estudio de ‘Trivago’ son otro
reflejo de la decadencia turística de un destino que fue puntero y que vivió su
época de esplendor, sin darse cuenta de que este tiempo no volverá. Si quieren
caminar hacia adelante, ha de esmerarse en la búsqueda de alicientes, ha de
hacer un inmenso esfuerzo colectivo para volver a disponer de una oferta atrayente
y diferenciada. Ahí tuvieron –y no queda más remedio que hablar en pasado- la
oportunidad del tren del Consorcio de Rehabilitación Turística. No sabemos si
volverá a pasar.
Por ahora, los precios
hoteleros entristecen. ¿Así se pretende generar empleo? ¿Y robustecer la
oferta? ¿Y hablar de excelencia? Por favor: si es que el domingo pasado –bien
es verdad que por una avería; pero ya pudieron haber avisado- ni siquiera una
de las piscinas del complejo ‘Costa Martiánez’ tenía agua.
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