En medio de las incertidumbres
enquistadas en el universo mediático, en las tendencias de la comunicación y en
la profesión periodística, cobra cuerpo qué hacer con la información o qué
tratamiento debe tener.
Los periódicos, por múltiples razones, han ido reduciendo el
espacio dedicado a la información de los pueblos. Cuando se creía que las
televisiones autonómicas iban a cubrir los vacíos que dejaban la estatal
pública o los canales generalistas, se comprobó que, salvo contadas
excepciones, las carencias continuaban. Los canales locales estaban llamados a
suplirlas pero, en su evolución, necesitadas de inyecciones financieras para
subsistir, no se sabe muy bien a dónde y quiénes se dirigen. Ni siquiera las
emisoras de radio, pese a mantener un mínimo cuadro de corresponsales o
delegados, han sido capaces de dedicar al hecho local la atención que se
merece, sobre todo, con programas de contenidos identificables emitidos en
franjas horarias alternativas o con inserciones en otros de más amplio espectro
desde los que remitir a la singularidad local informativa.
Han aparecido los digitales, algunos de cuyos
promotores/editores se han percatado de los huecos y se han lanzado a la
aventura bien es verdad que con desigual fortuna. Además de tener un mínimo
soporte económico, hay que implementar mucha profesionalidad para que el
producto sea creíble desde el primer día y amasar una cobertura que trate de
alcanzar el máximo de rincones posible. Dependerá mucho del enfoque que se
quiera proporcionar y en éste, a su vez, entran en juego factores muy diversos,
desde el geográfico (insular, comarcal o municipal) a la disponibilidad de
recursos humanos y el mismo desarrollo tecnológico.
En Canarias, algunas experiencias de esta modalidad digital
están siendo interesantes, aunque estén forzadas por circunstancias de crisis
de empleo. Las cabeceras empiezan a competir en un ámbito cada vez más exigente
y complejo. Algunas han ido moldeando un buen producto de comunicación en el que
la información de los municipios tiene su cabida pero la abundancia y la
multiplicidad de la oferta hacen muy inciertos su crecimiento y su
consolidación. El reto, para todos, es seguir ganando adeptos y credibilidad
hasta ocupar ese estadio de preferencias en el que habitaba la prensa y la
gente escogía.
Lo que debe quedar
claro es que la información cercana interesa. Cierto que los ayuntamientos y
organismos disponen de gabinetes de comunicación que confeccionan sus propios
sitios web o medios (revistas o publicaciones) y son, igualmente, en muchos
casos, fuentes de información. Pero los lectores o seguidores siempre querrán
acceder a medios de contenidos plurales y fiables, bien procesados y
contrastados. Fijémonos si interesa que va creciendo el número de personas que
dicen enterarse de las cosas o de los acontecimientos a través de las redes
sociales.
El director del Nieman
Journalisme Lab, de la Universidad de Harvard, Joshua Benton, se preguntaba
qué consecuencias pueden tener las iniciativas informativas que se están
imponiendo en internet. Cita algunos ejemplos de plataformas digitales o
audiovisuales que apenas se hacen eco de noticias locales. Aunque también
reconoce que otras, de notables contenidos hiperlocales, también fracasaron y
no supieron captar recursos comerciales muy al alcance para su mantenimiento.
Para el periodista, editor y ‘social manager’ sevillano,
Fran Barquilla, tratando de explicar la cuestión de Benton, la teoría de que
los medios digitales hiperlocales dispensan un tratamiento a asuntos noticiosos
o informativos que ignoran los medios convencionales, se ha ido diluyendo pese
a que hace pocos años, en plena crisis, se veían de forma esperanzada como una
salida frente al creciente número de cierre de medios y despidos de
periodistas. Y eso que “en cada temática -apunta- habría un nicho de mercado a
explotar de mayores o menores proporciones”.
Habrá que aguardar a ver cómo se despeja la incógnita, sobre
todo si la extrapolamos a Canarias. Es el momento de contrastar si el
periodismo digital local experimenta un nuevo impulso y termina preponderando o
termina fagocitado por otro modelo si se quiere más universal.
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