El hecho, la
agresión, es rechazable desde todos los puntos de vista. Según las imágenes,
por la forma que se produjo, hasta un acto de cobardía. Cuando la violencia
sustituye a la palabra, la repulsa aún es mayor. Intolerable, pues, la agresión
al candidato a la presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy. Que la campaña más
mediática de la historia se haya visto salpicada por este suceso, solo debe
fortalecer la democracia misma. Esa es labor de todos. Aunque algunos
descerebrados se empeñen en lo contrario.
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