“En
pos de la libertad/ abrazaré el ocaso/ y en la poesía nítida/ que
no reflejó el papel/ cerraré los ojos/ y mis labios musitarán/ sin
darme cuenta/ el prólogo de una despedida”, escribe Elsie Ribal
con el título 'Mensaje' uno de los poemas contenidos en Pensamientos
sin límites, el poemario que
firma junto a su hijo, Eladio Tavío, y que fue presentado en la
noche del viernes en un abarrotado Instituto de Estudios Hispánicos
de Canarias (IEHC),
Vimos,
sinceramente, a la mejor Elsie, a una Elsie pletórica, fiel a su
estilo de siempre a la hora de recitar, pero como más estimulada,
acaso por la concurrencia activa de su hijo Eladio que ahora
incursiona en el género, procedente de la pintura y la plástica.
Hay madera de artista, de creador, desde luego.
Dijo
la poetisa que su voz era de tierra y ahora es agua la que brota de
su sensibilidad contrastada en los términos clásicos y en las
metáforas sencillas de sus versos. “Siempre Elsie. Siempre dulce y
esencia sin límites”, escribe Eduardo Zalba González, licenciado
en Historia del Arte y uno de los dos prologuistas del reducido pero
sustancioso volumen. “Leer sus poemas es escuchar su voz”, vino a
decir Zalba, interpretando “el ejercicio de interiorización de la
dulce palabra susurrando los versos, acogida por el oyente como un
regalo a los sentidos que completa el cálido ejercicio de imaginar”.
Siempre
Elsie, en efecto, identificada con su nieta Laila, y con su biznieta
Lara, a quien, considerada como el último eslabón, ofrece el
trabajo literario, en atinada observación del polifacético Isidoro
Sánchez García quien ofició de presentador para destacar la
“impresionante potencia cognitiva” y la escritura en libertad que
atribuye a la autora. Sánchez se encontró a madre e hijo paseando
cerca del mar “para luego ir subiendo en altura hasta alcanzar las
estrellas por encima de las cumbres”. Elsie Ribal le susurra a su
nieta: “Hay una daga permanente en mi desierto/ un oasis con
palmeras de látigo/ y en la sombra el pensamiento de abuela/ que
sangra y cicatriza en mi regazo”. Tenía razón Isidoro Sánchez,
leyendo el conjunto del poemario: “A Elsie le gusta el
interrogante, la flor de cera, el preludio al sueño, el
sortilegio...”.
José
Gregorio Martín Plata, licenciado en Filología Hispánica, el otro
prologuista, se refirió a Pensamientos sin límites como
una declaración tan sincera como austera, sin artificios, llana,
“pero que horada nuestra propia reflexión vital”. La obra de
Ribal y Tavío, el acto mismo de su presentación, se configuró, en
palabras de Martín Plata, “como un conjunto de poemas breves en
forma de cápsula”.
Elsie
y Eladio cosecharon cálidos aplausos tras la lectura de esos poemas
encapsulados. La autora portuense se resiste a dejar el vínculo que
la unió a la creatividad poética desde su juventud. Desde entonces,
versos y más versos, estos de ahora, sin límites, reflejo de una
madurez ponderable, dichos con garra comunicativa y con gestualidad
ensayada. Su hijo quiere ser digno heredero.
En
el libro hay otro mensaje que debe tener en cuenta:
“Nadie
sabe que un soplo de nostalgia/ ¡cala tantas veces mi vida!/ Y en
esta prisión de mi existencia/ cuando camino en la recta final/ a
veces filtro en la vidriera del recuerdo/ el olvido sentido que
empapa soledad”.
Lo
dicho: la Elsie más lúcida. Siempre sensible y siempre imaginativa.
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