Los vientos turísticos
favorables también soplan en el Puerto de la Cruz. Lo reflejan las Estadísticas
de Turismo Receptivo del Cabildo Insular. Las referidas al primer semestre del
año indican que hay un 16,1% más de clientes que en el mismo período de 2015.
En números totales, 407.395 turistas alojados, tanto en el ámbito hotelero
(16%) como en los establecimientos extrahoteleros (16,4%).
Las cifras positivas se extienden también a las
pernoctaciones, pues se han registrado en el citado período más de tres
millones, un 16,2% más que en el ejercicio anterior. El promedio de estancia,
por cierto, se mantiene como en la contabilización anterior, es decir, una
media de 7,54 días, lejos, en cualquier caso de los nueve o diez días de hace
unos años. El índice de ocupación media de
los establecimientos alojativos de la zona fue de un 72,8%, un 18,9% superior a
la registrada en el mismo periodo del año anterior, que supone uno de los más
altos en muchos años. La ocupación hotelera se situó en un 78% y en los establecimientos
extrahoteleros fue del 61,7 %.
Interesa siempre, a la hora de conocer
las fuentes de mercados emisores, la procedencia de la afluencia turística. Y
aparece el mercado nacional, la gran baza de otros años, la verdadera obsesión
de empresarios y ejecutivos, como referencia principal. Y eso que la promoción
específica, por lo que trasciende, no parece ser muy impactante. Pero que el
mercado nacional tenga una cuota del 45,2%, con un incremento del 10,3% en
relación al primer semestre del pasado año, es significativo. En total, han
visitado el Puerto de la Cruz 184.313 clientes españoles, frente a los 223.082
extranjeros.
El consejero insular de Turismo,
Alberto Bernabé, ha explicado que tras los repuntes detectados en noviembre del
pasado año, los extraordinarios registros que coinciden con la edición del
Festival Internacional de Arte en la calle, Mueca,
y con las festividades del puentes del mes de mayo, el balance tiende a la
estabilización. Ya se verá cómo evoluciona en el segundo semestre, especialmente
por lo que concierne al mercado nacional que sigue siendo pieza codiciada en
otros destinos insulares.
Que los registros, además de ser motivo
de alegría, sean bien analizados y escrutados desde la óptica local. Que se
valore si obedecen a promociones acertadas o, simplemente, se va a rebufo de
excedentes, desvíos y otras circunstancias. Que no predomine la euforia ni
sirvan para dormirse en laureles. Pero que se aprecie bien lo que vale la
experiencia o la madurez del destino. Y que, aún con vientos favorables, la
necesidad de innovar y mejorarlo es imperiosa.
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