Londres,
la World
Travel Market (WTM),
la feria de las ferias, no iba a ser una excepción. Ni el ‘Brexit’
puede con las previsiones, que siguen siendo de crecimiento. Y así,
el presidente del Cabildo Insular de Tenerife, Carlos Alonso, ha
anticipado dos fases de ese aumento: primero, la presente temporada
invernal, que se prolongará hasta marzo del año próximo,
registrará un incremento del 22,5% en el volumen de plazas de
llegada por avión desde el Reino Unido, lo que en términos
absolutos significa casi ochocientos treinta mil visitantes. Y luego,
pensando en el verano de 2017, ese volumen oscilará entre el 18 y
20%. Las expectativas, por tanto, son casi inmejorables: las
frecuencias aéreas se verán potenciadas, principalmente desde el
aeropuerto de Londres-Stansted.
Si se cumplen las
estimaciones, Tenerife alcanzaría, a finales del presente año, una
plusmarca de turistas ingleses: más de dos millones de personas, un
20% más, lo que confirmaría la relevancia de este mercado en la
oferta insular, una cuota del 46,81% del total de británicos que
viajaron a Canarias el pasado año.
Las
apreciaciones de las compañías aéreas y los turoperadores
confirman que la fortaleza del destino es notable y que, pese a las
incertidumbres políticas, económicas y sociales, los británicos, a
la hora de escoger un destino vacacional, tienen en cuenta los
factores que lo caracterizan. Cabe pensar en eficaces soportes
promocionales pero es evidente que las coyunturas y las amenazas que
sufren otros países competidores sugieren una mayor seguridad entre
quienes buscan una relajante orilla de descanso. La estrategia a
seguir, entonces, es bastante clara: cuidar y cultivar los valores,
innovar y cualificar lo necesario, vectores indispensables para que
esa oferta de mayor capacidad aérea se corresponda con una demanda
creciente de plazas. Y si se quiere, un elemento añadido como
objetivo: la fidelización. Puede que, de cumplirse estas
previsiones, estemos asistiendo a un silencioso proceso de repetición
de viajeros, con la particularidad de que ahora, ante más
facilidades y más opciones, puede expandirse con mayor proyección.
Claro
que hay hechos que no deben enturbiar ni sembrar adversidades que
desnaturalicen las bondades de la oferta. Por ejemplo, las imágenes
de las goteras y filtraciones inundando parte del edificio terminal
del Aeropuerto Tenerife Norte Los Rodeos, como circularon tras la
pequeña tormenta del pasado fin de semana. El daño que pueden
causar es de altos niveles, luego se pone de manifiesto, una vez más,
la necesidad de un mantenimiento constante de infraestructuras y
servicios públicos. Posiblemente, nada incomode y haga recelar más
a los clientes que la inseguridad y las deficiencias que adviertan en
las disfunciones. Hablar a estas alturas del vértigo de las redes
para difundir imágenes -digamos- negativas resulta ocioso. Todos los
encantos y todos los atractivos resultarían pocos o insuficientes,
sobre todo cuando se va a remolque y se quiere reparar ese daño
derivado. ¿Recuerdan aquel sistema boca-oído, tan directo para
divulgar excelencias tras llevarse una favorable impresión? Pues
ahora, con los recursos de nuestros días, multipliquen.
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