Tenía
toda la frescura y todas las ganas de la juventud para abrirse paso
en cualquier campo. Terminaba la licenciatura de Ciencias Económicas
en La Laguna e incursionaba en la desaparecida Revista Local que
editaba el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz. En la asociación de
vecinos Jeriguilla, de su barrio de siempre, San Antonio, reafirmó
su compromiso por los demás. Aún recordamos su cara de
satisfacción, al lado de Paco Afonso, alcalde, cuando se materializó
la recuperación del local social para el barrio. Después, el propio
Afonso le ficharía para ir en la candidatura municipal socialista de
1983 y encomendarle la concejalía de Economía y Hacienda.
Entonces, Juan José Acosta de León, fallecido
repentinamente en la mañana de ayer, en Adeje, se decantó por la
política local. Llegamos juntos al Ayuntamiento portuense para
compartir afanes, vivencias gratificantes y sinsabores, que ese
ámbito, ya se sabe, es una colección de ingratitudes. Acosta se
decantó por el municipalismo, donde cultivó y desarrolló sus
primeras experiencias profesionales. En pocos tecnócratas hemos
visto una traducción política como él acreditó. De la mano de
destacados municipalistas catalanes como Didac Fábregas o Máxim
Loizu, del Centro de Estudios Urbanos Municipales y Territoriales
(CEUMT). Encabezó un proceso de innovación en la elaboración de
ordenanzas fiscales y la confección de los presupuestos generales
del Ayuntamiento, así como en la ordenación interna de los
departamentos municipales de sus competencias. Se acercó también a
la extinta Mancomunidad del Valle de La Orotava. Siempre quería
hacer cosas nuevas, de ahí que ahora valoremos los primeros intentos
de presupuestos participativos y de transparentar la gestión. A
mediados de los ochenta...
Después sería consejero del Cabildo Insular de
Tenerife y accedería a la secretaría del consejo de administración
de CajaCanarias. Nunca dejó de estudiar, estaba al día de las
modificaciones legislativas o de las medidas que implementaban los
gobiernos del Estado y de la Comunidad Autónoma. Fue redactor de
dictámenes, ponencias y enmiendas que servían de base a los
programas del Partido Socialista Canario-PSOE en el que desempeñó
distintas responsabilidades orgánicas, entre ellas la de secretario
general de la Agrupación Local del Puerto de la Cruz. Participó
activamente en varios congresos.
Fue un eficaz colaborador del alcalde Félix Real.
Pusieron en marcha la Federación Canaria de Municipios (FECAM), cuya
experiencia sirvió luego para crear la de Cabildos e Islas (FECAI).
Sin alejarse del todo de la política, optó luego por derroteros más
profesionales. Aún recordamos su gesto de sorpresa cuando asistimos
al acto de su toma de posesión como interventor accidental en el
Ayuntamiento de Icod de los Vinos, en 1995. Años después, ejercería
como gerente en el de Candelaria.
Pero su gran aportación, sin duda, fue la promoción y
entrada en funcionamiento de empresas públicas, como Pamarsa, en el
Puerto; e Icodemsa, en la ciudad del Drago. Juan José Acosta se
empleó a fondo para demostrar que el sector público tenía futuro
en el municipalismo. Es curioso: quienes le criticaron sin piedad
entonces, aún hoy se aprovechan de aquella iniciativa, en la que
siempre quiso contar -a veces sin fortuna- con el empresariado y
agentes sociales locales.
Observador, intérprete inquieto de la realidad
política, brindó siempre su experiencia y sus conocimientos a
quienes solicitaron su ayuda. Sensible, se emocionaba fácilmente,
trabajaba con denuedo en todo lo que asumía. Lector incesante de
ensayos y manuales de economía, dotado de una aptitud especial para
sintonizar con las aspiraciones y demandas de la población, fue un
hombre de ideas y convicciones progresistas que procuró pasar por la
vida queriendo ser útil.
Será siempre recordado.
Preciosa y emotiva semblanza, maestro.
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