Quieren
revertir la grave situación económica y social que atraviesan
muchos ayuntamientos españoles. Así arranca la Red Municipalista
contra la Deuda Ilegítima y los Recortes, promovida por ediles de
numerosas ciudades españolas -algunas, capitales de provincia-, a
los que se han sumado actores y plataformas ciudadanas de todo el
Estado, con un triple objetivo: propiciar el reconocimiento de la
ilegitimidad de la deuda por medio de auditorías ciudadanas de la
deuda y la gestión pública; construir un nuevo municipalismo que
entrañe más soberanía y más autonomía; e informar, sensibilizar,
empoderar y fomentar la participación ciudadana en la construcción
de ese nuevo municipalismo.
No
será fácil, desde luego, pues se trata de erradicar vicios y acabar
con prácticas que estrangulan a muchas haciendas locales; pero ya
están dados los primeros pasos para impulsar nuevas políticas
públicas y nuevas leyes que permitan, por fin, una financiación
apropiada de las haciendas locales, libre de ataduras e hipotecas y
de condicionantes políticas.
¿Cómo
se conceptúa la denominada 'deuda ilegítima'? Aquella que se
contrae para satisfacer las ansias de ganancia de unos pocos y a
espaldas de los intereses de la ciudadanía. Así se define en los
antecedentes de esta Red Municipalista, centrados en el Manifiesto
de Oviedo, suscrito
por concejales, diputados y activistas de varias organizaciones, que
se rebela contra varias normas que, según interpretan, socavan la
autonomía de gobiernos autonómicos e instituciones locales y atacan
los derechos de la ciudadanía. El Manifiesto, de hecho, recoge que
algunas medidas gubernamentales como el Plan de pago a proveedores o
el Fondo de Liquidación Autonómica, aplicadas tanto en comunidades
y en ayuntamientos sobreendeudados por obras faraónicas o inútiles,
pelotazos urbanísticos, sobrefacturaciones y todo tipo de
corruptelas como en administraciones en principio saneadas, han
inflado la deuda pública de manera ilegítima.
En
esta declaración de principios, los firmantes exigen un
cambio radical de la política de asfixia financiera aplicada por el
Gobierno del Estado hacia ayuntamientos y Comunidades Autónomas; la
derogación de la reforma del artículo 135 de la Constitución de
2011, la de la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad
Financiera y la de la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la
Administración Local; la devolución por parte de los bancos de los
intereses abusivos cobrados y el cese inmediato de los recortes y la
austeridad, revirtiendo sus consecuencias, identificando a sus
culpables e indemnizando a sus víctimas. Como puede apreciarse, es
una reivindicación de máximos que no debe dejar indiferente a
quienes se desenvuelven en el universo municipalista y en el mismo
ámbito económico-financiero. Sobre todo, porque en el documento se
recoge el compromiso que están dispuestos a asumir:
“Apoyar
la constitución de un frente formado por los municipios, las
Comunidades Autónomas y las nacionalidades del Estado español que
cuestione la deuda ilegítima y que trabaje para su anulación; un
frente que permita romper el aislamiento y la fragmentación; un
frente que permita tomar iniciativas para cambiar de manera favorable
la correlación de fuerzas respecto al Gobierno; un frente donde los
municipios fuertes brinden apoyo a los más débiles y más afectados
por las deudas ilegítimas; un frente para tomar iniciativas y llevar
a cabo acciones para liberarse del yugo de la deuda ilegítima y que
permitan encontrar financiación legítima para garantizar a la
ciudadanía el gozo de sus derechos económicos, sociales,
culturales, civiles y políticos.
Deben
iniciarse procesos de auditorías con participación ciudadana de la
deuda de nuestras Administraciones Públicas y reclamar la anulación
de las deudas identificadas como ilegítimas que hayan favorecido al
interés particular de una minoría privilegiada y en contra de los
intereses de las/os ciudadanas/os”.
Quizá
le repetición del término 'frente' sonó demasiado beligerante o
retrotraía a connotaciones históricas que no conviene refrescar, lo
cierto es que el Manifiesto de Oviedo germinó
en esta Red cuyos promotores mucho tendrán que moverse y persuadir
con tal de alcanzar unos objetivos y generar unas sinergias que
afectan directamente a los contribuyentes.
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