La
libertad de expresión e información en un Estado de derecho fue
objeto de reflexión y análisis en el tercer Foro IEB de Derechos
Fundamentales. El Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), fundado en
1989, es un Centro de Estudios Superiores adscrito a las
universidades Complutense de Madrid y Rey Juan Carlos I, y
patrocinado por la Bolsa de Madrid. Con motivo de su trigésimo
aniversario, en efecto, puso en marcha esta iniciativa encabezada por
Ignacio Gordillo Álvarez-Valdés, profesor de Derecho Penal del
citado instituto y ex fiscal de la Audiencia Nacional. Como ya se ha
apuntado, se trataba de estudiar a fondo los diversos derechos que
la Constitución recoge y tipifica como fundamentales, junto con las
libertades públicas, que están siendo materia de debate y requieren
orientación en la sociedad.
Participaron
en esta tercera edición profesionales de amplia trayectoria en los
medios de comunicación e instituciones del sector como: Isabel San
Sebastián, periodista y escritora; Vicente Lozano, redactor jefe y
columnista de El Mundo; Nemesio Rodríguez López, presidente de la
FAPE; Carmen Gurruchaga Basurto, periodista y tertuliana de Carlos
Herrera en COPE; Isabel Durán, periodista, asesora de la Fundación
Telefónica y autora del libro “Todo comienza ahora”; Ignacio
Sánchez Cámara, catedrático de Filosofía de la URJC y miembro de
la Fundación Valores y Sociedad; María Eizaguirre Comendador,
editora del Canal 24h y Víctor Sánchez del Real, periodista y
diputado del partido Vox.
Entre
las debatidas, una cuestión que interesa, el deterioro de la
profesión. En el documento final del Foro, que condensa impresiones
y reflexiones de los intervinientes, se concluye que “El derecho a
la información no es derecho a hacer preguntas en ruedas de prensa,
sino un derecho fundamental de los ciudadanos a conocer información
veraz y que cuando se ataca ese derecho se ataca a la sociedad y a la
salud de la democracia”.
En
ese contexto, ¿cómo es el desempeño profesional de los periodistas
y cuáles son las razones del deterioro aludido? Se parte de un
principio teórico: “Los periodistas deben ser notarios de la
realidad, pero cada vez lo son menos”.
Y
es que la evolución política de los últimos tiempos hace que “el
país se haya dividido en
dos sectores y la mayoría de los periodistas se han alineado con uno
de los dos y lo narran con bastante sectarismo. Están coartados por
presiones políticas, se limitan a contar el argumentario que les han
pasado o los echan a la calle”. Porque luego aparecen los riesgos
y, en muchos casos, las fatales consecuencias: “Los periodistas
tienen miedo a quedarse sin trabajo. La libertad es cara”.
Esta
última afirmación nos parece crudelísima. Máxime cuando se
aprecia que “estamos en un momento bastante complicado por la
autocensura porque muy pocos periodistas se atreven a decir de verdad
lo que piensan, por las ruedas de prensa que en realidad son notas
informativas, no hay preguntas y por lo tanto no se verifican”.
Entonces
surge nuevamente el alcance de la responsabilidad de los periodistas.
Tenemos que ser consecuentes y ser plenamente conscientes de “cómo
transmitimos el mensaje y la importancia que tienen las palabras y el
lenguaje que utilizamos. Estamos en un momento crítico para los
medios de comunicación donde sinceramente los periodistas deberíamos
hacer autocrítica, porque lo hacemos poco y en seguida caemos en las
etiquetas”.
O
sea, que de los periodistas también depende cambiar el estado de
cosas. Habrá que esmerarse. No es cuestión de seguir abonando esa
tasa tan cara.
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