Pues hay que creérselo. Y además, nos ha tocado a los
periodistas. Luego, aquello que, medio en broma medio en serio, decíamos en
cualquier conversación no hace mucho tiempo, ‘llegará un día en que haya que
pagar por trabajar’, ya se cumple. Que
lo tenga presente el Gobierno, a propósito de la nueva reforma laboral.
No es broma.
Esos niveles hemos alcanzado, impensables hace unos años, aun cuando los
índices retributivos, en la mayoría de los casos, fuesen bajos. Pero poco era
más que nada y ese poco servía para ir tirando, para estimular el quehacer,
para sentirse motivado y obligado y para terminar sumándolo a otro ingreso con
el fin de ir tirando y subsistiendo.
El caso es
que desde finales del pasado año circula un anuncio cuyo texto señala que, en
Barcelona, se buscan periodistas deportivos para nuevo formato radiofónico. “El
coste para el periodista -precisa- sería de 100 euros por mes para poder
aguantar los gastos de la radio como el alquiler del estudio, la presencia de
un técnico de sonido y los gastos tangibles que tiene el medio”.
Y se añade
en el insólito texto: “Como retorno, cada periodista será libre de buscarse
unos patrocinadores que le garantizarán un retorno sobre la inversión realizada
de 100 euros por mes”.
Es que ni
siquiera la vieja fórmula de por sí discutible, ya empleada en algunos medios,
especialmente emisoras de radio, la de alquilar el tiempo a cambio de una
cantidad fija que se ingresaba en las cuentas de la casa, resiste una
comparación con esta opción que surge en plena sangría profesional, en plenos
procesos de destrucción de empleo. Porque, fíjense que el planteamiento, al
traspasar la frontera de la dignidad laboral y profesional, para nada prima los
contenidos informativos. Al contrario, lo que busca, lo que quiere es el
ingreso económico. Es decir, búsquense la vida como agentes comerciales, armen
una cartera de clientes, sean además recaudadores. Antes financieros que
periodistas. Ni siquiera el señuelo de los cien euros, que parece una cantidad
ridícula, justificaría la supuesta ganga.
Pagar por
trabajar en la España del siglo XXI. Ya no es la destrucción de empleo como una
característica de la presente legislatura, ya no es el aprovechamiento
descarado de las circunstancias por parte de algunos empresarios
inescrupulosos, ya no son las sensibles reducciones aplicadas en el ámbito de
la comunicación que han desembocado en la desaparición de cabeceras, medios,
programas y puestos de trabajo sino la configuración de recursos como el que
comentamos y que reflejan la sangría, la carencia de horizontes y hasta la
cercanía a algo parecido al esclavismo. Triste pero real: el estado de
desesperación y sumisión ha generado opciones como esta, bastante inaceptable.
Este otro revelador
anuncio: “Se busca periodista para periódico digital libre. La oferta no es
remunerada pero se ofrece la oportunidad de escribir en estos tiempos tan
difíciles en los que este trabajo desaparece, cuando más noticias tenemos que
dar. Anímate y participa en esta aventura”.
Que encima
sea calificado como aventura algo tan inefable, desborda la capacidad de sorna
con que afrontar este asunto. Claro, ha llegado el día de pagar por trabajar.
Inaudito.
En esas andamos y la reforma de la FP, la cacareada FP Dual, no es más que sustituir empleados por "aprendices" cobrando la empresa por "formarlos" como pinches.
ResponderEliminarUn saludo