Cuando vuelven a sonreír o a ser moderadamente favorables las
estadísticas, hay que ponderar nuevamente la marca Puerto de la Cruz en los
mercados turísticos a partir de su sello histórico, del prestigio ganado cuando
había que incursionar y ganar espacios hasta consolidarlos, de su trayectoria
labrada durante décadas, de su capacidad para resistir y tratar de remontar en
pleno proceso de decadencia… Es casi como decir que vive de las rentas porque,
en efecto, mantener o mejorar índices de afluencia y estancia cuando a duras
penas está en condiciones de afrontar las exigencias del concepto
competitividad, cuando son contados los reclamos o las innovaciones de los
últimos años con que estimular los mercados emisores, resulta muy meritorio.
Una primera conclusión es que, con unas dotaciones adecuadas, con unos
remozamientos apropiados, con acontecimientos debidamente dimensionados y con
una tarea de mantenimiento eficaz y lucida que invite a nativos y visitantes a
cuidar los valores de la ciudad, la oferta se revalorizaría de forma
considerable.
Por ello,
sería buena una reflexión o un análisis del sector sobre el valor de los
registros más recientes, más allá de la coyuntura. Habría que determinar las
razones de ciertos crecimientos para poner a prueba la sostenibilidad y los
rumbos del futuro. Hay que aprovechar el conjunto de la planificación hecha por
el Consorcio de Rehabilitación Turística desde que la gerencia estuvo a cargo
de Fernando Senante. Hay que insistir en averiguar grados de satisfacción de
clientes. Hay que priorizar mercados. Y hay que insistir en el mensaje de que
el turismo lo es todo si es que se quiere cualificar el producto y proyectarlo
como un compromiso que afecta a la productividad económica y al progreso
social.
Dormirse en
laureles, como ha ocurrido durante tanto tiempo, sería muy negativo. Si en el
primer cuatrimestre del año, han venido al Puerto de la Cruz doscientos treinta
y seis mil cuatrocientos catorce turistas, es decir, un incremento del 3,9% con
respecto al mismo período de 2013; si han aumentado los porcentajes de
ocupación y pernoctaciones; si el contingente de alemanes ha subido un 14%; si
las cifras de nuevos mercados, como el ruso, o de perdidos como el francés o el
suizo, son estimables; y si en la estancia media, el Puerto de la Cruz logra el
mejor registro desde 2006, con 8,65 días de promedio, es que hay fundamentos
para hacer efectivo el propósito de lograr un destino turístico diferenciado,
con sus atractivos naturales y con sus cualidades para hacer que el visitante
repita.
Luego hay
que esmerarse en la innovación y la cualificación. Pero también en los
detalles: en calles limpias, jardines y pavimentos bien cuidados, ocupación de
vía pública racional y no anárquica, funcionamiento de los servicios públicos…
Más turistas, de acuerdo; mejores rendimientos, también. Pero hay que
contrastar las razones. Y enriquecerlas para no hablar de racha coyuntural,
beneficios circunstanciales o dependencia de terceros. Eso equivaldría a seguir
viviendo de las rentas.
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