¿Ven como no hay que producir
discursos triunfalistas cuando bajan las cifras de desempleados? ¿Se dan cuenta
de que no hay que atribuirse -siquiera de forma subliminal- logros en esta
materia fruto de políticas y reformas aplicadas? ¿Hacen falta más subidas en el
índice de parados para demostrar que la crisis no es cosa del pasado? Y así,
sucesivamente…
No solo ha aumentado la
cifra de parados en enero -en Canarias, escapamos el mes pasado, por cierto-
sino que, según ha revelado el propio ministerio de Empleo y Seguridad Social,
las prestaciones por desempleo, al cierre del ejercicio anual 2014, siguen
experimentando un progresivo descenso con una reducción en términos globales
del 17,5% en relación con el año anterior. El gasto en prestaciones se situó en
veinticuatro mil quinientos sesenta y nueve millones de euros.
Los datos aportados por el
mismo ministerio son reveladores: la prestación contributiva del año 2014 se
sitúa en el promedio de los ochocientos veintitrés euros brutos mensuales
frente a los ochocientos ochenta y siete de 2013. Tal disminución significa que
los parados han cobrado de media 63 euros menos, un 7,1%.
Siempre según la misma
fuente, los beneficiarios de prestaciones por desempleo registrados a finales de
diciembre pasado ascendieron a
2.417.742, un 11,9% menos que en el mismo mes de 2013.La
cobertura total del sistema de protección por desempleo se situó en el 57,6%,
frente al 61,4% del año anterior, lo que supone un descenso
de la cobertura del 6,2%. En diciembre, para acabar con los datos conocidos, un
12% menos de parados recibía una prestación económica.
Esta vez no hubo
anticipo autocomplaciente del presidente del Gobierno. Ha sido el ministro
Soria quien, en un programa de televisión, habló con la autosuficiencia que
caracteriza a los dirigentes gubernamentales: pese a los datos desfavorables,
se crearán miles de puestos de trabajos diarios. Quiso emular a González Pons.
Da igual.
Lo ocurrido, esos
registros de enero, unidos a la pérdida de casi doscientos mil cotizantes de la
Seguridad Social, más los totales de las reducciones en distintos conceptos de
prestaciones, demuestra que esta materia no es para andarse con alegrías
dialécticas ni con manejos electoreros. Hay que ser más realistas, más comedidos
y más autocríticos.
Pero de eso parecen
entender poco en el partido gubernamental. La crisis, digan lo que digan, sigue
entre nosotros.
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