“Innovar no es crear falsas
expectativas al cliente para luego no cumplirlas, escribe Yeray González en un
interesantísimo suplemento dedicado a la innovación turística y que publica el
sitio digital hosteltur.com. No descubre nada, desde luego, pero apunta
bien en la dirección de lo que no debe hacerse y de las repercusiones negativas
derivadas de la confusión. Algunas ofertas, colectivas o individualizadas,
vienen flaqueando precisamente por ni siquiera saber presentarlas. “De nada
sirve meterle horas de 'photoshop' a las imágenes de tu establecimiento
-escribe González- si luego el cliente llega y ve que el mar está a kilómetros,
o que la habitación no es tan bonita como la de la foto cuando reservó”.
Es
el ejemplo adecuado. No hay que rebuscar más para despejar incógnitas o dudas
sobre la teoría y la praxis de la innovación turística, principalmente la que
debe ser aplicada en la relación directa con el visitante. No solo es engañarle
sino que tales métodos -quién sabe si para ahorrarse unos euros- solo sirven
para obrar de forma equivocada entre quienes los practican.
Innovar
es algo más. Es superar obsolescencia, es brindar atractivos en el conjunto de
una oferta, es tener algo más que un perfil en las redes sociales, es mejorar
estándares y niveles de prestaciones, es propiciar una política de precios
dinámica, es hacer, en definitiva, todo lo que sea posible para que se
reconozca la competitividad del producto y para lograr la fidelización del
cliente.
El
asunto no se arregla con un par de conexiones a internet o con una “ventajosa”
oferta de habitación más spa, por citar algo recurrente. Hay que echar más
imaginación y, sobre todo, invertir con fundamento y visión de futuro, única
manera de hacer tangible esa innovación de la que venimos hablando desde hace
años pero que, por las razones que sea, no termina de cuajar o materializarse.
El sector tiene que emprender y arriesgar. Y procurar, de paso, que la
Administración también cargue baterías e impulse aquellas actuaciones que,
supuestamente, tienen como finalidad superar deficiencias y crear las condiciones necesarias para que los
entornos, los factores inrtrínsecos (como seguridad y transportes) y los
soportes de la oferta (entre ellos, los promocionales) constituyan una
plataforma permanentemente atractiva.
Se
supone que de esto andarán hablando. Si no, innovar será, sencillamente, un
verbo sin conjugar.
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