Es insólito y por tanto, hay
que destacarlo: que a estas alturas, con todo lo que ha sucedido, los
trabajadores hagan público un comunicado de apoyo a su empresa, causa, cuando
menos, estupor. Algo ha tenido que pasar, circunstancias de muy distinta índole
tienen que concurrir para que esto se haya producido. Nos ha llamado la
atención y por eso nos referimos al asunto, aunque ello significa volver a
ocuparnos de la situación del complejo turístico ‘Costa Martiánez’, popularmente
conocido por el Lago.
Los trabajadores salen en defensa y promoción de su empresa.
Hablan de condiciones climáticas y de descenso de visitantes, pese a lo cual,
aquélla ha mejorado sus ratios económicos y ha cumplido, no sin esfuerzos, los
compromisos con la parte social. “Esta empresa representa una posibilidad real
de encaminar la situación para dar viabilidad, de una vez, a esta concesión”,
dicen en el comunicado en cuya parte final apelan a los partidos políticos y a
las instituciones del Puerto de la Cruz y de Tenerife para que, en la medida de
sus posibilidades, apoyen a la empresa “y saquen nuestra situación de la arena
política para garantizar nuestros puestos de trabajo”. La guinda: “Al tiempo
que se consigue eliminar las deudas contraídas por la empresa en beneficio de
todos los portuenses y, en particular, de este emblemático recurso turístico
del municipio y de la isla”.
Respetando el criterio de los trabajadores, parece aplicable
aquello de los pájaros contra las escopetas. Los términos de su comunicado, en
efecto, son reveladores. ¿Acaso de alguna imposición, acaso de algún temor
inducido a perder los puestos de trabajo? La posición, en tiempos de reforma
laboral, de restricciones, de desmantelamiento del Estado de bienestar y de precariedad
en el empleo es, ciertamente, inaudita. Habría que remontarse a la noche de los
tiempos para encontrar una postura similar. Que soliciten quedar al margen de
la arena política, menospreciando, incluso, a quienes hasta ahora les han
defendido, es llamativo. Benditos trabajadores, tendrá que decir la empresa.
Sus sindicatos -si es que pertenecen a alguno- no sabemos por dónde respirarán.
Pero bueno, todo esto trae causa de la confusión que desde
hace algún tiempo predomina en el complejo. Desde el mandato anterior, el
gobierno local perdió una excelente oportunidad de propiciar una solución al
rechazar una comisión de investigación de las concesiones administrativas
pedida por la oposición. Y lo que es peor: ¿qué habrá sido de aquel Plan
Integral para el complejo aprobado hace unos meses? ¿Habrán redactado ya el
primer folio?
En serio, defensa y promoción laboral (creemos que
coyuntural) al margen: la situación del complejo, sus servicios interiores,
su gestión no puede continuar por los mismos derroteros. El gobierno local
podrá seguir entretenido, si quiere, en políticas clientelares, en recelos
clientelares, en ensoñaciones privatizadoras y en indiferencias varias; pero
tiene que afrontar la realidad con otro ánimo y con otra iniciativa.
Porque si las informaciones no son inciertas, el contrato
concesional se incumple por parte de la empresa al no haber abonado en el
presente año y en los dos anteriores el pactado cánon correspondiente. Que lo
sepan los trabajadores: eso significa que el perjuicio es evidente para todos
los portuenses, no solo para ellos. ¿Habrá algún informe técnico sobre tales
incumplimientos y sus consecuencias?
No, si al final, terminaremos aceptando que este mandato es
el del ‘Shangri-La’ (paraíso terrenal)
de las empresas.
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