Es curioso esto. De manera que en el
Senado español, representativo de todo el Estado, se hablan todas sus lenguas,
que para eso son cooficiales. Y ahora el castellano desaparece de la web del
Parlament catalán. Si esa es la independencia, que conduciría al aislamiento,
mejor no imaginar el resto. Don Manuel Azaña, al hablar del particularismo
catalán, se quedó corto. Qué lástima, Catalunya, qué lástima.
Desde ayer tarde, cuando insertamos
esta opinión en una red social, crece el debate en la misma, con multiplicidad
de criterios, algunos claramente condicionados por la fractura social abierta
en aquella comunidad que no solo enfrenta a catalanes sino a muchos de éstos
con el resto de España. Algunas posturas, por cierto, son radicalmente
irracionales, hasta el punto de hacer más sombrío el panorama.
Qué lástima, Catalunya, qué lástima.
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