“Desinencias deportivas. Irreverencias
literarias”, es un atinado compendio de Deportistas
ejemplares (Veredalibros), libro original del doctor, licenciado en
medicina y cirugía por la Universidad de La Laguna, máster en rendimiento por
el Comité Olímpico Español y deportista, Javier González Pérez, que ha sido
maratoniano, ‘ironman’ y maratón ‘des sables’.
Alguien que escribe, pues, con conocimiento de causa, como
ya acreditó en su anterior entrega, Sudando
tinta (Editorial Idea), y con varios premios en distintos concursos. Fue
también finalista en el concurso de críticas literarias de Babelia, del diario
‘El País’.
Y alguien que, sobre todo, pone a prueba en este libro su
imaginación. Que no es corta ni se agota en cuatro o cinco metáforas
ocurrentes. Al contrario, ‘doc’ González -afectuosa licencia con que le
tratamos desde hace años- hace vuelos en niveles de toda altura cada vez que
inicia y redondea relatos preñados de asertos inverosímiles que enhebra con
cierto sentido lúdico y con profunda carga de ironía o sarcasmo.
El autor revela, además, un dominio lingüístico poco común.
Hace gala del vocabulario médico-deportivo en conceptos y contextos hasta
revelarse como un artista atrevido, como un experto de la práctica deportiva y
de la ciencia médica capaz de atraer la atención del lector con una escritura
llamativa que nos transporta por elevación a pistas atléticas, estadios,
canchas, piscinas o graderíos donde todo es posible y donde la racionalidad
cede ante el posibilismo con generosa capacidad creativa.
“Desinencias deportivas. Irreverencias literarias”, es el
título del texto de contraportada suficientemente revelador del estilo y del
fondo de González Pérez: “Microrrelatos de cien caracteres leídos en 9,58 seg;
un pensamiento con rosca que se cuela por la mismísima escuadra; renglones
nadados con ingenio; una barra de equilibrio hecha con juegos de palabras;
historias concentradas de ácido láctico; jabalinas que hacen volar la imaginación;
transiciones entre vocales atacantes y consonantes a la defensiva que obligan a
repetir el disparo de la lectura; crónicas construidas con letras de tartán;
párrafos agarrados a una pértiga que catapultan espejismos deportivos”.
Deportistas
ejemplares, prologado por el atleta Basilio Labrador, que llega a hablar de
ironía virtuosa, es la obra de quien, desde joven, y antes de terminar sus
estudios universitarios, concibió el deporte como un desarrollo de la
personalidad humana que debía aprovecharse desde la triple vertiente física,
científica e intelectual. La cubierta e ilustraciones de Adán Luis López Alemán
suplementan las doscientas cincuenta y cinco entradas -algunas de ellas,
dedicadas- y la Utopía final que
proporcionan una interpretación original y diferente del hecho deportivo
cotidiano.
Decir que la lectura del libro de Javier González Pérez es
amena, es quedarse corto. Tanta imaginación solo puede producir interés y ganas
de saber cuáles son los pasos siguientes entre consultas, terapias, competiciones
y seguimientos de espectáculos de masas o de simples pruebas domésticas.
“El tiempo todo lo puede”, por emplear el título de uno de
sus microrrelatos.
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