Veintiún jóvenes originarios de dieciséis países europeos han
participado en un curso de ‘Erasmus’ de Educación No Formal, clausurado el
pasado sábado en el Puerto de la Cruz.
Interesante iniciativa para promover los valores europeos,
para fomentar el aprendizaje intercultural y para intercambiar conocimientos
sobre las acciones que cada país desarrolla en materia de juventud. Interesante
porque todo lo que sea formación contribuye a un mejor conocimiento de la
realidad en la que los jóvenes se van desenvolver. Y porque si es un marco como
el de la ciudad turística, que intenta remontar el vuelo a base de aportaciones
y convocatorias en las que los jóvenes de todos lados se sientan estimulados e
intercambien experiencias y criterios, debe servir para proyectar su nombre y
su oferta en todos los ámbitos que se pueda.
Recordemos que Canarias es candidata a Capital Europea de la
Juventud 2019 en el marco de la iniciativa “Islas Canarias, Olas de Juventud
2019”. Este curso de ‘Erasmus’, independientemente de los contenidos orientados
a mejorar las técnicas de la modalidad de Educación No Formal en los programas
europeos, tiene que haber sido una valiosa plataforma de conocimiento.
Transferirlo, intercambiarlo, es lo mejor que puede suceder.
El Puerto de la Cruz precisa de incentivos que cualifiquen su
oferta, aunque aparentemente tengan un significado o un ámbito reducido.
Perdido el turismo de congresos, hay que hacer todo lo posible para
recuperarlo, siquiera con materias específicas como la derivada de esta opción
para la población juvenil.
De ahí que, en su momento, dijéramos que ésta era una
información interesante. Que los valores europeos hayan encontrado en el
municipio un espacio donde ser analizados y proyectados repercute
favorablemente, seguro.
Ojalá haya más.
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