Algo se mueve en educación. La Ley Orgánica para la Mejora de
la Calidad Educativa (LOMCE) va a ser modificada en lo concerniente a las
reválidas y con ello desaparece una de las preocupaciones que mayor
sensibilidad había despertado en buena parte de la comunidad educativa.
Se trata de un paso significativo, plasmado en un acuerdo de
la Conferencia Sectorial de Educación, de modo que la evaluación final de la
Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) tenga carácter muestral y no censal, en
tanto que la de Bachillerato será semejante, en su mayor medida, a la derogada
selectividad, o sea, con exámenes solo de las materias troncales de segundo
curso y no de los dos cursos como establece la Ley. Ello supone el fin de las
que en círculos políticos y académicos eran consideradas reválidas injustas y
segregadoras.
Es probable, tras este paso, que las cosas no queden ahí.
Evidentemente, la situación política ha cambiado: el partido gubernamental
empieza a darse cuenta de su situación minoría parlamentaria que obliga a
hablar, dialogar y negociar, especialmente aquellas cuestiones de calado social
merecedoras de algo más que la simple imposición. La educación es una de ellas.
Más allá de las coyunturas políticas, lo importante con la educación es
alcanzar un modelo estable que satisfaga, en la medida posible, al conjunto de
la comunidad educativa.
Por eso, si se persevera en los planteamientos de derogar la
LOMCE, además de obtener los necesarios consensos entre gobiernos con competencias
en Educación y representaciones parlamentarias en las Cortes, el objetivo final
no debiera agotarse en la mera derogación sino en la búsqueda de un pacto
social y político por la educación. Esa es la demanda de la sociedad española.
Habrá que estar atentos, en ese sentido, a lo que debate y
decida en el seno de la Conferencia Sectorial que acordó, además, crear una
subcomisión parlamentaria que habrá de definir o concretar no solo los
contenidos de la nueva Ley sino la articulación de la participación social de
la comunidad educativa.
Lo dicho: algo se mueve en educación.
En la mayoría de Institutos los grupos de Secundaria siguen con 30 alumnos por aula; en Bachillerato se alcanzan los 35 alumnos y a veces se supera esa cifra. Muchos Centros tienen serios problemas de infraestructura; hay unos 30.000 docentes menos que hace 7/8 años y la inversión global en educación es del 4,36% del PIB cuando el promedio de la UE es del 4,9% y el de la OCDE del 5,3%.
ResponderEliminarCambiar las leyes (LOGSE, LOE, LOMCE y las que vendrán) está muy bien, el papel lo aguanta todo, pero sin una financiación cierta poco cambio debemos esperar. Mientras tanto seguiremos discutiendo sobre revalidas si o no, sobre si la religión debe contar o no para la nota media y la beca, etc, etc.
Un saludo