España ha recibido un serio
varapalo en lo que a independencia judicial se refiere. El Grupo de Estados
contra la Corrupción (GRECO), dependiente del Consejo de Europa, ha hecho
público, en efecto, un nuevo informe en el que se critica la inhibición de
nuestro país tras haber recibido recomendaciones para fortalecer aquel
concepto. En el informe se constata el desinterés en revisar el sistema de
elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) con el
fin de mejorar la actual situación “tanto en apariencia como en la realidad”.
Las conclusiones reabren un
viejo debate, al que no se ha sabido ni se ha podido dar una solución estable y
satisfactoria. Un escenario político en el que el bipartidismo ha perdido
protagonismo contribuye a una cronificación del problema que estriba en el
pacto o sistema seguido para la designación del gobierno de los jueces.
De manera que se ha llegado
a un punto en el que la credibilidad de la justicia también flaquea por uno de
sus principios básicos. El GRECO valora positivamente algunas medidas puestas
en marcha por jueces y fiscales pero lamenta que sus sugerencias no estén
siendo tenidas en cuenta. Ello sucede en un contexto de corrupción política que,
en algunas fases, se ha hecho insostenible en nuestro país. Por esas razones,
el citado Grupo alude en su informe al denominado Plan de Regeneración
Democrática que consigna iniciativas tales como el aumento de la transparencia
en las instituciones, la reforma de las normas que regulan la financiación de
los partidos políticos y la promoción de la integridad en la vida política para
combatir la casuística y erradicar, en la medida de lo posible, esas extendidas
prácticas de corrupción.
También se habla en el
informe de la necesidad de fortalecer los controles que lleva a cabo el
Tribunal de Cuentas, aunque el GRECO llega más lejos y plantea la creación de
nuevas tipificaciones penales para un determinado delito de enriquecimiento
ilícito así como el endurecimiento de las penas para los delitos de corrupción
y la aceleración de los procedimientos tras unas investigaciones que deben ser
ágiles y eficientes.
A
ver qué resultados aporta la legislatura recién estrenada en este capítulo.
Porque se quiere un nuevo código de conducta para diputados y senadores. Y
porque se quiere revisar a fondo el régimen de información financiera, además
de establecer algún mecanismo corrector o sancionador que sea de aplicación
cuando se constate mala conducta.
Por
último, este Grupo reclama incidir en las medidas para mejorar la información
patrimonial de los integrantes de los poderes públicos, lo que considera un
importante instrumento para evitar conflictos de intereses. Entre los datos a
conocer, señala los bienes inmuebles y vehículos, los nombres de las empresas a
las empresas de las que tienen acciones, los créditos obtenidos de entidades
financieras o las donaciones recibidas.
Como
se puede apreciar, aún mucho por hacer. Confiemos en que después de las quejas
porque no se hace caso a las recomendaciones, haya otros comportamientos y
otras políticas más comprometidas para dar sentido a la independencia judicial.
El varapalo de ahora debe servir de estimulante lección.
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