Francis
Pérez ya destacaba con un trabajo exquisito. Eso de plasmar en
imágenes la vida submarina, ese descubrimiento constante que
significa bucear, ya eran inquietudes que trascendían. Acreditaba
Pérez la sublimación naturalista de los fondos del mar en medios
especializados, en la red, en su propio sitio web, en libros y allí
donde le brindaron la oportunidad de exponer sus conocimientos y sus
experiencias.
Así
saludábamos, en septiembre de 2014, el gran salto de este portuense
que ya no es tan desconocido desde que una foto suya sirvió de
portada al último libre del prestigioso sello National
Geographic, titulado Blue hope (algo así como Esperanza azul),
del que es autora Silvia Earle, bióloga, oceanógrafa y prestigiosa
científica con más de sesenta años de trayectoria profesional.
Siete mil horas bajo el agua, un récord personal de inmersión en
solitario a mil metros de profundidad y más de un centenar de
exploraciones avalan el trabajo de Earle, considerada como una
auténtica ‘número uno’ en la investigación y conservación del
mundo oceánico. La portada del libro es la foto de Francis Pérez,
tomada, según su propio testimonio, cerca de Los Gigantes, en el sur
de Tenerife, a dos o tres millas de la costa, en mar abierto. “No
fue una foto pensada sino ocasional, como ocurre con casi toda la
fotografía de la naturaleza”, explicó en este mismo periódico.
Pérez
se inició en la fotografía submarina en 2001. Le apasiona el mar,
vive con entrega cada inmersión. Quería retratar los paisajes del
mundo submarino con un estilo propio y lo está consiguiendo. Haber
ganado esta selección para la obra de Silvia Earle le consagró
entre los sobresalientes del género. Las aguas que bañan Indonesia,
Egipto, Malasia, Mozambique, Sudáfrica, Cuba y, por supuesto,
Canarias, son los escenarios de un trabajo constante y esmerado,
tanto que el propio Pérez confiaba en que sus imágenes sirvieran
para “transmitir la fragilidad del maravilloso mundo del silencio y
desarrollar así la capacidad humana para cuidarlo y protegerlo”.
El que quiera saber algo más o apreciarlo de verdad, que comparta su
video de la célebre inmersión en El Hierro.
Y
ahora, como no conforme con la conquista, como para acreditar que
aquello y esto van muy en serio, para confirmarla y anticipar que aún
tiene mucho que plasmar, para robustecer su indeclinable vocación,
va y gana el prestigioso World Press Foto, modalidad
'Naturaleza', con una obra titulada Caretta caretta
atrapada, que refleja la lucha
de una tortuga boba por salirse de las redes en las que está
atrapada, impulsándose con sus aletas. La gráfica de Pérez, sin
trucajes, es una denuncia de lo que ocurre en los mares y sus
profundidades; pero también un canto de libertad animal, una
apelación a las conciencias, sobre todo si se fijan en la mirada del
animal enredado en una malla gigantesca y que parece clamar para
evitar su extinción.
En
medio de tanto jolgorio carnavalero, de tanta energía invertida para
los tópicos galopantes, la tortuga de Francis nos invita a
reflexionar. Hay tantos desmanes y tantas ansias, también bajo la
superficie, que ese canto tiene que sonar estruendoso no solo allí
donde lo expusieron y lo premiaron sino en el ánimo de quienes
contemplamos, todavía con sensibilidad, cualquier expresión
naturalista que ensalza la estética infinita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escriba su cometario. Sólo se pide respeto