... fruto del propósito de contar cosas y comunicar, de seguir ejerciendo el oficio, de estar en contacto con la gente.
sábado, 29 de noviembre de 2014
viernes, 28 de noviembre de 2014
TRIBUTO A BACH
El nombre de Johann Sebastian Bach se incorpora a la lista de personajes ilustres que han inspirado iniciativas o actividades que enriquecen la oferta cultural del municipio y lo proyectan. Puerto de la Cruz Bach Festival , segunda edición, se inicia este fin de semana y se prolonga hasta el próximo 11 de enero. La convocatoria engloba exposiciones, cursos de interpretación musical y actuaciones.
Hay que agradecerle a Marina Velázquez, gerente de la asociación cultural ‘Reyes Bartlet’ y mentora de este tributo a Bach, su capacidad para extender el mensaje musical y, sobre todo, el esfuerzo realizado para que el festival crezca y se consolide. Se trae Marina al maestro Jordi Casas. Un gabinete de historiadores del arte -qué bien suena-, compuesto por Alejandro Lorezno Lima, Eduardo Zalba, Pablo Hernández Abreu y Manuel Hernández González, se encarga de una exposición que tiene como marco el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, bajo el título “La música en su tiempo. Tenerife en tiempos de Bach”.
El Instituto, junto la parroquia de la Peña Francia, la sala “Timanfaya”, la sede de la asociación ‘Reyes Bartlet’ y el Museo de Arte Contemporáneo (MACEW), acogerá la programación de Puerto de la Cruz Bach Festival que el Centro de Iniciativas y Turismo (CIT) de la localidad se encarga de promocionar.
Solo hay que congratularse de este tributo a uno de los más grandes compositores de la historia y confiar en que sea un éxito de participación, crítica y público.
Hay que agradecerle a Marina Velázquez, gerente de la asociación cultural ‘Reyes Bartlet’ y mentora de este tributo a Bach, su capacidad para extender el mensaje musical y, sobre todo, el esfuerzo realizado para que el festival crezca y se consolide. Se trae Marina al maestro Jordi Casas. Un gabinete de historiadores del arte -qué bien suena-, compuesto por Alejandro Lorezno Lima, Eduardo Zalba, Pablo Hernández Abreu y Manuel Hernández González, se encarga de una exposición que tiene como marco el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, bajo el título “La música en su tiempo. Tenerife en tiempos de Bach”.
El Instituto, junto la parroquia de la Peña Francia, la sala “Timanfaya”, la sede de la asociación ‘Reyes Bartlet’ y el Museo de Arte Contemporáneo (MACEW), acogerá la programación de Puerto de la Cruz Bach Festival que el Centro de Iniciativas y Turismo (CIT) de la localidad se encarga de promocionar.
Solo hay que congratularse de este tributo a uno de los más grandes compositores de la historia y confiar en que sea un éxito de participación, crítica y público.
jueves, 27 de noviembre de 2014
LA URGENCIA DE ROMÁN
Tuvo la deferencia Román Delgado García de
enseñarnos las pruebas de de su nuevo libro, Policromía, que presenta esta noche (20 horas), en la sed de la
asociación cultural ‘Equipo Para’ en la capital tinerfeña. Además de la
originalidad con que está concebida la obra, además de la calidad de los
textos, se aprecia de inmediato el esmero para saber combinar los matices que
el autor desgrana seguramente sin los de saber desligarse del todo. Las
ilustraciones del artista tinerfeño Gervasio Cabrera, en cualquier caso,
aportan el sosiego necesario para recrearse en la lectura de imaginaciones,
reflexiones, sentimientos y emociones allí donde se desarrollan, en un espacio
urbano claramente identificado como es
Santa Cruz de Tenerife, o donde habita la desesperanza, fruto de la
pérdida de valores y del estado en el que se encuentra la política de nuestros
días.
Comprobamos las urgencias de Román los
fines de semana en que le correspondía cuidar de la edición de Diario de Avisos. Esos apuros, esas
correcciones, esa última hora… Entregar y cerrar, cerrar y entregar: el
horario, el proceso cotidiano. Asegura que no sabe escribir sin urgencia.
Quizás Policromía dé a entender lo
contrario, que hay un autor capaz de hacerlo con sosiego, con enfoque menos
apremiante, a sabiendas de que la escritura precisa de eso, de tiempo y de
serenidad, incluso en el repaso de los textos que hay que seleccionar para que
el cuerpo de la obra tenga reclamos desde cualquier arista.
El periodismo asociado a la literatura:
eso es lo que Román Delgado quiere hacer. Con Policromía da un paso decisivo.
miércoles, 26 de noviembre de 2014
UNA DUDA DE ESTADO
En el lenguaje coloquial a una persona de ese perfil, de esas características, se la despachaba antes con una sola palabra: confianzudo. Así, sin más. Y el proceso de pérdida de credibilidad o de rechazo empezaba a desarrollarse, automáticamente.
Ahora, no. Ahora, como si la crisis de institucionalidad fuera de menor entidad, se suma un personaje que es capaz, por su comportamiento y por sus hechos, de generar un debate mediático de aquí te espero. Que hayan salido a desmentir sus afirmaciones, de forma sucesiva, el Centro Nacional de Inteligencia, la Casa Real o La Moncloa ya hace fruncir el ceño. Mosquea, por emplear otro término coloquial.
Lo que parecía un juego, lo que produjo la admiración de no pocos ciudadanos, se ha convertido en una duda de Estado. Una descomunal duda de opinión pública. Eso sí: todos coinciden en que tiene que haber algo o alguien detrás. Que por mucha iniciativa unipersonal que se tenga, por mucha capacidad de relacionarse, por mucha empatía que despierte entre altos cargos, círculos y allegados, no parece que se mueva en solitario. Y sobre todo, que no haya sido frenado en esos delirios de magalomanía por alguien, por quien sea.
De manera que el impostor -si es que así se puede considerar a quien todo el mundo conoce como pequeño Nicolás- abre debates infinitos en tertulias mediáticas e inspira artículos e informaciones donde es inevitable hacerse preguntas de todo tipo.
Sobre todo, una: ¿quién le apadrina, quién le protege, quién estará detrás?
martes, 25 de noviembre de 2014
FRÁGIL COHESIÓN SOCIAL
La mayor desigualdad se corresponde con una menor cohesión
social. Es una de las apreciaciones más notables al cumplirse los tres años de
gobierno del Partido Popular. Se esfuerzan el ejecutivo y representantes del
propio partido en explicar que lo peor ya ha pasado, que la cosa remonta y que
no hagamos caso de esos discursos previsores de estancamiento o nuevas
recesiones, que para eso hay “raíces vigorosas”; pero lo cierto es que los
indicadores de mejora o recuperación en las coordenadas de la macroeconomía
están en su sitio, o sea, en donde interesan a quienes tiene que interesar sin
que penetren para bien en las tribulaciones de los más necesitados.
Si se toman
en cuenta la imposición de los copagos, los recortes en sanidad, educación y
dependencia y hasta la devaluación de las pensiones es sencillo colegir esa
cohesión social debilitada. La fractura social se hizo carne y habita entre los
españoles.
Que se lo
pregunten a los estudiantes, que han sufrido los recortes de doscientos diez
millones de euros en becas desde hace dos años. Que se lo digan a los científicos cuyos recursos
públicos para investigación se han visto reducidos en un 27% desde 2011. Que lo
contrasten los responsables de educación,
con un 20% de disminución de consignación presupuestaria o con niveles de
inversión en la materia similares a los de 2006.
Las
restricciones en la sanidad son otra prueba de la fractura. Con siete mil
doscientos millones de recortes en la sanidad pública y veintiocho mil
quinientos sanitarios menos, parece que la meta trazada es la del
desmantelamiento. Hay más datos aportados por la oposición socialista: la
cobertura sanitaria pública ha sido suprimida en unas ochocientas setenta y tres mil personas, sin
olvidar que también quedan fuera de ella quienes viajan al extranjero por un
período superior a los noventa días. Que a estas alturas, treinta y seis mil
personas carezcan de tarjeta sanitaria es significativo.
Los
desmontes en el ámbito de la atención a las personas dependientes se palpan en
la congelación de la Ley para nuevos beneficiarios, en la reducción de las
partidas presupuestarias específicas y en la disminución del importe de la
prestación para las personas con algún
derecho reconocido. Si mencionamos las casi ciento setenta y tres mil
personas dependientes en lista de espera, o la incertidumbre creada en las
modificaciones legislativas con los profesionales del sector, es para
asustarse.
Los
pensionistas, por otro lado, no solo han probado el acíbar de una reforma que
ha eliminado la revalorización conforme al Índice de un Precios al Consumo
(IPC), fijando un suelo de revalorización en el 0,25% sino que han tenido que
abonar un copago farmacéutico y la exclusión de determinados medicamentos.
En fin, en
términos generales, desigualdad evidente después de tres años de reformas conservadoras:
más empobrecidos y menos cohesionados. Aunque ello no se refleje en las
coordenadas y los porcentajes de la macroeconomía y los aplausos de los gobernantes
en sus cumbres terminen eclipsándolo.
lunes, 24 de noviembre de 2014
BALANCE
Cualquier análisis o balance que se haga de los tres años de
gobierno del Partido Popular (PP) en España incluye necesarios aspectos
críticos que convergen en un notable incumplimiento de aquella oferta
programática hecha a bombo y platillo en pleno declive de la anterior etapa
socialista. Probablemente ahí estribe el pecado original: los conservadores,
que presumían de conocer sobradamente la realidad española, creyeron que
bastaría la mera alternancia en el poder (“…Que España se hunda, ya la
levantaremos nosotros…”, llegó a decir el actual ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro) para gobernar a su aire,
favorecido a su vez por la holgada mayoría parlamentaria, de la que no importa
abusar (“…¡Que se jodan!…”, exclamó desde su escaño una diputada popular,
mientras se debatía sobre la reforma laboral), con tal de acabar imponiendo las
reformas.
Pero no fue
así. Ya pintó mal desde que el presidente se escabullía del periodismo al
anunciar la asignación de carteras ministeriales. Algunos episodios similares a
posteriori y la sistemática contraria de lo que se había ofertado reflejaban no
solo inseguridad sino una suerte de elusión de explicaciones y
responsabilidades: a esperar que escampase. Claro que la sensación de engaño o
fraude masivo fue creciendo y desde entonces habita entre amplios sectores de
ciudadanos que han terminado expresando su repulsión a la política o
depositando demoscópicamente su ira
en un partido de reciente constitución, Podemos, envuelto en un singular
fenómeno social, apoyado por un no menos singular tratamiento mediático. Otros
problemas sobrevenidos, como la tensión con Catalunya, la corrupción política y
la causa judicial abierta para esclarecer la financiación interna del partido
gubernamental, han arrojado más sombras a ese balance de tres años del Gobierno
de Mariano Rajoy.
El caso es que la crisis económica y social no
se despeja. Es difícil encontrar la salida, de acuerdo, pero ya no cuela
recurrir a la herencia del presidente anterior como principal argumento de
justificación. Hay más paro, hay más pobreza, hay más deuda y más desigualdad.
Otros datos macroeconómicos, esos que cuesta percibir y que no se reflejan en
la economía llamemos doméstica, podrán ser más alentadores pero los referidos a
los conceptos citados son para seguir preocupados y contrastar que las
políticas puestas en marcha no están surtiendo los efectos deseables.
Ejemplos: un
millón más de desempleados que cuando el PP accedió al Gobierno. Más de medio
millón de afiliados menos a la Seguridad Social. La segunda tasa de paro de
larga duración más alta de la Unión Europea (UE). La misma clasificación de
paro juvenil. El riesgo de pobreza y exclusión social afecta a casi doce
millones de personas. La destrucción de la clase media y del Estado de
bienestar es un hecho evidente. La deuda pública del país es prácticamente
igual a su capacidad productiva, lo que supone veintinueve puntos más que hace
tres años. Son unos siete millones de personas las afectadas por la pobreza
energética.
Por no
hablar de las reformas en políticas sectoriales o de la crisis de
institucionalidad. Entonces, el análisis de este ciclo sería aún más crítico.
sábado, 22 de noviembre de 2014
viernes, 21 de noviembre de 2014
EL ESPECTADOR EMPEDERNIDO
Alguien podrá pensar que meter o condensar sesenta años de historias en cuatrocientas treinta y seis páginas es, cuando menos, una osadía. Pero no: cuando en la introducción se descubre el propósito del autor y cuando se va desgranando la lectura de los ocho capítulos en ordenadas secuencias de décadas, es fácil colegir la intención de aportar una visión de la vida, de la realidad y de la propia personalidad con el afán de quien ha contemplado lo que ha acontecido sin indiferencia.
Han sido muchos años, en efecto, de Espectador privilegiado, pero no porque el adjetivo responda a posiciones físicas excepcionales o sobresalientes -el sustantivo es el seudónimo con el que ha escrito centenares de entradas- sino porque su interpretación de los hechos y los personajes ha propiciado un registro original que fue labrándose con cierta vocación de perdurabilidad.
Y así, “a partir de una extensa toma de datos entresacados en su mayoría de diarios personales y de recortes de prensa a lo largo y ancho de seis décadas”, las que van desde 1950 a 2010, por lo tanto con un cruce de siglos, Evaristo Fuentes construye una narración que, como él mismo señala, tiene mucho de miscelánea, aceptada ésta como una obra o escrito en que se tratan muchas materias mezcladas e inconexas.
Veamos algunos ejemplos de lo que ocurría en esta misma fecha o a lo largo del mes de noviembre de hace años.
La muerte del general Franco, en 1975. El autor consigna, sin más, el fallecimiento pero reproduce la primera página del periódico El Día que entonces costaba ocho pesetas. “Franco, dolor de España”, “La capilla ardiente, actualmente en El Pardo, se traslada hoy al Palacio de Oriente”, “Muestras de pesar desde todo los países del mundo”, son los titulares de esa primera que culmina con un recuadro al pie, “En Canarias. Encuesta de urgencia de El Día. Hablan las primeras autoridades de la región y provincias”.
Dos años después, en 1977, explosionaron artefactos en distintos puntos de la isla. Fueron tiempos convulsos, con intensa actividad del MPAIAC de Antonio Cubillo. En la relación cronológica de este libro, se citan las explosiones registradas en la antigua oficina de turismo de la plaza de la Iglesia, en las proximidades del hotel Valle Mar, en la avenida de Colón, y en el exterior del hotel Botánico.
En 1973, el martes 13 de noviembre, hubo elecciones municipales en la todavía España franquista. Evaristo Fuentes, con respecto a las de La Orotava, señala que “del equipo de concejales que quería el alcalde Juan Antonio Jiménez (Mesa Bravo, Manolo Rodríguez Mesa e Isabelino Martín Pérez) salió solamente uno, Mesa Bravo. Pero los otros dos saldrían de todos modos, por el tercio de entidades culturales”.
Cita también lo ocurrido en el Puerto de la Cruz, donde “hay dos bandos bien diferenciados, y al decir de la calle, se establece una “lucha a muerte” (entre comillas) entre Isidoro Luz Carpenter y Felipe Machado González de Chaves”.
En noviembre de 1974, anota el autor, “se dan cifras esperanzadoras acerca del aeropuerto de Tenerife, Los Rodeos: casi dos millones de pasajeros en 1973 a pesar de sus precarias condiciones atmosféricas. Ocupa el sexto lugar, después de Madrid, Palma de Mallorca, Barcelona, Las Palmas y Málaga”. Fue el mismo año, siempre según apuntes del autor, en que “hay una avalancha de turismo peninsular”.
Si retrocedemos un poco, en noviembre de 1971, “se sigue viendo la erupción del volcán Teneguía desde Tenerife por las noches. El volcán se llamó, en principio, de San Evaristo, mi santo tocayo”.
En 1973, falleció Juan Pérez Delgado Nijota, quien “llenó con sus versos festivos, durante décadas, los periódicos tinerfeños, siempre con un gracejo innato, siempre solapadamente crítico, comedido, pero a veces mordaz con la vida y la sociedad estructurada y cambiante de cada momento”, escribe Fuentes.
Siempre atento al hecho cultural, reseña que en noviembre de 1986, el gran Ray Charles ofrece un concierto en el pabellón Ríos Tejera de La Laguna. Y no deja atrás la actuación del grupo Les Luthiers en el pabellón de Tomé Cano, en la capital tinerfeña, en ese mismo mes del año 2002.
Y para concluir estas citas, deja constancia de que un 23 de noviembre de 1990 dimite Margaret Thatcher.
Por tanto, aquí hay una cualidad destacada: la constancia, ese afán de recortar, coleccionar, anotar sobre publicaciones; y de emitir opinión sobre algo que presenció en primera persona, ya fuera en el lugar de los hechos o en la conexión mediática. El autor ha ido apuntando lo que se le ocurría y ahora desvela; en algunos casos, ha ido publicando sus impresiones en la prensa diaria que ahora sistematiza con criterios bastante sencillos. La selección de asuntos es también un ejercicio meritorio. Recoge pues los frutos de un tesón respetable y los reúne en un volumen que es su vida misma, la que cultivó fijándose en todo, como para que nada humano le fuera ajeno, como aquella frase de Publio Terencio, una cita que ha quedado para la posteridad como una justificación de lo que ha de ser el comportamiento humano.
La lectura de las páginas de esta cronología comentada de noticias (Sesenta años de historias) refrescará avatares y permitirá traslucir pensamientos que el autor no quiso que durmieran el sueño de los justos. Lo escribimos en el prólogo: Evaristo Fuentes ha sido un Espectador dinámico y sensitivo, alguien que ha contemplado y seguido los hechos o los acontecimientos sin indiferencia. Los contenidos de su libro son sus pulsaciones mismas, “escritas -la inmensa mayoría- sin dejar correr la pluma, porque la contemplación activa debe inspirar siempre una reflexión”.
Lo que tienen estas obras retrospectivas es que los lectores, además de refrescar la memoria, van descubriendo o evocando. Por ejemplo, los tratamientos periodísticos de una época. O los perfiles de los personajes que fueron noticia.
¿Qué le sugirieron a Evaristo Fuentes? La respuesta está en las páginas de sus historias, en la fértil memoria de la que hace gala, en su experiencia sensorial visual, desnudada cuando toca escribir de su gran pasión, el cine; o cuando transcribe en tercera persona la otra cara del fenómeno turístico. La política, la docencia, los intríngulis de las infraestructuras, la religión, sucesos y deportes, como si de secciones de un imaginario diario se tratase, van sucediéndose con el ánimo paciente de espectador empedernido de todas esas materias.
La vida, la memoria, las apreciaciones y las reflexiones se funden en esta obra que discurre en insospechados paisajes (“un gráfico de círculos concéntricos”, escribe Fuentes), donde se adivina un dionisíaco afán por plasmar ideas y sensaciones que va entrelazando con soltura hasta convertirlo en un ejercicio de divertimento.
Las páginas de Sesenta años de historias no son volanderas. Entrañan la perseverancia de quien supo guardar o conservar para luego disponer de una privilegiada perspectiva desde la que ha proporcionado la necesaria consistencia con la que conocer y entender mejor seis décadas de nuestro tiempo.
El Espectador Evaristo Fuentes, en fin, puede sentirse satisfecho. Su libro servirá hasta de consulta pues se trata de una aportación bibliográfica que llena huecos historicistas. Es su notable valor.
Han sido muchos años, en efecto, de Espectador privilegiado, pero no porque el adjetivo responda a posiciones físicas excepcionales o sobresalientes -el sustantivo es el seudónimo con el que ha escrito centenares de entradas- sino porque su interpretación de los hechos y los personajes ha propiciado un registro original que fue labrándose con cierta vocación de perdurabilidad.
Y así, “a partir de una extensa toma de datos entresacados en su mayoría de diarios personales y de recortes de prensa a lo largo y ancho de seis décadas”, las que van desde 1950 a 2010, por lo tanto con un cruce de siglos, Evaristo Fuentes construye una narración que, como él mismo señala, tiene mucho de miscelánea, aceptada ésta como una obra o escrito en que se tratan muchas materias mezcladas e inconexas.
Veamos algunos ejemplos de lo que ocurría en esta misma fecha o a lo largo del mes de noviembre de hace años.
La muerte del general Franco, en 1975. El autor consigna, sin más, el fallecimiento pero reproduce la primera página del periódico El Día que entonces costaba ocho pesetas. “Franco, dolor de España”, “La capilla ardiente, actualmente en El Pardo, se traslada hoy al Palacio de Oriente”, “Muestras de pesar desde todo los países del mundo”, son los titulares de esa primera que culmina con un recuadro al pie, “En Canarias. Encuesta de urgencia de El Día. Hablan las primeras autoridades de la región y provincias”.
Dos años después, en 1977, explosionaron artefactos en distintos puntos de la isla. Fueron tiempos convulsos, con intensa actividad del MPAIAC de Antonio Cubillo. En la relación cronológica de este libro, se citan las explosiones registradas en la antigua oficina de turismo de la plaza de la Iglesia, en las proximidades del hotel Valle Mar, en la avenida de Colón, y en el exterior del hotel Botánico.
En 1973, el martes 13 de noviembre, hubo elecciones municipales en la todavía España franquista. Evaristo Fuentes, con respecto a las de La Orotava, señala que “del equipo de concejales que quería el alcalde Juan Antonio Jiménez (Mesa Bravo, Manolo Rodríguez Mesa e Isabelino Martín Pérez) salió solamente uno, Mesa Bravo. Pero los otros dos saldrían de todos modos, por el tercio de entidades culturales”.
Cita también lo ocurrido en el Puerto de la Cruz, donde “hay dos bandos bien diferenciados, y al decir de la calle, se establece una “lucha a muerte” (entre comillas) entre Isidoro Luz Carpenter y Felipe Machado González de Chaves”.
En noviembre de 1974, anota el autor, “se dan cifras esperanzadoras acerca del aeropuerto de Tenerife, Los Rodeos: casi dos millones de pasajeros en 1973 a pesar de sus precarias condiciones atmosféricas. Ocupa el sexto lugar, después de Madrid, Palma de Mallorca, Barcelona, Las Palmas y Málaga”. Fue el mismo año, siempre según apuntes del autor, en que “hay una avalancha de turismo peninsular”.
Si retrocedemos un poco, en noviembre de 1971, “se sigue viendo la erupción del volcán Teneguía desde Tenerife por las noches. El volcán se llamó, en principio, de San Evaristo, mi santo tocayo”.
En 1973, falleció Juan Pérez Delgado Nijota, quien “llenó con sus versos festivos, durante décadas, los periódicos tinerfeños, siempre con un gracejo innato, siempre solapadamente crítico, comedido, pero a veces mordaz con la vida y la sociedad estructurada y cambiante de cada momento”, escribe Fuentes.
Siempre atento al hecho cultural, reseña que en noviembre de 1986, el gran Ray Charles ofrece un concierto en el pabellón Ríos Tejera de La Laguna. Y no deja atrás la actuación del grupo Les Luthiers en el pabellón de Tomé Cano, en la capital tinerfeña, en ese mismo mes del año 2002.
Y para concluir estas citas, deja constancia de que un 23 de noviembre de 1990 dimite Margaret Thatcher.
Por tanto, aquí hay una cualidad destacada: la constancia, ese afán de recortar, coleccionar, anotar sobre publicaciones; y de emitir opinión sobre algo que presenció en primera persona, ya fuera en el lugar de los hechos o en la conexión mediática. El autor ha ido apuntando lo que se le ocurría y ahora desvela; en algunos casos, ha ido publicando sus impresiones en la prensa diaria que ahora sistematiza con criterios bastante sencillos. La selección de asuntos es también un ejercicio meritorio. Recoge pues los frutos de un tesón respetable y los reúne en un volumen que es su vida misma, la que cultivó fijándose en todo, como para que nada humano le fuera ajeno, como aquella frase de Publio Terencio, una cita que ha quedado para la posteridad como una justificación de lo que ha de ser el comportamiento humano.
La lectura de las páginas de esta cronología comentada de noticias (Sesenta años de historias) refrescará avatares y permitirá traslucir pensamientos que el autor no quiso que durmieran el sueño de los justos. Lo escribimos en el prólogo: Evaristo Fuentes ha sido un Espectador dinámico y sensitivo, alguien que ha contemplado y seguido los hechos o los acontecimientos sin indiferencia. Los contenidos de su libro son sus pulsaciones mismas, “escritas -la inmensa mayoría- sin dejar correr la pluma, porque la contemplación activa debe inspirar siempre una reflexión”.
Lo que tienen estas obras retrospectivas es que los lectores, además de refrescar la memoria, van descubriendo o evocando. Por ejemplo, los tratamientos periodísticos de una época. O los perfiles de los personajes que fueron noticia.
¿Qué le sugirieron a Evaristo Fuentes? La respuesta está en las páginas de sus historias, en la fértil memoria de la que hace gala, en su experiencia sensorial visual, desnudada cuando toca escribir de su gran pasión, el cine; o cuando transcribe en tercera persona la otra cara del fenómeno turístico. La política, la docencia, los intríngulis de las infraestructuras, la religión, sucesos y deportes, como si de secciones de un imaginario diario se tratase, van sucediéndose con el ánimo paciente de espectador empedernido de todas esas materias.
La vida, la memoria, las apreciaciones y las reflexiones se funden en esta obra que discurre en insospechados paisajes (“un gráfico de círculos concéntricos”, escribe Fuentes), donde se adivina un dionisíaco afán por plasmar ideas y sensaciones que va entrelazando con soltura hasta convertirlo en un ejercicio de divertimento.
Las páginas de Sesenta años de historias no son volanderas. Entrañan la perseverancia de quien supo guardar o conservar para luego disponer de una privilegiada perspectiva desde la que ha proporcionado la necesaria consistencia con la que conocer y entender mejor seis décadas de nuestro tiempo.
El Espectador Evaristo Fuentes, en fin, puede sentirse satisfecho. Su libro servirá hasta de consulta pues se trata de una aportación bibliográfica que llena huecos historicistas. Es su notable valor.
jueves, 20 de noviembre de 2014
AQUELLA ENTREVISTA CON SERRAT
Joan Manuel Serrat celebra sus cincuenta años de vida artística. Antología desordenada es el título de un nuevo trabajo discográfico que reúne interpretaciones a dúo de canciones inolvidables. En 2015 hará una larga serie de conciertos.
En 1987, el cantautor catalán estuvo en Tenerife. Entonces, antes de su actuación, accedió a que le entrevistáramos. Y confesó su nerviosismo. "Bienaventurados los nerviosos porque entre ellos está Serrat" fue el título de aquella entrevista -toda una experiencia profesional- a la que puede accederse pinchando en el siguiente enlace:
http://tenerife.fape.es/wp-content/uploads/2014/11/871017-DA-Serrat.pdf
http://tenerife.fape.es/wp-content/uploads/2014/11/871017-DA-Serrat.pdf
martes, 18 de noviembre de 2014
EL VALOR DE UNOS PREMIOS
En ocasión del acto de entrega de los premios 'Paco Afonso', en su primera edición, leímos el siguiente texto:
Paco nos quería a todos
alegres, de modo que, por encima de legítimos sentimientos emotivos y de utilitarismos nostálgicos, habrá que
congratularse de que se esté saldando una deuda con la que perpetuar su
memoria. Es absolutamente cierto que nadie abusó de ella -y de ello debemos
sentirnos plenamente satisfechos- pero la historia se fragua con fórmulas, con
hechos, con pruebas que sean reflejo del dinamismo y de los avances.
Estos
son, entonces, unos premios para abonar su espíritu y su talante. Precisamente,
es como si hubieran permanecido inalterados. ¿Se dan cuenta que esa es la
quintaesencia del respeto? Como si todos nos hubiéramos puesto de acuerdo para
estipular que siguieran intocables ciertos valores que distinguieron una
personalidad, un modo de hacer política, de gestionar lo público y de amar a un
pueblo que, en determinado momento sociohistórico, transmitieron las mejores y
más positivas vibraciones que se registraron en la localidad desde que
recuperamos la democracia. Quienes las sintieron son/somos unos privilegiados.
La
convocatoria de esta noche, la iniciativa en sí, sirve entonces para
identificarnos con los versos del médico y escritor español Gregorio Marañón:
“Vivir no es solo existir,/ sino existir y crear,/ saber gozar y sufrir y no
dormir sin soñar./ Descansar es empezar a morir”.
Paco,
desde luego, no se conformó con existir. Quiso crear y lo hizo. Gozó y sufrió.
Y soñó como lo hacen las personas emprendedoras y las que se forjan con una
dedicación plena en el desempeño cotidiano.
Nada
portuense le fue ajeno, de ahí que este reconocimiento que lleva su nombre, a
la cultura, al altruismo, a la solidaridad, a la proyección de la ciudad y de
sus características, sea un tributo que enorgullezca a sus receptores y a sus
mentores.
Nos
quería alegres. Libres y activos, como era él. Porque el Puerto, en metáforas
de Pedro García Cabrera, “hilo le dio a sus cometas… Y así han quedado las
huellas que otros pasos sonrieron injertando tolerancias que no han caído en el
desierto”.
Hay
huellas indelebles, sí. Quienes las sigan, saben que hay metas hacia las que se
debe avanzar con denuedo y perseverancia. Los premios con su nombre, el nombre
de un creador, de un servidor y de un soñador,
son un buen estímulo y hacen honor a quien defendió la alegría como un
principio, como una certeza, como un destino.
lunes, 17 de noviembre de 2014
PETRÓLEO QUE ENCONA
Sin brotar aún una gota, el petróleo que
algunos quieren encontrar en Canarias a costa de lo que sea, ha estado a punto
de cobrarse una víctima. Una activista de Greenpeace
fue arrollada por una lancha de la Armada española: quedó internada en un
hospital de Gran Canaria con fracturas de diversa consideración. Otro activista
sufrió contusiones menores. Las lanchas de la organización han quedado
inservibles. El capitán del barco Arctic
Sunrise, Joel Stewart, ha sido muy explícito: “Una reacción agresiva, muy
violenta. Ni en Rusia fueron tan violentos como lo ha sido el Ejército
español”. Había anunciado que la suya era una protesta pacífica. Las imágenes
están dando la vuelta al mundo. El ministro Soria justifica la acción de las
unidades de la Armada. Grupos parlamentarios ya piden su comparecencia y la del
responsable gubernamental de la Defensa en las Cortes. Otra escandalera
política Greenpeace abandona la zona de los sondeos.
Todo
eso, sin brotar aún una gota. Hasta ahora, el petróleo que buscan en las
cercanías de Canarias solo ha servido para enfrentar. Y para poner de
manifiesto, por cierto, que es probable la suerte de un conflicto
internacional.
Más
que fuente de riqueza, resulta claramente de encono. Y mientras tanto,
presumiendo de récord histórico de afluencia de visitantes. Surrealismo puro.
sábado, 15 de noviembre de 2014
EL BIPARTITO CÓMODO EN LA BURBUJA
Tiene
que ser la alianza más sólida del mundo, aunque carezca de un
documento escrito que la sustente. La argamasa con que la sellaron
tiene que ser de primerísima calidad. Navega en aguas procelosas que
es un primor. Supera los embates políticos sin muchas dificultades.
Casi es indiferente cómo funcione. Se ha acostumbrado a
desavenencias internas y a recelos. Y sortea las diferencias
personales de los componentes -aunque se aireen públicamente- con
amplio margen de permisividad. Hasta se permiten hablar, en un
insólito giro, de estímulo para los integrantes de ambas
formaciones. Definitivamente, es el pacto natural.
Da
igual todo, con tal de llegar a fin de mes, pero aún admitiendo que
esta sea la razón principal, cuesta aceptar que sea la única que
inspire el mantenimiento y alargue los latidos.
El
gobierno bipartito del Puerto de la Cruz (CC+PP) aparenta estar
saliendo de otra ciclogénesis. O quizá el término puede parecer
exagerado a tenor de las reacciones y de las ¿consecuencias? Hasta
el silencio de los grupos de oposición resulta ilustrativo. Va y
trasciende -es sencillo deducir la procedencia de la filtración- que
en una sesión del comité local de Coalición Canaria, la alcaldesa,
Sandra Rodríguez, criticó sin reservas la gestión de los socios de
gobierno, poco menos que haciéndoles directos responsables de la
mala gestión que, ciertamente, está muy extendida. Hay acta y todo.
La han reproducido en varios medios.
Pero
no ha pasado nada, no vayan a creer que se ha fracturado alguno de
los ejes del primer párrafo. Pelillos a la mar. Y hasta reuniones
urgentes de estudio y seguimiento que, según algunas versioones, ni
se llegaron a celebrar. ¿Para qué? Pongámonos a trabajar, se
dijeron, que el horno no está para experimentos ni salidas de pata
de banco. Cuando ya había amainado la brisa, llegó el presidente
del PP de Tenerife, Manuel Domínguez, y por si acaso, para que no se
repita, expresa su descontento y malestar, achaca lo ocurrido a la
inexperiencia -¿inexperiencia?- de Rodríguez y pone el dedo en la
llaga: “Hay un sector de los suyos que no la quiere”.
Hasta
alguna comparación puede resultar vana. Tienen razón quienes
recuerdan las circunstancias que concurrieron en Tacoronte, cuando el
alcalde Dávila expulsó del gobierno a los ediles socialistas por
causas de bastante menor entidad que las contenidas en el acta del
comité local nacionalista portuense, dando lugar a inauditos
episodios posteriores, justicia mediante. Pero cada municipio es un
mundo, ya saben, y en la política canaria, cada vez más complejo.
El
problema, en cualquier caso, vuelve a ser de pecado original. No
llegaron a suscribir ni documento para fijar la alianza política al
comienzo del mandato. Y cuando hablen de 'pacto de caballeros' para
justificar que se fiaban y que no hacía falta rubricar, ya ven la
cortesía que distingue a algunos testimonios aunque supuestamente
iban a quedar intramuros. Un pacto político para gobernar una
ciudad, a estas alturas de la democracia -tan amenazada por otros
motivos-, debe ser el fruto de un estudio programático y de
objetivos. Cuando se carece de algo tan elemental, no es de extrañar
que pasen luego otras cosas.
Porque,
si no se han enterado, la institución es la que se desprestigia, el
nombre de la ciudad sigue proyectándose con más pena que gloria y
sus habitantes siguen sufriendo las trabas, las zancadillas, los
bloqueos y las inconsecuencias, aunque luego limen las asperezas,
siquiera hasta el próximo capítulo.
Se
acostumbraron a convivir en la burbuja de la discordia. No importa
que el afán de preponderancia de algunos contraste con el
entreguismo, ya crónico, de otros. Habrá trifulcas, desconfiarán y
estarán mal avenidos. Pero siguen cómodos, condescendientes... Y
pragmáticos, claro.
Aunque
el pueblo también parezca cansado de esa burbuja.
viernes, 14 de noviembre de 2014
jueves, 13 de noviembre de 2014
DESESPERO EN LA AUTOPISTA
Solo quienes la padecemos, sabemos lo desesperante que resulta la habitual cola, de lunes a viernes, de la autopista del norte, a primera hora, a eso de las siete, dirección a Santa Cruz de Tenerife. Si quiere tomar un vuelo, sobre ese horario, salga con mucha antelación (en cierta ocasión le dijimos a unos parlamentarios europeos que para recorrer veinte kilómetros había que salir hora y medi antes). Si tiene una consulta médica o clínica, ármese de paciencia a sabiendas de que puede perder su turno. Si hay un examen convocado, es recomendable cualquier cosa menos menos verse atrapado en la cola. Si acude a su trabajo, pida flexibilidad horaria. Y así sucesivamente.
Algunos agitan ahora ese desespero. Igual es que han descubierto el problema. Que lleva años. Y que no tiene visos de solución inmediata. La autopista no absorbe todo el tráfico rodado. Las incorporaciones en las cercanías del padre Anchieta, en Guamasa, en Tacoronte, en La Matanza... agravan la intensidad de la circulación a esas horas. Colas largas y atascos hasta que se despeja en el descenso a la capital después del Hospital Universitario de Canarias (HUC). La cola nuestra de cada día.
Y mientras tanto, se piden más conexiones al anillo insular. Bien. Es una demanda lógica. Pero no hay que hacerse muchas ilusiones: el Gobierno de España ha vuelto a dar un hachazo unilateral al convenio de carreteras, o sea, un recorte de 628 millones de euros. Así las cosas, independientemente de las respectivas planificaciones, cabe augurar que esa cola, esos atascos, se van a prolongar por espacio indefinido.
Condenados pues a sufrir quebrantos, a desesperar. Y luego hablando de calidad de vida.
martes, 11 de noviembre de 2014
LEYES OBSOLETAS, JUSTICIA DESIGUAL
En medio del maremágnum de la corrupción, la
noticia tenía su aquél. Ocurrió en A Coruña: Un hombre, que acudió al banco con
el fin de retirar unos escasos fondos que quedaban en su cuenta de ahorros, fue
condenado a dos años de prisión por robar cinco euros en el mismo acto.
Fue
una creencia muy extendida: siempre se comparó en nuestro país al ladrón que
cometía una fechoría (robar unos aguacates o una gallina para comer, por
ejemplo) con los autores de grandes desfalcos, malversaciones, blanqueos de capital,
sustracciones o evasión de capitales. El primero salía malparado por lo
general; en tanto que los segundos no solo tardaban en ser enjuiciados sino
que, cuanta mayor fuera la cantidad indebidamente apropiada, más posibilidades
tenían de encontrar una salida y hasta de reducir la pena si es que la vista
llegaba a celebrarse. La deducción, poco menos, era que, ya puestos, si se iba
a cometer el delito, nada de pequeñeces.
El
caso es que entre la leyenda popular y todas las circunstancias concurrentes algo
sustantivo ha ido alimentando la picaresca y las intenciones del legislador: el
presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial,
Carlos Lesmes, en efecto, declaraba hace escasas fechas que el sistema de
enjuiciamiento criminal, que data de 1882, estaba concebido “para los robagallinas, pero no para el gran defraudador, no para los casos que
estamos viendo ahora, donde hay tanta corrupción”. Los críticos de Lesmes
hablan de paupérrimo argumento refugiarse en la obsolescencia de la norma para
justificar las diferencias de tratamientos judiciales.
Como
así se puso de manifiesto con el caso del protagonista de la noticia de A
Coruña. Cierto que lo ocurrido se correspondía con una tipificación de robo con
violencia, es decir, el autor, después de ser advertido por los empleados del
banco que su cuenta estaba en números rojos y que no le podían entregar nada,
empezó a chillar y a pedir explicaciones. Cuando intentaron calmarle, se subió
a un mostrador, abrió un cajón, se llevó cinco euros y salió corriendo de la
oficina bancaria. Fue detenido y juzgado. Se declaró culpable, seguramente para
obtener una reducción de la pena. Y en efecto, a cambio de su franqueza, fue
condenado solo a dos años de prisión
como autor de un delito de robo con violencia. Según se especifica en la
sentencia, el protagonista condenado empujó a algunos empleados y amenazó al
director poniéndole el puño en la cara.
Es
decir, cayó sobre él todo (o casi todo) el peso de la Ley. Poco se puede
discutir. Pero se han reactivado los resortes de la comparación, que no es
odiosa, ni mucho menos. Y es inevitable entonces escribir que la justicia no es
igual para todos. Un repaso a la nómina de los casos lo verifica: Ruiz Mateos,
Mariano Rubio, Javier de la Rosa, Manuel de la Concha, Mario Conde… los más
sonados. Las penas por corrupción son reducidas si se comparan con las
aplicadas por otros delitos: ese es el problema. Por eso urgen nuevas leyes en
los ámbitos procesal y penal.
Nuevas
leyes, por cierto, que eliminen cualquier apariencia de tácito plus de
inocencia para los poderosos, para los que no se dedican a llevarse
desesperadamente cinco euros de una oficina bancaria sino que urden ingeniería
contable y tramas de todo tipo con tal de enriquecerse, no importa que sea con
dinero público o de los sufridos impositores y contribuyentes.
lunes, 10 de noviembre de 2014
GUERRA, NATO Y NETO
Efectivamente, siguiendo el título de uno de sus libros de
memorias, Cuando el tiempo nos alcanza, Alfonso Guerra pone punto final a sus años de
dedicación política en el Congreso de los Diputados, donde se mantenía desde
las Cortes constituyentes. El último en activo de aquellos que recibieron el
mandato popular para empezar a escribir un nuevo período de la historia de
España. Con una extraordinaria hoja de servicios, este socialista sin fisuras se
va despacio y sin estridencias en momentos críticos para la política. Undécimo
hijo de una familia de trabajadores, ingeniero industrial, licenciado en
Filosofía y Letras, ejerció la docencia antes de acceder a la vicesecretaría
general del PSOE (1979-97) y convertirse en vicepresidente del Gobierno desde
el resonante triunfo electoral de octubre de 1982 hasta 1991. Lo ha sido todo
porque también ha presidido el Grupo Parlamentario, la Comisión Constitucional
y, en la actualidad, la de Presupuestos. Presidente también de las fundaciones
Sistema y Pablo Iglesias, es Hijo Predilecto de Andalucía desde 2011. El suyo,
desde luego, es un papel histórico. La voz más libre, dicen, del socialismo
español.
Aquel texto
elemental de una pancarta (“Dales caña Alfonso”) fotografiada durante un mitin electoral
en un recinto taurino abarrotado, acaso plasme el espíritu de la personalidad
política de un Alfonso Guerra que, frente a la condición de hombre duro,
implacable y temible por su dialéctica, destilaba también un humanismo
considerable. La frase que se le atribuye (“El que se mueva no sale en la
foto”) no ha podido probarse que la dijera.
En todo caso, más allá de dichos o anécdotas, ha sido un político nato y
neto, de profundas convicciones ideológicas y con un bagaje intelectual contrastado
en múltiples intervenciones y testimonios. Uno de ellos, el leído en una
reunión del Grupo, con motivo de la abdicación del Rey Juan Carlos, pasará a
los anales como una prueba de clarividencia.
Le conocimos
en septiembre de 1984, cuando el fallecimiento del gobernador Francisco Afonso
Carrillo. Guerra estuvo en la capilla ardiente instalada en el Ayuntamiento
portuense, donde consoló a su viuda (el desaparecido Diario 16 publicó al día siguiente, en última página, una elocuente
foto) y al resto de la familia, con algunos de cuyos miembros fúnebres en medio
de una elevada consternación.
Posteriormente
visitó la isla en varias ocasiones. Hubo un mitin suyo muy recordado en la
plaza de La Candelaria, en Santa Cruz, transmitido en directo por Radio Club
Tenerife. En la rueda de prensa complementaria, aludió al “delicioso guiso
canario que es el potaje” para compararlo con la diversidad de siglas y de
organizaciones que anidaban en las agrupaciones insularistas. En otro acto, en
un hotel del Puerto de la Cruz, rememoró episodios de la clandestinidad con el
escritor Agustín Quevedo y recibió como obsequio una acuarela del pintor
portuense Enrique González Herreros que el ex concejal portuense Antonio Ortiz
terminó llevando a su despacho en la sede de Ferraz. Con Alberto de Armas y,
sobre todo, con Eligio Hernández Gutiérrez, siguió manteniendo una estrecha
relación de amistad y compañerismo que ha prolongado, por cierto, con José
Segura quien, igual ahora, tras la retirada de Guerra, se convierte en el
decano de sus señorías socialistas.
miércoles, 5 de noviembre de 2014
lunes, 3 de noviembre de 2014
INQUIETUDES ESTUDIANTILES
Hay que estar cada vez más pendientes de los foros donde se
debaten los problemas del periodismo, del presente y del futuro, de la
profesión misma. No es la cantidad y la
pluralidad de los puntos de vista que se contrastan lo que interesa sino las
perspectivas que contribuyen a trazar un panorama de indudable interés tanto
para los profesionales en activo como para los docentes y para quienes cursen
estudios con intenciones de incorporarse al mercado laboral.
Uno de esos
foros es el Laboratorio de Periodismo de la Asociación de la Prensa de Madrid
(APM), de cuya decimosexta edición, dedicada a los estudios de periodismo, se
dio cuenta en la última entrega de este boletín. Algunas conclusiones son
reveladoras. Por ejemplo, Fernando González Urbaneja habló del problema de la
masificación y de la necesidad de ser más críticos para que la carrera sea más
difícil, “de mucho prestigio”, hasta el punto de que su titulación debiera
acreditar fehacientemente que el estudiante sirve para la profesión que
pretende ejercer.
Los
estudiantes hablan de desánimo. Acaso vean demasiado sombrío el horizonte,
entre asignaturas plúmbeas, masificación, escasez de prácticas e
inestabilidades académicas varias, pero principalmente por la precariedad
laboral que sigue in crescendo. Nos consta el esfuerzo de algunos alumnos que
se esmeran, por su cuenta, para ampliar conocimientos y tratar de llevar al
terreno más próximo o al que les han contado, el caudal teórico y experimental
que van adquiriendo, superando limitaciones de recursos tecnológicos o
exprimiendo las opciones de acercarse al mundo real, queriendo innovar o hacer
algo más allá de la cotidianeidad política. Tendrán que perseverar, forjar
alguna continuidad y ser autocríticos con los resultados. Y no únicamente con los
de trabajos de fin de curso o de carrera,
siempre con un cierto sabor a liquidación.
Por eso, no
es de extrañar que en este foro de Madrid hayan reivindicado planes de estudio
más cercanos al ejercicio de la profesión. Quieren que se les enseñe a
gestionar la información. Y aspiran a que sus profesores tengan una mayor
experiencia profesional. La voz del estudiantado empieza a ser primordial para
interpretar adecuadamente el periodismo de hoy y de mañana. Cuando tantas
sombras se ciernen, cuando tanto desconcierto predomina, cuando se intenta
superar el escepticismo -y se agradecen, en ese sentido, las aportaciones de
quienes aún ven luces encendidas en el porvenir-, esa voz tiene que ser
dinámica, crítica y con iniciativa. La voz que no calle las inquietudes
estudiantiles. Para mejores prestaciones profesionales, para cualificar la
propia actividad y para dar un salto que esté a la altura de las exigencias del
siglo XXI.