En Tenerife llevan tirando hace algún tiempo de los años
gloriosos del Club Deportivo, de dirigentes, técnicos y profesionales. Y ahora,
en plena Eurocopa, eliminada la campeona, la evocación futbolística vuelve a
tener su espacio, esta vez, bajo la iniciativa de la Asociación Cultural TuSantaCruz, presidida por el
infatigable Jesús Pedreira, que quiso rendir tributo a cinco jugadores que
vistieron en distintas épocas el uniforme albiazul.
Allí
estaban, en la sede capitalina de la Mutua de Accidentes de Canarias (MAC),
escuchando atentamente el alarde memorístico de Teobaldo Pérez Arnay, quien
recitaba las alineaciones a la vieja usanza, se diría que hasta con una cierta
cadencia sonora. Cierto que, a última hora, no pudieron estar presentes Julio
Santaella Benítez (Colo) y Martín Marrero, pero se habló de ellos igual, de su
trayectoria, de su aportación al equipo tinerfeño. En primera fila, Ñito,
Alberto Molina y Jorge Fernández, tres figuras sobresalientes que recordaron
momentos felices y sinsabores, que de todo hubo en sus respectivas carreras,
una buena parte de las cuales cursaron en el Tenerife.
Fue la tarde
de anécdotas, de episodios contados por ellos mismos, ya con la perspectiva del
tiempo pero se diría que prolongando su carácter y su desenvolvimiento en la
cancha. De Cipriano Rodríguez Rivero, Ñito, por ejemplo, se citó una célebre
fotografía defendiendo los colores del Granada, en la que aparece despejando
-mejor decir volando- ante la mirada de defensores y adversarios. La foto
sirvió para ilustrar todos los actos conmemorativos del ochenta aniversario del
club andaluz. Ñito debió ser de los primeros porteros que trazaba sobre las
canchas de tierra una raya divisoria del área trazada a ojo desde el punto de
penalti. Compartió su paso por el Valencia con otro tinerfeño, Nolito Sánchez.
Iniciándonos
en la información deportiva en el vespertino La Tarde, recordamos que su director de entonces, el inolvidable
Alfonso García Ramos, nos llamó la atención por escribir en cierta ocasión que
“Molina siempre juega bien”. Teobaldo estuvo atento cuando relatamos el
episodio (“Alguna vez jugará mal”, señaló Alfonso), y dijo que eso era lo
cierto, que Molina durante tantos años fue el más regular del equipo y su
rendimiento individual se hacía notar. Alberto ahora oficia de comentarista en
la COPE.
El fútbol se
hacía arte cuando Jorge Fernández tenía el balón en sus pies. Su clarividencia
en el juego, su búsqueda de espacios sin esférico y su dotación técnica
hicieron de él un futbolista excepcional. Se sabía desde aquel inolvidable
Juvenil Victoria que le discutió al Real Madrid un campeonato de España. Empezó
jugando con el 9, como falso delantero centro, pero luego, ya con el 10, fue el
centrocampista sobresaliente, el constructor que cuando tenía el día inspirado
hacía jugar a todo el equipo. Su paso por la Unión Deportiva Las Palmas, junto
a Manolo medina, fue también muy comentado.
Y así, en un
marco de lo que se ahora se conoce por interactividad, con preguntas y
precisiones de los asistentes, fueron desgranándose momentos memorables de
albiazul y de la proyección de estos baluartes, de estas figuras nunca mejor
dicho legendarias. Otra tarde para evocar, para vibrar con el pasado.