Sus trazos son lo suficientemente sencillos como para que el
observador intente de inmediato identificar al personaje. Cualquiera diría que
aquel hombre tan serio, pero siempre atento y correcto, era capaz de
caricaturizar a sus compañeros de caminatas, a sus amigos, a personajes
públicos de la época. El género es de los que obligan a esmerarse, a
interpretar con la máxima fidelidad. Y eso sólo es posible con una observación
constante, con el repaso visual o fotográfico de quienes van a pasar a la
posteridad de forma tan peculiar.
Más de sesenta caricaturas de Vicente Jordán Hernández
cuelgan en las paredes del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias.
Algunos recordábamos una exposición anterior, también de caricaturas, allá por
1990, en la sala de Arte y Cultura de CajaCanarias. En esta ocasión, como que
hubo más calor humano, de modo que entre las evocaciones de entonces, los
rescates de ahora y las ganas que siempre aparecen cuando de artistas locales
se trata, el acto de inauguración, inevitablemente impregnado de cierto aire
nostálgico, resultó gratificante. Cómo hubiera gozado, por cierto, el doctor
Alfonso Morales, quien dio fe entonces, en la prensa tinerfeña, de aquella
convocatoria. El, que descubrió “los silencios” de Jordán, los hubiera ratificado
El caricaturista plasmó a los componentes de la célebre Peña
Baeza, entre los que aún el doctor Luis Espinosa, por quien no pasan los años,
presente en el acto, aún puede contar no pocas andanzas de aquellas excursiones
que hacían sábados, domingos y festivos, conociendo los vericuetos de la isla.
Cuando no se hablaba aún de naturalismo o del cuidado uso de los recursos
naturales ya ellos los practicaban. Telesforo Bravo, Paco Ortiz, Imeldo Bello
Baeza… Por si acaso, Vicente Jordán se encargó de inmortalizar sus caminatas y
sus aventuras de mayores en aquel volumen, Tenerife
a pie, editado por el Cabildo Insular de Tenerife. Pero este ‘suplemento’
gráfico viene pintiparado.
Alcaldes, con sus gestos adustos, también inspiraron a un
Jordán que tuvo en el dibujante Luis Bagaría una referencia de cómo conducirse
con el lápiz y ante la lámina. Isidoro Luz, Santiago Baeza, Felipe Machado
González de Chaves, Félix Real… Los hermanos Pérez Trujillo, Domingo y José,
amigos suyos, están en la colección, de la que forman parte personajes que
alcanzaron en el Puerto una notoria popularidad, casos del doctor Celestino
Cobiella, el padres Flores, Andrés Martín, Eladio Santaella Antonio Ruiz, Luis
Castañeda o Manuel Yanes Barreto.
No hacía distinciones; desde los señalados como destacados en
distintos ámbitos hasta los más cercanos o callejeros como fueron Jesús
Hernández ‘el Maestro’, Paco Marrero o
Ramón Torres. Como buen portuense que no se conforma con lo que tiene en casa,
se fijó, asimismo, en ciudadanos de otras localidades, como Egon Wende, García
Bartlet o Vicente Miranda. Ya en sus últimos años tuvo arrestos para trazar a
políticos autonómicos de postín como Jerónimo Saavedra, Victoriano Ríos y José
Miguel González. Dos mujeres aparecen en la serie, Minita Carmona y Margalida
Hernández.
Nicolás Rodríguez, presidente del Instituto, e Isidoro
Sánchez, destacado promotor de la Sociedad para la Promoción Cultural Canarias en Europa y yerno de Vicente
Jordán, antecedieron a la visión de Cayetano Barreto, o Rafael Abraham, al que
las caricaturas de Jordán sugieren un desfile silencioso y animado de personas
y personajes que sabían, más o menos, de la afición del autor. Hoy ya son parte
de su legado, redivivo en una calurosa tarde de julio, vísperas de las fiestas
que hoy, por cierto, congregan a los portuenses en torno al fervor marinero.
1 comentario:
EXCELENTE CRÓNICA, MAESTRO.
Publicar un comentario