El
asunto es delicado y se puede complicar, ya veremos hasta qué
extremos. Jueces y fiscales de toda España inician hoy las
movilizaciones que podrían desembocar, el próximo mes de mayo, en
una huelga en el sector. Quieren despolitizar la justicia, a ver si
con ello mejora la imagen que de ella se tiene en amplios sectores
sociales. Las asociaciones profesionales -hasta ahora conduciéndose
por la senda de la unanimidad- han sido contundentes en sus
consideraciones previas, de manera que, en un comunicado conjunto, han
criticado que el Gobierno no haya modificado las bases para elegir a
los vocales del Consejo General del Poder Judicial, de modo que sean
elegidos por los propios jueces. No se quedan ahí: el inmovilismo
detectado en la política de nombramientos judiciales, al no tener en
cuenta criterios de mérito, capacidad, igualdad de género y
transparencia, es también objeto de severa crítica, tal es así
que, en caso de prolongarse esta situación, irán a la huelga el
próximo mes de mayo.
Por
eso, las movilizaciones que hoy se inician en los juzgados y en las
sedes judiciales del país servirán para ir tomando el pulso,
siquiera desde el ámbito interno. Luego habrá una concentración en
la capital del Reino, a la que seguirán paros parciales de una hora
los jueves de cada semana. En caso de que no sean atendidas las
peticiones de los estamentos judiciales, habrá huelga el próximo 22
de mayo.
Algunos
testimonios de los promotores de esta decisión son reveladores y
convergentes: ha pasado el tiempo, no hay soluciones ni avances y se
han cansado de las palabras, por lo que es inevitable pasar a la
acción. Tendrán que seguir explicándolo pues a mucha gente le
será difícil aceptar hacerse a la idea de ver a servidores y responsables públicos de alto rango y de muy seria función en actitud
huelguista, bien es verdad que ejerciendo un derecho constitucional.
El portavoz de la Unión Progresista de Fiscales, Emilio Fernández,
ha llegado a decir que “mantenemos el calendario de movilizaciones
por el desinterés del Gobierno con nuestras reivindicaciones que
son justas y medidas”.
Es
positivo que jueces y fiscales tomen la iniciativa pues son
conscientes de que hay que esmerarse para lograr de verdad la
independencia del poder judicial, al cabo de varias décadas de
convivencia democrática. Hay quienes niegan la existencia de un
problema de independencia, aunque aceptan que se da una “percepción
social de politización” que no está en consonancia con la teórica
y aceptada independencia con la que ejercen su función
constitucional los miembros del poder judicial.
Se
trata, entonces, de evitar y eliminar las tentaciones de injerencias
del poder político en el judicial. Fiscales y jueces quieren impedir
los intentos de control, sobre todo, en refeormas legales y
nombramientos. Será difícil si los partidos políticos y grupos
parlamentarios no están por la labor, si no son generosos y
sensibles con estas circunstancias concurrentes. Los grandes
objetivos: mejorar el funcionamiento de la administración de
justicia en todos los órdenes, ganar autonomía funcional y
orgánica, recuperar la credibilidad y transmitir de mejor manera los
valores que se presuponen al poder judicial.
Y
algo también relevante: que las instituciones y los ciudadanos no se
vean perjudicados.
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