El
año que todo el mundo quería que acabase se saldó con un balance desolador para
los medios de comunicación: casi cuatro mil quinientos periodistas perdieron su
empleo en España, en tanto que se registró el cierre de setenta y tres medios
de comunicación. Números para desasosegarse, desde luego. Como lo son los que
se contabilizan en el sector en el quinquenio 2008-13: doscientos ochenta y
cuatro medios que desaparecieron y once mil ciento cincuenta y un puestos de
trabajo que ya no están.
Tremendo. La crisis en el
sector ha impactado de forma brutal y las expectativas de remontada son
bastante limitadas. Quienes creían que el sector audiovisual resistiría, han
comprobado que una cadena radiofónica, Punto Radio, también echó el cierre en
2013; que una cadena autonómica de televisión como Canal Nou, en la Comunidad
Valenciana, se fue a negro; que TeleMadrid ha aplicado un expediente de
regulación de empleo que afecta a casi novecientos trabajadores; y que alguna
cabecera privada del Grupo Intereconomía anda pidiendo agua por señas para
tratar de evitar el cierre.
Pero es en la prensa
donde se ceba la crisis. El informe de la Asociación de la Prensa de Madrid
refleja que desde 2008 han desaparecido ciento ochenta y dos cabeceras, treinta
y un periódicos, once publicaciones gratuitas y veinte medios digitales. Los
ingresos en los medios escritos, según este mismo informe, han disminuido un
32%.
Malos tiempos, desde
luego, para un sector que sigue debatiéndose en las incertidumbres del futuro.
Las consecuencias ya se han contratado en todos los órdenes: menos empleo, más
precarización en el que sobrevive, menos calidad en los productos, menos
opciones, menos pluralismo, menor capacidad, en fin, para el ejercicio del
periodismo y de la comunicación.
Malos tiempos. Y lo peor,
que la cosa se prolonga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario