jueves, 11 de septiembre de 2025

SÍNDROME POSVACACIONAL

 

Los menudos tuvieron esta semana su primer día de clase y es ahora cuando puede hablarse de reanudación de la normalidad o de la rutina que empieza su largo recorrido hasta mayo/junio del año próximo.


Seguimos durante estos días los análisis relativos a la reincorporación al trabajo tras el período vacacional. En uno de ellos, elaborado por la consultora Robert Walters, se concluye que hasta un 63 % de los trabajadores españoles siente ansiedad al reincorporarse a su puesto después de su período vacacional. El esperado regreso de las vacaciones se ha convertido, para muchos, en una pesadilla de agotamiento. O sea, más de la mitad de la población activa en nuestro país sufre de ansiedad posvacacional, un malestar que no solo afecta su bienestar personal, sino que también hunde la productividad en las empresas.


La raíz del problema, según un informe de InfoJobs, una plataforma de empleo que encabeza el sector, parece ser la incapacidad para desconectar. El 59 % de los españoles no logran apagar el “modo on” durante su descanso, lo que convierte sus vacaciones en una extensión del estrés laboral, dejándolos exhaustos incluso antes de retomar sus tareas.


El experto en productividad, Agustín Peralt, creador del Método Fase, asegura que el problema no es la falta de tiempo, sino la falta de foco. “No se trata de añadir más tareas, sino de priorizar y planificar”, explica Peralt, quien insta a los trabajadores a resistir la tentación de caer en el torbellino de correos y reuniones inútiles.


Para combatir el caos posvacacional, según publica PR Noticiasd, Peralt propone una estrategia de tres sencillos pasos:

  1. Priorizar: Identifica las tareas más importantes para el mes y delega las que no lo sean.

  2. Planificar: Crea un calendario para enfocarte en tus prioridades. Aprende a decir “no” a lo que te desvía.

  3. Cuidar la energía: Establece rutinas de autocuidado, porque tu bienestar es el motor de tu productividad a largo plazo.

Volver del verano no es sinónimo de entrar en modo de supervivencia”, concluye Peralt. Al contrario, la vuelta a la rutina puede ser un nuevo comienzo, una oportunidad para trabajar de forma más inteligente, con claridad y un propósito renovado.

Cuestión de dejar pasar unos días, coger el ritmo, y con los últimos calores, la reanudación de las actividades laborales será llevadera. Ya lo comprobarán.

miércoles, 10 de septiembre de 2025

Defender la verdad y perseguir el delito. Pero...

 

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, va a ser enjuiciado por un presunto delito de revelación de secretos. Es la primera vez que el máximo responsable del Ministerio Público se sienta en el banquillo de los acusados. Le piden seis años de prisión. Además de una fianza de ciento cincuenta mil euros. Es una una situación insólita a la que jamás debió haberse llegado, aunque eso es muy fácil decirlo después del recorrido.

Pero las circunstancias de este tiempo convulso, de aguas procelosas, en el que predominan celos, recelos y afanes justicieros, han precipitado la suerte de García Ortiz que, en la diana política, es visto, en su desempeño, como inclinado a favorecer al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y a perjudicar a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, novia del presunto defraudador fiscal, Alberto González Amador.

Ocurra lo que ocurra en el juicio oral, el daño ya está hecho. La merma en la credibilidad o confianza institucional es considerable. Pero no solo por este hecho: aquí parece que ya nos hubiéramos olvidado del caso Montoro. Claro que el eco mediático es bastante inferior, pese a las evidencias.

El Gobierno apoya incondicionalmente al fiscal, empecinado en no dimitir. Defender la verdad y perseguir el delito, sus cometidos. Pero… Y es ahí donde la salida política se complica. El caso García Ortiz, convenientemente aireado en antenas, radios, digitales, tertulias y demás ralea, fortalecerán -hasta que lleguen, si lo consiguen, los salvadores de la patria- una percepción negativa y debilitará nuestra credibilidad internacional en un momento en que la calidad democrática se ha convertido en un factor clave de influencia geopolítica.

Eso es lo que precisamente interesa a algunos.


martes, 9 de septiembre de 2025

Día Mundial de las Noticias

 

Elige la verdad. Elige los hechos. Elige el periodismo”, es el lema del Día Mundial de las Noticias que se conmemora el próximo domingo 28 de los corrientes. Las organizaciones internacionales profesionales ya han abierto la convocatoria que consigna una campaña que se desarrollará del 23 al 28 de este mes de septiembre.

La iniciativa busca poner en valor la importancia de la información verificada y del trabajo de las redacciones en un momento en el que la desinformación, la intolerancia y las amenazas a la libertad de prensa afectan de manera creciente al ejercicio del periodismo.

Para la campaña se ha subrayado la relevancia de la participación de los medios en América Latina, a quienes se ha hecho un llamado específico para reforzar la presencia de la región en esta edición. Las redacciones, asociaciones y periodistas interesados pueden registrarse para acceder a un conjunto de materiales que estarán disponibles a partir del 9 de septiembre, entre ellos anuncios impresos y digitales, vídeos, recursos para redes sociales y artículos de opinión.

El equipo organizador, liderado por Cherilyn Ireton y Branko Brkic, ha señalado que la fecha representa una oportunidad para que cada medio muestre cómo su labor diaria contribuye a informar, investigar y explicar los hechos con rigor. Además de los recursos proporcionados, cada redacción podrá crear eventos y contenidos propios con el fin de dar visibilidad a la labor de sus periodistas y reforzar el compromiso con la verdad.

La iniciativa persigue mostrar la fuerza y la diversidad de las redacciones en todo el mundo, al tiempo que plantea una respuesta conjunta frente a los retos que afronta el periodismo en la actualidad.


lunes, 8 de septiembre de 2025

La industria de las noticias se transforma

 

La Asociación Internacional de Medios de Comunicación (INMA) es el proveedor líder mundial de mejores prácticas globales para las empresas de medios de comunicación que buscan aumentar los ingresos, la audiencia y la marca en medio de un profundo cambio en el mercado.

Su misión consiste en inspirar a las empresas de medios de comunicación a adoptar prácticas comerciales que sostengan un periodismo impactante.

La INMA aprovecha su red global de miembros para:

  • Construir comunidades de mejores prácticas y facilitar el intercambio de ideas, conocimientos, puntos de referencia y experiencias.

  • Destilar el conocimiento colectivo de los miembros en ideas que aumenten las audiencias, transformen las marcas y garanticen la sostenibilidad financiera de las empresas de medios de comunicación.

  • Identificar y reconocer la excelencia en áreas vitales como suscripciones, datos, productos, publicidad, salas de redacción y el negocio del periodismo.

En efecto, la industria periodística atraviesa un proceso de cambio sin precedentes en el que la pérdida de influencia de las plataformas, la presión económica y el impacto de la inteligencia artificial obligan a los editores a replantear sus modelos de negocio.

Durante la última conferencia latinoamericana de la INMA, celebrada recientemente, el director ejecutivo de la organización, Earl J. Wilkinson, expuso los retos a los que se enfrenta el sector y las estrategias que podrían marcar su futuro.

Ante un auditorio formado por periodistas y directivos de medios de todo el mundo, Wilkinson subrayó que el colapso de los modelos tradicionales ha dejado a los editores frente a un escenario que exige reinvención estratégica, diversificación de ingresos y un cambio de mentalidad en la relación con sus audiencias.

Precisamente, la organización ha condensado en un informe este proceso en cinco grandes tendencias a las que se refiere el Laboratorio de Periodismo de la Fundación Loca de Tena y que están impulsando la transformación de la industria de las noticias a escala global:

  1. Del alcance masivo a la relación directa con la audiencia.
    El modelo basado en el tráfico anónimo ha quedado atrás. La prioridad actual es construir comunidades de lectores fieles, conocidos y comprometidos. “Estamos pasando de perseguir audiencias anónimas a cultivar relaciones directas con públicos identificados y activos”, explicó Wilkinson.

  2. La inteligencia artificial como doble factor de disrupción.
    La IA no solo interviene en la producción de contenidos, también redefine la manera en que los usuarios consumen información. “La inteligencia artificial está moldeando tanto cómo se hace el periodismo como cómo lo experimentan las audiencias”, advirtió.

  3. La activación de datos como superpoder pendiente.
    Los medios han invertido en recopilar datos de primera mano, pero aún no han logrado monetizarlos de forma efectiva. “¿Dónde está el dinero?”, cuestionó Wilkinson, poniendo de relieve la urgencia de convertir esa información en ingresos reales.

  4. Agilidad y pragmatismo tecnológico.
    Frente a los largos procesos de desarrollo, los medios apuestan ahora por soluciones prácticas, adoptando tecnologías disponibles en el mercado y ejecutando planes a corto plazo. “La tecnología ha dado la vuelta a nuestra propuesta de valor”, señaló.

  5. El futuro de la búsqueda y el auge del ‘zero-click’.
    La caída en el tráfico derivado de buscadores y redes sociales coincide con el crecimiento de los resúmenes automáticos y de los contenidos que no requieren clics. “¿Dónde encajamos en ese escenario?”, preguntó Wilkinson, invitando a los editores a repensar sus productos y estrategias de distribución.

Diferencias regionales y ejemplos de adaptación

El análisis de la INMA incluye una comparación de las distintas regiones del mundo. En Europa, los editores avanzan hacia lo digital respaldados por reservas de capital que permiten planificar a largo plazo. En cambio, en Norteamérica, las elevadas deudas condicionan la capacidad de innovación. En India, la abundancia de noticias de carácter genérico dificulta el desarrollo de un periodismo de calidad capaz de sostener modelos de suscripción. En América Latina, la dependencia de los ingresos tradicionales, la inestabilidad económica y la presión política complican aún más la transición.

Un ejemplo citado fue el de Alemania, donde el 80% de los ingresos sigue procediendo de la prensa impresa, aunque las empresas ya trabajan en planes quinquenales para acelerar el crecimiento de las suscripciones digitales. Según Wilkinson, los objetivos de crecimiento fijados en muchos casos son poco realistas. “No es un problema de suscriptores, es un problema de fijación de metas”, afirmó.

Como referencia internacional, destacó la estrategia de The New York Times, que ha construido un ecosistema digital diversificado alrededor de su periodismo central, con productos como CookingGamesWirecutter o The Athletic. “Ninguno de esos planetas giraría sin el calor del sol que representa The New York Times”, sostuvo Wilkinson, subrayando que el núcleo sigue siendo el periodismo, pero la sostenibilidad se logra mediante diversificación.

El papel de la marca en el nuevo escenario

Además de la adaptación tecnológica y económica, Wilkinson insistió en la necesidad de revitalizar la identidad de las marcas periodísticas. A su juicio, los medios han descuidado la dimensión emocional en su relación con las audiencias. “Podemos construir marca. No somos entidades sin identidad, pero carecemos de personalidad y de resonancia emocional”, señaló. En su opinión, los lectores no se conectan únicamente con la calidad periodística, sino también con valores como la esperanza, el optimismo o la empatía.

Para concluir, Wilkinson recuperó una cita de Jeff Bezos como guía en medio de la incertidumbre: “Cuando estés elaborando una estrategia, hazlo alrededor de lo que no va a a cambiar”lo que no va a cambiar”.


jueves, 4 de septiembre de 2025

Paco Carballo

 

Con Francisco Carballo Rodríguez, Paco, que hoy recibirá cristiana sepultura en el cementerio del Puerto de la Cruz, mantuvimos, desde que jugáramos juntos en el Infantil Peñón, una relación amistosa y cordial, con sus vaivenes pero sin desavanencias graves, registrados durante la etapa en que ejercimos como concejales. Curiosamente, con el paso del tiempo la amistad se acentuó hasta el punto de que fue votante de nuestra opción política en una de las convocatorias en que fuimos candidatos a la alcaldía portuense.

De Paco recordamos también su paso por los desaparecidos colegios San Agustín y Gran Poder de Dios. Desde su juventud era sensible con el hecho deportivo y con la realidad social del municipio portuense. Después de la Constitución de 1978, cuando los españoles acudieron a las urnas para asumir responsabilidades democráticas en los ámbitos locales, quiso participar activamente en los procesos. Y por eso fue candidato a la alcaldía, su primer paso por el consistorio, en representación de Alianza Popular, Partido Democrático Popular y Unión Liberal (AP-PDP-UL). Años más tarde, intentó sin éxito una moción de censura en el Cabildo Insular de Tenerife, contra el presidente de entonces, Adán Martín Menis. Carballo, acompañado de Arturo Escuder, uno de los jerifaltes de entonces del partido conservador, produjo en la víspera de aquel trance político una llamativa frase convertida en titular de prensa:

-La moción en el Cabildo es justa y necesaria.

Pero lo suyo era lo local. Le podían el costumbrismo portuense, las tradiciones marineras portuenses, la pesca practicada desde las pequeñas embarcaciones que estaban varadas en el viejo refugio pesquero, del que era un habitual visitante, hasta el punto de que frecuentaba los ambientes festivos y marineros, en los que se integraba con ánimo participativo. Poco a poco se fue alejando de la política pero jamás dejó de interesarse por los acontecimientos locales y la evolución de las actuaciones que fueron configurando la historia más reciente del municipio. Se vinculó a alguna hermandad religiosa en la parroquia de La Peñita.

Fue un servidor público. Ingresó en el cuerpo de Correos y Telégrafos de cuya oficina principal en la localidad portuense llegó a ser director durante varios años. Siguió de cerca aquel crimen que ocurrió la noche del Tenerife-Milan, perpetrado en dicha oficina, que costó la vida a un repartidor del cuerpo y que nunca fue esclarecido.

Una cruel enfermedad  le arrebató la vida cuando ya estaba jubilado. Le recordaremos.     

miércoles, 3 de septiembre de 2025

Quizá algún día, en el Puerto...

 

Algún día sera reconstruida la estación de guaguas del Puerto de la Cruz, ubicada en pleno centro de la ciudad, en la zona San Felipe-El Tejar, limitada por la avenida Hermanos Fernández Perdigón y las calles Peñón y El Pozo, culminada con la plaza Francisco Afonso Carrillo en la planta superior, cerrada en su día por resolución judicial como consecuencia de las grietas abiertas por los desagües y las filtraciones de unos talleres mecánicos y aparcamientos subterráneos… algún día.


En la geografía urbana portuense, se prolonga la estampa de un espacio abandonado que debería servir como un dotacional útil y polivalente. En pleno centro de la ciudad. Desde 2009, si la memoria no falla, está clausurada la estación. Entre las soluciones provisionales -esas que en el Puerto se eternizan y se convierten en cuasi definitivas-, colocaron una lona serigrafiada envolvente lateral de la totalidad de la superficie de la edificación con la que se pretendía minimizar el impacto visual y antiestético de la ya inservible estación. de guaguas del Puerto de la Cruz es que parece una medida que va a prolongar la solución definitiva para la infraestructura. Y eso sí que no debería suceder: demasiado tiempo, en efecto, con una situación de abandono y de incapacidad para encontrar una alternativa a un cierre decretado por decisión judicial. Lo peor, escribíamos en mayo de 2015, parece una medida que va a prolongar la solución definitiva para la infraestructura.


Si la instalación de la lona se produjo ese año, pues ya ha pasado tiempo, en efecto. Y eso es lo que no debió suceder: demasiado tiempo, en efecto, con una situación de abandono y de incapacidad para encontrar una alternativa.


Los pronósticos se han cumplido. En más de una oportunidad, nos hemos preguntado cómo es posible que haya afanes populares muy extendidos referidos a la construcción de un puerto (que incluso acoja a cruceros, han llegado a decir) y, en cambio, se diga muy poco o nada de una digna puerta de entrada y salida de la ciudad vía terrestre. La estación de guaguas se necesita imperiosamente: la conectividad de la ciudad mediante transporte público con zonas geográficas de la isla o con puntos neurálgicos (aeropuerto, universidad, hospitales, la capital…) ha de estar garantizada. Son los nativos y son miles de turistas los que utilizan la estación. El Puerto, por empaque y por su condición de destino turístico avanzado, merece una estación en las mejores condiciones.


Los propósitos del gobierno local (PP+ACP+CC) no son nuevos: recuperar y dignificar el espacio, transformarlo de verdad, rehacer la infraestructura, hacer que funcione, con sus servicios, suplementar los usos (auditorio, espacio para espectáculos por ejemplo, plaza recreativa abierta)… Algún día. Así lo ha manifestado el concejal de Movilidad y Ciudad Sostenible, David Hernández, en algún foro empresarial. Por supuesto, esa es una actuación que el Ayuntamiento no puede acometer en solitario. La aportación de otras administraciones públicas es indispensable. No sabemos si las conversaciones se han iniciado.


Mientras tanto, habrá que seguir contemplando las fotografías serigrafiadas, por algún lado rotas y por otro, ya despintadas.


Señales inequívocas del paso del tiempo… y del abandono en la geografía urbana. Quizá algún día...



martes, 2 de septiembre de 2025

¿Sinvergüenza de cloaca o profesional de la información?

 

La reanudación de la temporada en los medios de comunicación ha significado la entrada en la escena de algunos fichajes, el cambio de logos en los micrófonos desde los que ahora hablan y la continuidad en sus casas de quienes pueden presumir de veteranía y se convertido en pilares de mantenimiento de audiencias. El proceso está aún a la espera de completarse pero ya se aprecian los perfiles que indican la competencia que, en algunos casos concretos, seguirá siendo feroz.

Como durísima va a resultar la que enfrente, no solo al ámbito mediático en el plano radio/televisión, sino a los participantes en su mayoría contagiados del encono que caracteriza a la aparición de políticos. Difícilmente, eluden alguna identificación ideológica -lo cual no es malo, siempre y cuando se conduzcan por la vía del raciocinio, sean capaces de enhebrar un discurso coherente y aporten datos con los que sustentarlo-, en tanto a menudo se enfrascan en un rifirrafe dialéctico que, cuando se produce, va marchamo de sufrir un corte radical por parte del moderador o una interrupción de esas que llaman la atención de telespectadores o radioescuchas. Lastimosamente, a veces -cada vez más- se pierden las formas y aquello se convierte en una contienda de tono bronquista insoportable.

Alguien se preguntaba días pasados en un artículo de opinión: ¿en una tertulia, es necesario confundir a un sinvergüenza de cloaca con un profesional de la información? La libertad necesita respetar opiniones que tradicionalmente se identifican con la derecha, el centro o la izquierda. ¿Pero tiene eso algo que ver con ofrecerle una pantalla a una persona indecente? Posiblemente la pregunta contenga la clave, o lo que es igual, ahí estriba el pecado original.

Son reflexiones que los consumidores de información -de opinión en este caso-, con sus preferencias, sus inclinaciones y sus fundamentos, deben hacerse si lo que se quiere es defender el valor del periodismo como una columna imprescindible para las sociedades democráticas. La historia nos ha enseñado -podía leerse en el artículo- que cualquier injerencia del poder político acaba convirtiéndose en un peligro para la libertad de expresión. Pero también nos ha enseñado la labor que puede desempeñar un Consejo Consultivo, formado por profesionales de prestigio, que vigile con independencia la dignidad informativa en un amplio escenario de asuntos e intereses.

Y volviendo al principio y a la responsabilidad de la ciudadanía, hay que tener en cuenta un hecho primordial: El buen periodismo cuesta dinero. Si no lo pagamos nosotros, dejamos las manos libres a los que quieren invertir en la manipulación de nuestras opiniones y nuestras conciencias. Por eso resulta también necesario leer y escuchar a los que no opinan como nosotros. Aunque vengan servidas en bandeja de plata, aptas para discrepar. Y duelan, que también.



lunes, 1 de septiembre de 2025

Prestigio social, sí; influencia, menos

 

El centro de investigaciones Pew Research, especializado en encuestas de opinión operado por el ‘Times Mirror’, del grupo editor ‘Los Angeles Mirror’, es un ‘think tank’ (organización o grupos de expertos que se dedica a investigar y analizar cuestiones políticas, económicas, sociales, militares o culturales, entre otras. Su objetivo es influir en la toma de decisiones por parte de gobiernos, empresas y la sociedad en general. También se traduce como "tanque de ideas" y puede estar relacionado con laboratorios militares, empresas privadas o instituciones académicas) ha publicado recientemente una que merece máxima atención y se presta a reflexiones, críticas y análisis, dadas las conclusiones que aporta.

La encuesta, realizada entre el 14 y el 20 de abril de 2025 a 9.397 adultos, sitúa en el 59 % a quienes consideran que los periodistas son “muy” o “extremadamente” importantes para el bienestar de la sociedad, pero también constata que el 49 % percibe que están perdiendo influencia y que el 45 % declara mucha o bastante confianza en que actúen en el interés público.

En una información que sobre el particular publica Laboratorio de Periodismo.org, se interpreta que el periodismo sigue siendo considerado un pilar democrático por la mayoría de la población, pero la confianza hacia quienes ejercen el oficio muestra signos de desgaste y las fronteras sobre quién merece la etiqueta de periodista se difuminan en la era digital. La aparición de pódcast, newsletters (los nuevos géneros) y creadores en redes sociales convive con la persistencia de los formatos tradicionales, y la opinión pública, atravesada por divisiones políticas y generacionales, dibuja un retrato de respeto hacia la función social de informar y, al mismo tiempo, de sospecha sobre la imparcialidad de quienes la ejercen.

En efecto, el ecosistema informativo digital multiplica las fuentes, difumina las fronteras entre profesionales y creadores y mantiene abierto el debate sobre qué significa hoy ser periodista, al tiempo que tensiona la confianza del público y reordena los hábitos de consumo.

La población declara que quiere información rigurosa y a la vez convive con formatos nuevos —boletines, pódcast, redes sociales— que compiten con los medios tradicionales por tiempo y credibilidad; la etiqueta “periodista” no se aplica de forma uniforme a quienes participan en ese circuito y la evaluación de su trabajo presenta fuertes diferencias por edad y por afinidad política. Estas son algunas de las principales conclusiones del último retrato sobre la profesión de periodista en Estados Unidos,

Entre los rasgos que la ciudadanía exige a sus proveedores de noticias, sobresalen la honestidad (93 %), la inteligencia (89 %) y la “autenticidad” entendida de manera diversa (82 %), y en las funciones diarias se prioriza “informar con precisión” (84 %) y “corregir afirmaciones falsas de cargos públicos” (64 %).

La definición de quién es periodista se asocia con mayor claridad a los formatos tradicionales. El 79 % considera periodistas a quienes escriben en periódicos o webs de noticias, el 65 % a quienes informan o presentan en televisión y el 59 % en radio, mientras que los porcentajes bajan en medios nuevos: 46 % para quienes conducen pódcast informativos, 40 % para autores de newsletters y 26 % para quienes publican sobre noticias en redes sociales.

Las expectativas normativas sobre cómo actuar también son claras en varios puntos. Tres de cada cuatro encuestados (75 %) sostienen que, al cubrir un tema, “todas las partes merecen siempre cobertura equilibrada” y un 82 % afirma que, ante falsedades de figuras públicas, los periodistas deben informar y aclarar que son falsas. Al mismo tiempo, más de la mitad (56 %) cree que los periodistas “no pueden separar a menudo sus opiniones personales” de lo que publican, con diferencias marcadas por partido.

En perfil y preparación, la ciudadanía otorga más peso al conocimiento temático que al estatus laboral o a la titulación: el 70 % considera “muy importante” que quien informa tenga dominio profundo del tema, frente al 31 % que valora estar empleado por un medio y el 25 % que prioriza un título universitario en periodismo. Aun así, un 60 % opina que debería requerirse formación formal para ejercer. En transparencia, el aspecto más demandado es explicar cómo se gestionan los errores: el 66 % lo considera “muy importante”.

Los datos también reflejan cómo llega la información. Casi la mitad de los adultos (46 %) dice que la mayor parte de sus noticias proviene de personas a las que considera periodistas, aunque un 59 % declara que preferiría informarse principalmente a través de periodistas . Ese desfase convive con una valoración ambivalente de los atributos: mayorías describen a “la mayoría de los periodistas” como inteligentes (63 %) y bien intencionados (58 %), pero también como “sesgados” (58 %).

El informe, publicado el pasado 20 de agosto, incorpora además evidencia cualitativa de nueve grupos focales que ayuda a contextualizar los porcentajes y muestra percepciones sobre autenticidad, opinión y riesgos del trabajo, así como la influencia de intereses políticos o financieros en la cobertura. El conjunto dibuja un terreno exigente para el oficio: reconocimiento amplio de su función social, escepticismo sostenido sobre su imparcialidad y reglas de juego que el público sigue situando, con matices, en la verificación, la corrección y la transparencia.

En fin, que según este sondeo de opinión americano, los periodistas conservan un considerable nivel de prestigio social pero su poder de influencia va reduciéndose sensiblemente.