En cualquier informativo, en
cualquier cadena, a cualquier hora… hay imágenes espeluznantes. Terribles,
durísimas, impactantes…, el adjetivo que quieran. Pero las que han ilustrado un
reportaje de Gonzo, en El Intermedio (La
Sexta), nos aproximan a un mundo irreal, a un dislate, a una situación que, si
no fuera por tales imágenes, dirían que es un montaje, uno más de cuantos
circulan indiscriminadamente en los medios para llamar la atención, para
alardear, para ganar audiencia, aún a costa de engañar.
En Madrid, capital del
Reino, profesores y alumnos de la universidad pública se lanzaron a la calle a
impartir y desarrollar las clases. En señal de protesta, claro está, por tanto
reajuste y por tantas restricciones.
Había que verles, en un día
de ese frío que pela: prendas de abrigo, gorros, bufandas, guantes… Una
elemental megafonía y alguna pancarta por todo atrezzo. Sentados en el suelo, o
de pie, ante la mirada curiosa e incrédula de los viandantes, escuchando el
relato del profesor, tomando apuntes o formulando algún comentario. Materias
‘ad hoc’ de sociología, antropología y ciencia política. Las respuestas de los
alumnos consultadas sobre su futuro no podían ser más desalentadoras.
Nadie podrá negar la
originalidad de la protesta. En otros sitios, bloquean avenidas o queman
contenedores, por decir una estampa que se ha hecho habitual. En varios puntos
céntricos de la capital madrileña, estudiantes y profesores, desafiando al frío
y a las inclemencias, en condiciones absolutamente inapropiadas, no se
resignaban y se resistían a la indiferencia. El aumento de las tasas, la
supresión o reducción de becas, la
pérdida de opciones… todas esas cosas, tan del presente de indicativo popular y
tan del futuro imperfecto social, desnudaban la cuestión de fondo.
Esta es una parte cruda de
la realidad española de nuestros días. Imágenes durísimas: aunque suene
demagógico, la enseñanza universitaria pública de nuestro país, por los suelos,
por las calles y plazas de Madrid. Para qué preguntarse dónde iremos a parar si
lo meritorio es la resistencia y que todavía quede ingenio para rechazar de esa
manera medidas gubernamentales que el ministro del ramo se empeña en
presentarlas de forma graciosa.
Cuando tales imágenes
trasciendan, cuando lleguen a la Unión Europea y a la América hermana, creerán
que es un montaje o no se las creerán.
Pero no hay coches volcados
ni contenedores atravesados ni mobiliario arrancado ni objetos incendiados:
eran catedráticos hablando por un micrófono casero y alumnos grabando en sus
móviles o escribiendo apuntes en cuadernos humedecidos. A la vista de todo el
mundo.
Un diez para la idea. Otro
para el reportaje.
Es la España del presente de
indicativo popular. A lo que ha llegado esto.
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