Un Festival Internacional
de Literatura de Viajes y Aventuras. Eso es Periplo.
La primera edición ya está en marcha. En tiempos de crisis, hay que
congratularse de que la ciudad acoja una convocatoria singular, concebida con
una estructura innovadora y que tiene mucho de experimental. Tanto, como que la
declaración de principios suena muy bien pues a ella “se incorporan todos los
formatos capaces de recoger y comunicar la experiencia transformadora de un
viaje”. En esos mismos tiempos de penurias, hay que felicitarse también de que
la concejala-delegada de Cultura, Verónica Rodríguez, no solo se empeñe en
rescatar Mueca -lo hizo, además, con
éxito- sino que haga cristalizar ideas como las que entraña Periplo, que nos sacan de cierto marasmo
y del inmovilismo que atenaza a los portuenses.
Dicen los mentores que la iniciativa “surge con vocación de ser
un actor de esta modalidad”, la literatura de viajes, en auténtico estado de
efervescencia que se expresa, en efecto, en otros lenguajes artísticos, como el
cine, el teatro o la música. La ciudad, con su indeclinable vocación turística,
sabe bastante de eso: lleva decenas de años siendo un rompeolas de
multiculturalidad y hasta fuente de inspiración de quienes hallan en el destino
vacacional escogido situaciones de todo tipo con las que amenizar y enriquecer su
preferencia.
El Puerto es el escenario ideal para un festival de estas
características que nace, además, con afanes participativos, el mejor método
para que la población nativa se identifique y lo haga suyo, lo cultive, lo haga
crecer hasta terminar convirtiéndolo en una de las principales citas del
calendario. Lo primero que cabe desear es eso, larga vida: han sido tantas las
iniciativas, los espectáculos y los festivales que en la ciudad han nacido y
fenecido, que ojalá las ediciones de Periplo
se sucedan hasta madurar, siempre con un claro espíritu de superación. Por
fortuna, la concurrencia de instituciones públicas, de organismos y del sector
privado hace vislumbrar un horizonte esperanzador. Desde luego, hay que
estimar, en toda su valía, que pequeñas y medianas empresas apuesten por la
cultura. Cualquiera sabe si con el tiempo se convierte en uno de esos dos o
tres grandes eventos anuales que, como hemos dicho en otras ocasiones,
distinguen y cualifican la ciudad y su destino turístico.
Es
un festival, en definitiva, que puede incorporar, en cualquier momento, las
impresiones y los testimonios de cuantos viajaron para imaginar y para
aprender. Algo que contar, ha de convertirse en un aforismo para lucir la
convocatoria. Todas esas ideas, efectivamente, se pueden plasmar de muy distintas
maneras, de modo que ese abanico de opciones, con títulos sugerentes, en
espacios naturales o convenientemente ambientados, tiene que impulsar un
pletórico desarrollo de la iniciativa.
Feliz
nacimiento, Periplo. Bienvenido.
1 comentario:
BUENOS DÍAS.
Interesantísima iniciativa y en un sitio ideal como el Puerto de la Cruz para que cristalice y continúe.
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