En un cuarto de millón de euros se ha incrementado el
presupuesto de la actuación de mejora y acondicionamiento del paseo San Telmo,
un factor más que añadir a la controversia que acompaña al proyecto. Las
oquedades descubiertas y la subsiguiente necesidad de rellenarlas para dotar de
la necesaria seguridad a una vía peatonal muy transitada durante las
veinticuatro horas del día han determinado que las previsiones presupuestarias
pasen de 1.2 millones a casi 1.5. O sea, que si éramos pocos, parió el modificado.
No es la primera vez y, además, ya se sabe que las obras en dominio
marítimo-terrestre suelen acarrear contingencias que hay que solventar sobre la
marcha. Recordemos que la financiación se repartía entre Gobierno de Canarias,
Cabildo Insular de Tenerife y Ayuntamiento. El segundo es el responsable de
actuación. La decisión -en realidad, casi ninguna de las adoptadas al respecto-
no contenta a la Plataforma Ciudadana Maresía, la más involucrada y la más
activa en el afán de que el proyecto no se materializara. Ha sido coherente, en
el sentido de que no era solo el muro -siempre el muro- lo único que importaba
y que había que salvar. Siguen esperando alguna respuesta de las
administraciones implicadas, a las que reclaman garantías de lo que se hace en
el bajío, naturaleza pura de acantilado, en las proximidades de El Penitente.
En realidad, una declaración de impacto a los efectos que proceda, se supone
que para salvaguardar su carácter. A la espera, verán cómo el próximo miércoles
ya no lucirá la “Pasarela a El Boquete”, es decir, aquel acceso con justicia
tachado de adefesio que sirvió para que los fieles del lugar, pese a las
incomodidades y las limitaciones, pudiesen disfrutar en el verano que se agota
de los encantos de esta zona de baño. Es decir, el baño volverá a estar
prohibido, se supone que ya hasta que terminen las obras cuya prolongación
empieza a preocupar a los comerciantes de la zona que intentan mantener el tipo
en medio de las vallas, carteles, desvíos y entradas o salidas provisionales. No
se sabe si van a ser compensados vía fiscal, siquiera por un ejercicio. Porque
queda aún pendiente alguna ejecución costosa y molesta como es el saneamiento.
O sea, que la controversia continuará, a la espera de resoluciones
administrativas y también judiciales. Lo más triste es comprobar que la
actuación no era tan prioritaria. Ya se verá el resultado final: si realmente
compensa tanto desaguisado.
viernes, 26 de septiembre de 2014
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