El hotel Tigaiga,
localizado en pleno parque de Taoro, en el Puerto de la Cruz, acaba de ser
distinguido por el turoperador alemán TUI con uno de sus premios relevantes, el
Holly. Ya son veintiuno de esta
modalidad que el establecimiento ha recibido de forma consecutiva. El Holly 2015 viene a reconocer, cada otoño, los cien hoteles
vacacionales más populares entre sus clientes.
Como el Tigaiga está
acostumbrado a galardones -son más de sesenta los que colecciona en sus
estancias y vitrinas-, no sorprende esta distinción que, en cualquier caso,
significa otro espaldarazo a la constante sensibilidad de sus propietarios y
personal para mejorar las instalaciones y cualificar una oferta que siempre
tuvo en el trato humano una seña de identidad. Puede darse por completado el
proceso de renovación llevado a cabo en habitaciones, dependencias interiores,
zonas comunes y jardinería, esta última uno de los grandes atractivos en un
entorno natural muy singular.
El hotel, de cuatro
estrellas, fue edificado en los últimos años de la década de los cincuenta. Ya
en 1961 obtenía un premio concedido por el Cabildo Insular de Tenerife en el
concurso “Por un Tenerife más bello, limpio, alegre y optimista”. A partir de
ahí, una colección de premios y reconocimientos.
Es de justicia
mencionar a Enrique Talg Wyss, su anterior propietario, uno de los hoteleros
tinerfeños más sensibles con el medio ambiente. Sus hijos han heredado esa vena
y se esfuerzan en lucir esa divisa, esmerándose en las virtudes que les inculcó
el inolvidable Enrique. Un busto, en uno de los jardines del Taoro, cercano al
hotel, perpetúa su memoria.
El viejo Talg se
sentiría orgulloso de la continuidad de esa obra, callada, perseverante,
mostrada de forma fehaciente a los operadores turísticos. Todo gusta del
Tigaiga: jardines, piscina, restaurante, ambiente y, sobre todo, la atención de
su personal. Por eso se alojaron ahí tantos personajes de renombre -uno de
ellos, Gerard Schoreder, canciller de la República Federal de Alemania,
disfrutó allí de una navidades antes de ser elegido- que encontraban en el
hotel y sus alrededores un remanso de tranquilidad, de atrayente acogida, de un
silencio que solo es interrumpido por el paso de los vehículos y, en otro
tiempo, por los graznidos de los pavos reales que merodeaban por los
alrededores.
El Tigaiga es el
ejemplo del amor por la obra bien hecha. Una clientela fiel hace todo lo demás.
1 comentario:
100 % de acuerdo, un hotel único, donde se cierra en Julio para hacer las obras y no molestar a los clientes, donde se cierra en Julio para que las madres / padres puedan tener vacaciones coincidiendo con las de sus hijos..
Es un producto hotelero hecho con AMOR, palabra que cada vez creo que es menos cursi y más profunda
Un abrazo
José Ramçon Estalella
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