La portada de una publicación turística especializada era muy
gráfica: mientras al fondo hay dos hombres sentados en una mesa se supone que
hablando, delante una mujer joven sostiene en sus manos un rótulo en el que
puede leerse: “Somos más chicas que chicos en las escuelas de turismo y les
superamos en notas. ¿Por qué hay más directores que directoras de hotel?” “Las
mujeres suponemos el 60% del personal empleado en los servicios turísticos.
¿Por qué ganamos un 15% menos que los hombres”.
Los datos
son otros indicadores más de la desigualdad laboral y salarial en nuestro país.
En la mayoría de establecimientos relacionados con el sector turístico, desde
pequeñas y medianas empresas a multinacionales, las mujeres superan a los
hombres. Pero son minoría o, sencillamente, no figuran en los consejos de
administración a la vez que su porcentaje es inferior al de los hombres en
cargos de responsabilidad. Algún estudio concluye que el turismo es un sector
con menos facilidades para las féminas
si es comparado con otros, más proclives a promover la igualdad entre sexos. El
mismo estudio señala que estas dificultades comportan un riesgo de abandono
prematuro de la carrera profesional, con el coste que ello significa para las
empresas turísticas.
En nuestro
país, las mujeres representan casi el 60% del personal empleado en servicios
turísticos. Quienes creen que la situación laboral de la mujer está normalizada
si es parangonada con la registrada hace unos años, tienden a equivocarse. Algunos hechos, además de inquietantes, son
reveladores en sentido contrario: no solo hay más directores que directoras
sino que son pocas las mujeres que se sientan en los consejos de
administración. A nivel mundial, ellas ganan en el sector un 15% menos que los
hombres. Otro registro reciente: el ministerio de Sanidad, Política Social e
Igualdad del Gobierno de España ha entregado por primera vez este año el
distintivo “Igualdad en la Empresa” a treinta y nueve firmas por destacar en la
aplicación de políticas de trato y de oportunidad con sus trabajadores. Ninguna
de ellas pertenece al sector turístico.
No será por
falta de empleadas, se señala en el Informe Anual de la Federación Estatal de Comercio, Hostelería y
Turismo de Comisiones Obreras. Y es que
acuerdo con los datos procedentes de la Encuesta de Población Activa, las
mujeres suponen casi el 60% de los trabajadores empleados en los servicios de
alojamiento y el 58% en los servicios de comidas y bebidas.
Otro dato
llamativo se extrae de un informe de la compañía ‘Eventoplus’ que ha analizado
el papel de la mujer en el sector de eventos y reuniones: las mujeres
representan en el 64% de las plantillas de agencias de eventos, pero solo el
35% de los equipos directivos.
Los salarios
son un hecho con el que palpar estas desigualdades. Aunque las retribuciones
estén reguladas por convenios colectivos y éstos no discriminen hombres de
mujeres, la ganancia media anual depende de variables como antigüedad, horas
extra, tipos de jornada y de contrato. Según la Encuesta Anual de Estructura
Salarial del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el sector de la
hostelería la ganancia media anual de los hombres se situó en los 15.940 euros
frente a los 12.518 de las mujeres. Es decir, éstas ganan un 21% menos. En el
ámbito del transporte, la ganancia media anual de los hombres se eleva a 23.073
euros frente a los 19.262 euros de ingresos medios de las mujeres.
El caso es que
la Organización Mundial del Turismo (OMT) y la Agencia de las Naciones Unidas
para las Mujeres convergen en que el sector turístico “proporciona importantes
oportunidades de independencia económica y liderazgo a las mujeres”. Pero es
tajante a la hora de señalar que es necesario seguir trabajando a favor de una
mayor igualdad pues “las mujeres se concentran a menudo en empleos precarios y
de escasa cualificación y ganan normalmente entre un 10 y un 15% menos que los
varones”. El Código Ético Mundial para el Turismo ya enfatiza en ese sentido
para reducir la brecha salarial.
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