Permitan
que, al iniciar la etapa al frente de la Asociación de la Prensa de
Tenerife, exprese en este medio -como si se tratase de una
declaración de intenciones- algunas consideraciones que entrañan la
asunción de este nuevo compromiso con el periodismo que animamos a
ejercer con responsabilidad, profesionalidad y sentido de la mesura.
Estamos
aquí, por ejemplo, para que el Colegio Canario de Periodistas sea
una realidad. No fijemos plazos sino continuemos dando pasos firmes
en pos de su creación. A los antecedentes de la pasada legislatura
en ese objetivo, habrá que ir sumando, en los ámbitos
correspondientes, gestiones eficaces que satisfagan esta aspiración
con la que intentar dignificar la profesión, corresponder a las
exigencias de la sociedad de nuestro tiempo y disponer de una
representación gremial que ejerza, a la vez, la interlocución
apropiada para su defensa y desarrollo. La buena predisposición
mostrada por los compañeros de Gran Canaria, Lanzarote y
Fuerteventura, convencidos de que la integración fortalecería
también sus legítimos deseos de vertebrarse y funcionar con
pragmatismo para ganar respeto y credibilidad, infunde también
muchos ánimos para seguir avanzando. El itinerario para la creación
del Colegio pasa por una tramitación parlamentaria que ojalá fuese
lo más fluida y ágil posible.
La
dotación de una sede operativa a partir de una mejor accesibilidad
es otro de los propósitos en los que se quiere esmerar la nueva
junta directiva de la Asociación. El actual emplazamiento, propiedad
de la misma, es poco funcional. Se trata de encontrar uno nuevo si
fructifica la gestión inmobiliaria que ya está en marcha y de la
que, en todo caso, se informará con detalle y transparencia a los
componentes de la entidad. Darle uso público y generar dinámicas
corporativas serían las dos principales vertientes de esa nueva
sede.
Queremos
mantener relaciones positivas y cooperantes con la Universidad de La
Laguna así como con otras asociaciones y uniones profesionales. Son
tantas las cosas que podemos transferir e intercambiar. Ello
redundaría en la potenciación de las opciones de formación y
reciclaje que también figuran en la agenda de trabajo. Como mejorar
las condiciones y las prestaciones internas de los asociados y
futuros colegiados.
La
ocasión es apta para volver a proclamar una actitud de respeto con
las políticas editoriales de los medios legalizados. En el
pluralismo y la tolerancia, así como en el cumplimiento del
ordenamiento jurídico se guardan, entre otros, los valores del
periodismo. Hay que trabajar con firmeza y convicciones para
incentivarlos y cualificarlos.
Lo
dijimos en la asamblea y lo reiteramos ahora, aunque suene a tópico,
la Asociación es de todos. Y de todos serán los logros y los
sinsabores. Por lo tanto, dependerán de nosotros mismos sus logros y
sus anquilosamientos.
Sería
injusto, finalmente, omitir una manifestación de gratitud y
reconocimiento a nuestro antecesor, Juan Galarza, que se desvivió
con tal de hacer honor a la historia de la Asociación de la Prensa
de Tenerife escribiendo nuevos capítulos llenos de entusiasmo y
caracterizados por el empeño en hacer mejor periodismo y dignificar
la profesión.
Nos
ponemos en marcha.
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