A
menor calidad en el empleo, más efectos negativos en dos vertientes:
en las condiciones de trabajo de muchos empleados y en las cuentas de
la Seguridad Social. Los timbres de alarma están sonando a la espera
de que mejoren las cifras de los registros en el mercado laboral y en
la ocupación activa de la población. Y suenan porque tales factores
repercuten en la sostenibilidad del sistema público de protección
social que cerrará 2016, previsiblemente, con un déficit no
inferior a los diecisiete mil millones de euros.
Los
datos contabilizados por el Instituto Nacional de Estadística (INE)
y la propia Seguridad Social convergen en esa doble repercusión
negativa. Se resienten los ingresos en aquélla, entre otras cosas
porque menos de la mitad de los cotizantes (un 48%) dispone de empleo
fijo a tiempo completo, o lo que es igual, menos de la mitad de los
trabajadores por cuenta ajena tiene un puesto de trabajo estable o
con una jornada laboral similar a la ordinaria, es decir, treinta y
nueve horas semanales.
Las
estadísticas de la Seguridad Social son reveladoras en este sentido:
solo 6,41 millones de asalariados son indefinidos a tiempo completo,
en tanto que 6,93 millones están empleados a tiempo parcial, aunque
su modalidad contractual sea de carácter indefinido. Además, son
fijos discontinuos (quiere decirse que trabajan durante una parte del
año); o tienen una relación contractual temporal (a tiempo completo
o parcial) o han firmado un contrato de aprendiz, formación o
prácticas.
Señala
el INE, por otra parte, que lo que dura el trabajo es determinante a
la hora de fijar el salario. Así, la diferencia salarial entre los
trabajadores a tiempo completo y parcial es de 5,1 euros por hora.
Para que se entienda en términos retributivos: si los empleados a
tiempo completo cobran un promedio de 14,9 euros por hora trabajada,
en el caso de quienes lo hacen a tiempo parcial, desciende hasta los
9,8 euros. Siempre según los datos del INE, si se establece una
comparación entre los salarios percibidos por los trabajadores con
contrato temporal y los sueldos del personal con empleo indefinido,
la diferencia es no menos significativa que el caso anterior. En
2015, trabajadores con contrato de duración terminada ingresaron un
salario anual de 15.680 euros, inferior en un 31% al salario medio,
mientras que los contratados de forma indefinida percibieron una
retribuciones anuales de 24.746 euros, cantidad que supera en un 8,3%
al salario medio.
Sabido
es que la cuantía de las cotizaciones está directamente relacionada
con los salarios. Por consiguiente, los sueldos más bajos inciden
negativamente en las cuentas de la Seguridad Social. Ahora que sigue
creciendo la preocupación en torno al futuro de las pensiones -el
Gobierno y los grupos parlamentarios deben esforzarse en explicar
cuál es el alcance real del Pacto de Toledo-, cada vez que se
ofrezcan datos sobre el desempleo, habrá que insistir en que los
trabajadores activos actuales son los que pagan las pensiones de
quienes han salido o están fuera del mercado laboral. Eso concluye
en lo dicho al principio: si los salarios son más bajos, también lo
son los ingresos de la Seguridad Social. Peligro.
Nota del autor.- Esta es la entrada número dos mil del presente blog. La primera fue editada el 31 de agosto de 2007. Como los propósitos siguen siendo los mismos de la cabecera, ¡¡a por más!! Gracias a seguidores y lectores.
1 comentario:
Mi más cordial enhorabuena por haber alcanzado esa nada despreciable cantidad de dos mil entradas.
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