Mejoran los índices de ocupación turística en el Puerto de la
Cruz: durante los diez primeros meses del año que declina, setecientas cuarenta
mil ochocientas noventa y cinco personas se alojaron en sus establecimientos,
un 75,9% en números relativos, trece puntos por encima del mismo período de
2015.
Los datos fueron publicitados por el presidente del Cabildo
Insular de Tenerife, Carlos Alonso; el alcalde portuense, Lope Afonso; y otros
responsables. Aprovecharon para dar a conocer los resultados de la iniciativa
“Puerto de la Cruz, parte de ti”, gestada para reposicionar la ciudad como
destino turístico de elevado atractivo e incluida en un plan de márquetin, y se
congratularon, claro, de vientos tan favorables. Dicen que la iniciativa ha
llegado ya a unas setecientas mil personas, más o menos la misma cantidad que
visitó la ciudad entre enero y octubre del presente año. Habrá que medir, en su
momento, las repercusiones.
Porque ahora se trata de seguir analizando causas que inciden
en la coyuntura de bonanza, que los comerciantes, por cierto, no terminan de
ver, prolongando de esa manera el lamento que les caracteriza. La cuestión
estriba en contrastar si se ha fidelizado la clientela, es decir, si se han
hecho cosas como para confiar en que quienes ahora nos han visitado,
especialmente por primera vez, se han guardado una buena impresión y se han
quedado con las ganas de volver.
¿Le han satisfecho los servicios, se han encontrado a gusto,
han valorado el estado de la ciudad, han paseado a gusto, les han parecido
estimables la accesibilidad y el transporte, han echado en falta instalaciones
básicas como una estación de guaguas, han apreciado la seguridad como un bien primordial,
se ha correspondido su gasto con lo que le han ofertado? Deberíamos conocer respuestas
para saber si se va a seguir creciendo, un hecho que no solo interesa desde el
punto de vista cuantitativo. Porque, que sepamos, el aumento de los precios
-algunos justifican la medida para ganar en competitividad- debió servir para
mejorar, innovar y cualificar prestaciones, y si nos apuran, hasta para generar
empleo.
El Puerto es un destino diferenciado. En ese sentido, tiene
que cuidar sus valores, los que ha atesorado a lo largo de decenas de años. Y
tiene que rellenar vacíos y carencias. Está bien lo de mostrar la ciudad desde
los sentidos y los sentimientos pues con ello se implica a los profesionales y
la ciudadanía. No es ningún descubrimiento pero es positivo revitalizarlo. Y
esta es, teóricamente, una buena coyuntura para hacerlo.
Sin dudar de las estadísticas, que en el fondo revelan una
recuperación, hay que esmerarse y optimizar los recursos. La sensación que
queda, en ese sentido, es que no deben deslumbrar ni autocomplacer pues aún hay
mucho por hacer y mejorar.
Y lo saben.
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