Los
voluntarios hicieron su trabajo: acabar con la torres de callaos que
alteraron la fisonomía natural confiriendo al paisaje un aspecto
entre extraño e incomprensible. Las piedras fueron devueltas a otras
zonas de la playa. Claro que su trabajo se vio replicado de inmediato
pues en horas posteriores reaparecieron los amontonamientos, obras
humanas que alteran, además del paisaje, los ecosistemas, afectando
de paso a flora y fauna.
El
periódico El
País abrió
con esta noticia una de sus ediciones digitales del pasado domingo,
lo que da idea de la singularidad del hecho. Que sean entidades
cívicas las promotoras de la acción, ejecutada por voluntarios,
significa una respuesta sensible a una moda extendida en zonas de
litoral desde 1987, cuando tuvo lugar en la Costa Oeste de los
Estados Unidos la denominada Convergencia Armónica. Aparentemente,
no había -y no hay- otro objetivo que apilar las formas pétreas y
mantenerlas equilibradas sin ningún tipo de argamasa.
La
alteración paisajística equivale a una degradación, según
opiniones autorizadas, como la del decano del Colegio Oficial de
Biólogos de Canarias, Matías Fonte, quien precisamente explica a El
País que
la altura de las torres de piedras ocasiona “una pérdida de
hábitat para animales y plantas porque debajo de cada piedra hay
todo un ecosistema de vertebrados e invertebrados, de bacterias,
líquenes y hongos” que se ve perturbado cuando las levantan. Otros
expertos, como el catedrático de Petrología y Geoquímica de la
Universidad de La Laguna, Ramón Casillas, también advierten de las
consecuencias geológicas de este tipo de prácticas.
Tras
estos primeros pasos, habrá que contrastar las reacciones, hasta
dónde alcanza la iniciativa, tendente a una mejor conservación de
recursos naturales y al mantenimiento de paisajes playeros sin
adulteraciones que acarrean perjuicios e inducen a confusión.
Tendrán que involucrarse las administraciones, con acciones de
comunicación didácticas y preventivas. Si se trata de una práctica
prohibida, según la Ley de Costas, es cuestión de esmerarse en la
aplicación de esta.
Playas
sin túmulos ni torretas de piedras. Paisajes naturales, sin
elementos humanos que los modifiquen. Esos son los objetivos.
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