Mensaje de la portavoz del
Grupo Parlamentario Socialista en las Cortes Generales, Soraya Rodríguez, en el
Puerto de la Cruz: si algo hay que aprender en estos dos años de gobierno del
Partido Popular, es que ha bastado ese período de tiempo para desmontar lo que
se había conquistado, por muy consolidado, por muy firme que pareciera.
Es
probable que no se lo hubieran propuesto pero ya que lo han tenido a su alcance
se han puesto a la faena y no han escatimado afanes, sin importarles incurrir
en contradicciones programáticas ni en abusar de la holgada mayoría
parlamentaria. Reformas ideologizadas al máximo, un vuelco en el modelo y un
retroceso descomunal, da igual la fractura social hasta producir la mayor
brecha de desigualdad en las economías de la Unión Europea, según el informe
del poco sospechoso Fondo Monetario Internacional (FMI).
Rodríguez,
más allá de las formas de hacer política, desmenuzó las diferencias
sustanciales que durante estos dos años ha sido posible contrastar. Por
ejemplo, se ha pasado de la implantación de sistemas públicos universales en
sanidad, educación o pensiones a su práctico desmantelamiento, con el fin de
favorecer la privatización y convertir esos sectores -y a las personas- en un
negocio. Otro ejemplo empleado por la portavoz socialista: la aplicación de la
Ley de Tasas Judiciales, acaso una de las pruebas más claras de la inequidad en
que sitúan los justiciables: según su capacidad económica, pueden o no
pleitear. Por tanto, un terrible efecto disuasor. Y otro recurso explicativo de
las diferencias: aquella red pública de apoyo y protección a las mujeres
maltratadas -a duras penas sostenida por algunos gobiernos autonómicos- se ha
visto sometida a modificaciones legislativas que parecen alimentar indefensión
o desprotección.
Soraya
Rodríguez puso el acento en la pérdida de derechos. Y es que, en efecto, habrá
crisis mientras no se materialice la recuperación de los mismos. De ahí que
valorase, incluso desde el punto de vista económico, lo fácil que ha resultado
para los conservadores su progresiva eliminación. Vino a decir que a los
socialistas les quedan los militantes, las agrupaciones y el Boletín Oficial
del Estado, éste, naturalmente, cuando gobiernan. En la oposición -fue otro
mensaje- no hay otro recurso que la convicción y el activismo de sus bases,
bien argumentado y bien vertebrado, para afrontar situaciones que van más allá
de una mera pugna electoral. Ahora son modelos, son derechos, son avances y
prestaciones sociales lo que está en juego. Si se quiere que esa brecha suelde
o se reduzca, hay que pensar en algo más que restricciones o políticas de
ajuste que, en todo caso, ya se sabe quiénes son los beneficiarios, ganadores
interesados también, por cierto, con eso de la desafección y el rechazo a la
política.
Recuperar
derechos: esa es la cuestión.
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