Da igual que ofrezcan o no explicaciones sobre el sentido del
voto en la votación de elección de la Mesa de las Cortes Generales, que se sepa
quiénes emitieron los síes y el alcance del pacto alcanzado. Como da igual el
clamoroso silencio del derechío mediático que, probablemente, tendría las
baterías cargadas en caso de que se hubiera producido lo contrario (Recordemos
que Mariano Rajoy llegó a decir que “en política no vale todo con tal de ser
presidente”, cuando apareció un senador de formaciones independentistas en
la Mesa de la cámara alta en la brevísima legislatura anterior). Será que está
en modo ‘elaboración argumentaria’ a la espera de no entorpecer estrategias de
aquí a la investidura y de no interferir los focos inmediatos sobre las
consultas del Rey. Es lo mismo, con tal de tragar y condonar aquellos pecados
no veniales de pactar con los soberanistas catalanes y vascos y los que vienen
a romper España. ¡Ay, el voto del miedo! Ya se escuchan voces diciendo que no
hay cultura pactista y cosas por el estilo.
De verdad,
da igual todo eso, porque la legislatura ha arrancado con asuntos más interesantes,
más sustanciosos. Por ejemplo, para ir cogiendo cuerpo de oposición, la
representación parlamentaria socialista se estrena con la petición de una
comisión de investigación sobre la utilización partidista, es decir, con fines
interesadamente políticos, de los recursos y medios técnicos y efectivos del
Ministerio del Interior donde sigue ‘funcionando’ su titular, Jorge Fernández
Díaz. Ya saben: conversaciones en su despacho con el ya ex director de la
Oficina Antifraude de Catalunya, Daniel de Alfonso, grabadas y reproducidas en
varios medios: las cloacas del Estado fluyendo en estado puro. La fiscalía no
ve delito, por cierto, en el contenido de lo manifestado por el ministro pero
ordenó investigar a de Alfonso por presumible revelación de secretos.
Estamos,
probablemente, ante una prueba de coherencia, porque, a ver qué hacen los
catalanes independentistas que se revuelven con tal de resistir el pulso que
más les interesa después de un episodio con el que llegaron a justificar sus
planteamientos. De momento, la fiscalía ha evitado pedir prisión para Artur Mas
por su participación en la consulta independentista del 9-N de hace dos años; y
el ex conseller Francesc Homs aguarda su turno para declarar, por los mismos
hechos, en el Tribunal Supremo. ¿Se imaginan las cartas puestas sobre la mesa
en las conversaciones? Tal como evolucionan los acontecimientos, todas las
variables de todas las jugadas son posibles. La sensación que se sigue amasando
es que se sigue girando en la órbita de las componendas y las martingalas.
Saber si cuaja o no la comisión aludida, con los antecedentes conocidos, es
gran incógnita.
Mientras, la
hucha se sigue vaciando y Bruselas tiene dispuesta la guadaña de las sanciones
que recaerá sobre los de siempre. Eso sí que no da igual. Pero no tenemos
remedio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario