La
Conferencia de los Presidentes y Presidentas de los Parlamentos
Autonómicos de España (COPREPA), a cuya asamblea plenaria de
Valencia hemos tenido oportunidad de asistir, ha incluido en su
declaración institucional su firme voluntad de participación activa
en el mundo, después de constatar la cada vez más complicada
situación del proyecto europeo que, desde luego, no está dando las
respuestas que podrían esperarse a problemas latentes que afectan a
miles de ciudadanos.
La
COPREPA sintoniza así con otro reciente pronunciamiento de la
Conferencia de Asambleas Legislativas de las regiones europeas
(CALRE) en el que se insta a fortalecer el objetivo común, esto es,
“trabajar en colaboración y mostrar un liderazgo europeo fuerte en
todos los niveles de gobierno”. Y se alude en dicha declaración al
sexagésimo aniversario del Tratado de Roma que, en teoría, debe
representar una excelente oportunidad “de abordar seriamente la
cuestión del regionalismo europeo como factor estratégico desde el
que reactivar la reconstrucción de una perspectiva europea”.
Las
intenciones, pues, resultan claras: se trata de que la Conferencia
gane peso político en el contexto internacional revitalizando y
consolidando su papel de interlocución ante instituciones,
organismos y procesos sociales que afecten al bienestar y progreso de
la ciudadanía.
En
ese sentido, si se acepta ello como una fortaleza, habría que
aprovechar todas las opciones al alcance. Por ejemplo, la presidencia
española de la CALRE. Y las presidencias españolas de tres de sus
grupos de trabajo. Y hasta el mismo vigésimo aniversario de la
fundación de esta organización que reúne a setenta y cuatro
parlamentos europeos de ocho países. Todo ello ha de servir, dice la
declaración de Valencia, “para reforzar nuestra voz en el marco de
la futura Unión Europea (UE), participando activamente en el debate
de los escenarios que hagan posible una comunidad política y
económica consciente de su historia y valores comunes”.
La
COPREPA, cuya presidencia de turno será ejercida por el titular de
Las Cortes Valencianas, Enric Morera i Catalá, parece convencida de
su crecimiento “cuando es capaz de actuar como una sola voz en el
contexto internacional”. Por eso ha reafirmado su voluntad de
participación activa, consciente de que su operatividad práctica
será decisiva no solo para ganar credibilidad sino para contribuir a
ese propósito en el que deben esmerarse los responsables de las
intituciones políticas: recuperar el interés y el respeto de los
ciudadanos por la política, tan vituperada por múltiples razones
que están en la mente de todos. A ver si lo consiguen.
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