lunes, 26 de mayo de 2025

Un modelo para entender la desinformación

 

Bulos y barro. Cómo la dana ejemplifica el problema de los desórdenes informativos’ (Catarata, 2025), es el título de un ensayo publicado en Valencia en el que los autores, Dafne Calvo, Lorena Cano-Orón y Germán Llorca-Abad, analizan, desde la experiencia directa, cómo se produce la desinformación en tiempos de crisis y cuál es el papel que desempeñan los medios de comunicación, las redes sociales y la ciudadanía.

Cuando el procedimiento judicial abierto para esclarecer lo ocurrido está aún en fase de elaboración y cuando arrecia la controversia política (acentuada por las últimas reuniones de familiares de las víctimas y de los damnificados), el libro es una excelente referencia para entender los efectos colaterales de aquella tragedia. La obra, que combina el análisis teórico con ejemplos concretos del suceso, desarrolla el llamado modelo estándar de (des)información (MEDI), una propuesta interpretativa para entender las dinámicas estructurales, económicas y narrativas que configuran el ecosistema comunicativo actual. Lejos de ofrecer soluciones simples, los autores exploran el fenómeno desde sus múltiples ángulos, incluyendo el uso instrumental de los bulos, la pérdida de centralidad de los medios tradicionales y la fragilidad de las rutinas periodísticas ante la presión de la inmediatez.

La desinformación es uno de los males de nuestros día. Los bulos y las informaciones falsas se van multiplicado, últimamente con el factor añadido de los odiadores y provocadores que se lanzan a la caza del personaje público con tal de arrancar no ya una declaración sino algún gesto, alguna reacción -si es destemplada o acompañada de exabruptos, mejor- que siembre más dudas, que infle el desconcierto y trate de remarcar el clima de de encono y desazón que ya sabemos a quiénes favorece.

De ahí la importancia de este análisis, llamado a ser un soporte ilustrativo de la manipulación de las fuentes y del sesgo tendencioso que cobran ciertas coberturas. Llama la atención que la obra no solo se detenga en el análisis de casos sino que también proponga medidas, a partir de la necesidad de una mayor transparencia de los medios y la seguridad de la verificación de los hechos. Mientras Dafne Calvo insiste en que informar debe entenderse como “un acto político que sirve de instrumento para habitar en la sociedad”, Cano-Orón subraya que las audiencias deben poder seguir el hilo informativo pese a la sobreabundancia de contenidos.

Bulos y barro’ (un título muy en la línea de la inolvidable obra de Vicente Blasco Ibáñez, ‘Cañas y barro’, escrita a principios del siglo XX),  dedica también un espacio relevante al papel del periodismo local. Según las autoras, durante las primeras horas de la catástrofe, fueron los medios próximos los que mejor cubrieron lo ocurrido, frente al retraso de las grandes cabeceras nacionales. “Hay que reivindicar medios que sean mucho más locales, provinciales, que de alguna forma reflejen como importante aquello que para esa ciudadanía lo es”, afirma Cano-Orón en unas declaraciones.

El impacto de las redes sociales en la evolución de la catástrofe también es objeto de estudio y análisis. Desde un ángulo, se reconoce que han facilitado la movilización ciudadana, han amplificado notablemente la propagación de rumores. “Las redes entorpecen un conocimiento un poco más sosegado y certero, y por eso son también gasolina para la difusión de bulos”, advierte Cano-Orón. Calvo, por su parte, llama la atención sobre la contradicción en la que operan los medios: “Hay una lucha entre lo que el periodista debería hacer y lo que puede hacer”.

Las autoras reclaman una “comunicación institucional real” durante emergencias, con portavoces claros y mecanismos preparados para informar con rigor. “Durante la DANA no hubo una figura que representara la oficialidad, como ocurrió con Fernando Simón en la pandemia”, sostiene Cano-Orón. Y concluyen que es necesario reforzar las rutinas periodísticas y los vínculos de confianza con las audiencias si se quiere combatir la desinformación desde dentro del propio sistema comunicativo.

1 comentario:

Yattmur Towers dijo...

Se comienza con "los míos son los buenos" y pasamos a la actualidad.