El Carnaval de 2013 ya es historia, liviana y desmadejada,
como la mayor parte de los festejos populares. En el caso de los portuenses,
sin mayor novedad desde la introducción del ‘Mascarita, ponte tacón’ -por
cierto, no estaría nada mal que se revisara a fondo los preparativos y el
desarrollo del acto antes de que se pierdan sus atractivos y su divertimento-,
casi todo se reduce a verificar ciertos estándares de originalidad y calidad y
si hay algunas circunstancias que alteren la rutina de cada año.
En esta
edición, dos hechos llaman la atención: por un lado, la ausencia de la
delegación de Düsseldorf; y por otro, que el coso del sábado no fuera
televisado por primera vez en décadas, siquiera por alguna despistada emisora
local. No por tales carencias dejó de haber carnaval, se dirá. Pero tanto una
como otra significan un déficit en los valores del Carnaval portuense, incluso
por los no estrictamente festivos.
Y es que con
la ciudad alemana, en Renania-Westfalia, no sólo existe un hermanamiento que
estaba orientado, precisamente, a perpetuar los lazos que hace algo más de
cuarenta años establecieron emprendedores y profesionales del turismo que
“visualizaron” un excelente conducto de promoción turística. Los lazos fueron
reafirmándose cada año con un intercambio que se convirtió en un clásico para
las poderosas organizaciones carnavaleras de Alemania y el Ayuntamiento del
Puerto de la Cruz que, con la colaboración del Cabildo Insular y alguna empresa
local, entendió que se trataba de una excelente inversión. El modelo, por
cierto, fue literalmente copiado por otras localidades peninsulares pero
ninguno tuvo la solvencia y el aprecio que los alemanes dispensaron a la
presencia de la reina del Carnaval portuense y su corte de honor, así como a
los grupos folklóricos que acompañaban y participaban en gigantescos cosos y
amenas cabalgatas donde fueron siempre objetivo de admiración.
Se supone
que la crisis habrá sido determinante de las restricciones o supresiones. El
gobierno local debería dar una explicación convincente, a fin de cuentas
hablamos de un hermanamiento y de un intercambio que lo sustancia durante más
de cuatro décadas. Cierto que otras ciudades de la Renania-Westfalia, como
Neuss y Vechta, dieron un cierto aire de continuidad -hay que agradecer el
interés y el esfuerzo, sin duda- pero resulta que ha faltado el nexo principal.
Y a la espera de que pueda ser restituido en el futuro, a corto o medio plazo,
se ha echado en falta. Menos opciones de proyección, ahora que la ciudad tanto
la necesita y menos brillo en desfiles y actos que aportaba la siempre llamativa
representación germana, concertada también con otra ciudad importante,
Duisburg, de modo que los príncipes vendrán los años pares y los de Neuss, los
impares.
La pretendida
apoteosis del Carnaval portuense, el coso del sábado tarde, trasladado a esta
fecha desde hace años como consecuencia de algunas exigencias del Ayuntamiento
de Santa Cruz de Tenerife, careció de cobertura televisiva. No es que no
interesara a las dos cadenas públicas sino que los canales locales pasaron
olímpicamente. En miles de hogares, del Puerto y de toda la isla, esperaron sin
fruto una señal que llegara desde Martiánez. En otros tiempos, se multiplicaban
las dificultades para emplazar a los equipos y cámaras. Otra circunstancia del
coso: muchas sillas y buena parte del graderío, vacíos.
Y así ha ido
menguando el Carnaval del Puerto de la Cruz, al que no ha faltado polémica, una
más de esas domésticas que reflejan el estado de permanente descontento. A
través de redes sociales fue convocada una concentración después del coso con
el propósito de reivindicar la ubicación de los chiringuitos, en esta edición
más cercanos al recinto del refugio pesquero donde, presumiblemente, causarían
menos molestias. Pero parece que ni el ambiente ni la respuesta fueron los
adecuados. Independientemente de los arreglos sobre la marcha y de que prospere
la petición popular en años sucesivos, es otra prueba de esa fiesta necesitada
de una reactivación en casi todos los sentidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario