Es llamativo que los medios especializados
destaquen los factores que sitúan a España, por primera vez, en cabeza del
denominado Índice de Competitividad Turística de viajes y turismo, por encima
de Francia y Alemania; que nuestro país aparezca en ese estudio del Foro
Económico Mundial (FEM) en el décimo puesto de la clasificación de
infraestructuras marítimo-portuarias y en el duodécimo de los aeropuertos; y
que esa secular reivindicación del Puerto de la Cruz de un puerto comercial y
deportivo (hasta para cruceros, dicen) siga siendo el recurso de muchos
habitantes y agentes sociales para revitalizar el destino turístico.
Es
llamativo cuando se ha sabido que Tenerife ha reducido su conectividad con
aeropuertos peninsulares en un 39%. Los datos son significativos: en 2009,
desde la isla se podía conectar con veintitrés aeropuertos peninsulares por
medio de rutas operadas por once compañías; y en 2014, el número de aeropuertos
bajó a catorce (o sea, un 39%), operando tan solo seis aerolíneas. Recordemos
que el mercado peninsular sigue siendo el más importante para Tenerife,
registrando el 20% de la cuota de capacidad aérea ofertada. El empresariado
indica que la crisis económica y el encarecimiento del importe de los billetes
de avión son factores determinantes de la notable caída.
La
conclusión es clara: si se quiere recuperar el mercado turístico nacional, ese
que salva temporadas, no hay otra opción que incrementar los vuelos directos
con diferentes destinos y emisores peninsulares.
Es
cierto que las cifras del primer trimestre del presente apuntan una incipiente
recuperación, al superar un 6,5% después de una tendencia positiva de varios
meses. Se supone que para prolongarla será necesario incentivar el mercado,
mediante las fórmulas promocionales más adecuadas, y establecer convenios con
las compañías. Sabido es que las campañas de verano dependen mucho de las
tarifas aéreas.
El presidente del
Cabildo Insular de Tenerife, Carlos Alonso, destacó en cierta ocasión que, en
las convocatorias promocionales a las que acudía, los ejecutivos, los
empresarios y los profesionales del sector le preguntaban por el estado de los
establecimientos hoteleros, la seguridad o la operabilidad aérea, casi nunca
por nuevas rutas marítimas desde nuevas infraestructuras. Es natural, a la
vista de la pérdida de la oferta: el movimiento del aeropuerto Tenerife Sur
‘Reina Sofía’ alcanzó en 2009 un 74% de vuelos de tráfico de escala. Ese año
tenía establecidas veinticuatro rutas directas. Hoy en día se han reducido a
quince.
Como es lógico,
igualmente, que se estudie a fondo un cambio de tendencia apreciado desde hace
unos siete años en la modalidad de viaje escogida, cuando los vuelos ‘charter’
en ese aeródromo representaban un 10% que ahora mismo se ha quedado en un 3%.
Ello apunta un nuevo modelo turístico, una evolución consistente en que los
turistas han pasado de utilizar paquetes promocionales ofertados por
turoperadores o agencias de viajes y hacerlo de forma individual. Las nuevas
tecnologías y las aplicaciones digitales tienen mucho que ver con eso, seguro.
En fin, que la
conectividad aérea es manifiestamente mejorable. Y un objetivo común, por
cierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario