Carmen Cruz,
Adrián Lucas Hernández y Juan José González Cejas dan vida a la tercera
exposición colectiva que a lo largo de todo el mes de abril puede contemplarse
en ‘La Ranilla Arte Cultura’, un espacio que, en pleno corazón del antiguo
barrio marinero del municipio, es capaz de promover convocatorias que ya congregan a numerosos amantes y seguidores del mundo artístico. Es
natural entonces que uno de sus gestores, Domingo Linares, se muestre
entusiasmado a la hora de introducir la exposición y hable de incentivar la
creatividad tanto de autores maduros o consolidados como de aquellos noveles
que incursionan y se abren paso. Empiezan a atender a unos cuantos que han
descubierto las potencialidades del espacio -sobre todo, la localización- y empiezan
a programar, dada la demanda, con notable antelación. Buenas señales.
Esta colectiva sirve para apreciar los
contrastes en los estilos pictóricos y el manejo de las técnicas empleadas.
Juan José González Cejas, por ejemplo, acredita su pasión naturalista con una
esmerada mezcla colorista a partir del sobresaliente dominio del dibujo. Los
almendros y los tajinastes en el Teide sellan esa pasión, iniciada con
acuarelas y que siguió con acrílicos y óleos. González Cejas empezó a pintar
aquella noche en que prácticamente aislado en una vivienda del Pirineo francés
como consecuencia de una intensa nevada. La pintora Michelle Pierron le guió
adecuadamente, aunque tuviera que insistir. Poco después, el profesor de bellas
artes José María González le hizo descubrir los matices del óleo, con los que
empieza a plasmar multitud de sugerencias. Juan José González Cejas se revela
con sus cuadros de esta colectiva como un autodidacta de interesantísima
proyección.
Adrián Lucas Hernández, de apenas 23
años, grado en bellas artes, avanza en el siempre difícil género del retrato
mientras su especialización en ilustración y animación gana enteros en una
prometedora andadura. En la actualidad es profesor de dibujo después de
realizar prácticas externas en la Escuela Municipal de Arte Perdigón de La
Orotava. Con tinta sobre papel y tinta y lápiz, logra, entre otras obras, un
mar de Icod sencillamente espectacular.
Carmen Cruz se luce a partir de su
concepción del ‘pop-art’, con retratos al óleo -hay una Secuencia muy llamativa-
que han ido inspirando un quehacer baqueteado en escenarios y ambientes tan
diferentes como son la movida madrileña y las corrientes donostiarras de Cruz
Unzurrunaga, Amestoy y Zumeta. La obra de Carmen ha proliferado en cartelería y
portadas de publicaciones. Tras su larga estancia en San Sebastián, sus óleos
rezuman un pintoresquismo que deja abiertas las ventanas de querer perfeccionar
ese trabajo.
En fin, esta tercera colectiva de ‘La
Ranilla Arte Cultura’ ofrece muy buenas sensaciones y confirma el crecimiento
cualificado de su trayectoria.
1 comentario:
Muchísimas gracias Salvador!.
Es para nosotros un gran placer sentirnos arropados por las crónicas en tu magnífico blog!
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