Se
cumplen treinta años de la visita al Puerto de la Cruz del doctor
sueco Rune Elmquist, considerado el inventor del marcapasos. Elmquist
tenía entonces ochenta años y se desplazó a la isla para visitar a
un amigo de juventud. Era miembro del Rotary Club, razón que
aprovechó la organización local, entonces presidida por el
inolvidable José Miguel Morales Sánchez, hijo de José Morales
Clavijo, para invitarle a participar en una de sus actividades
ordinarias, seguida de una cena ofrecida en su honor en el hotel
'Semíramis'.
El
eminente médico sueco era, además, ingeniero electrónico. Comenzó
sus investigaciones sobre el marcapasos en 1931. Logró, en apenas un
mes, construir su primer aparato. Según explicó al periódico El
Día, en información firmada
por su corresponsal, aquel aparato era de plástico y constaba de dos
transistores. “En cambio -precisó- los marcapasos de hoy en día
disponen disponen de un 'chip' con más de dos mil transistores y son
todavía más pequeños”.
En
1958, llevó a cabo su primera operación específica para la
colocación de su creación. Un cirujano, Ake Senning, implantó al
paciente Ame Larson un dispositivo que contenía un generador de
impulsos y electrodos. Ese mismo año, intervino a un paisano que aún
vivía en el momento de su visita a la ciudad turística, marzo de
1987.
El
doctor Elmquist reveló a El Día que
se sentía muy satisfecho de su contribución a la Humanidad. Unos
dos millones de personas en todo el mundo vivían entonces con
marcapasos. Más que su invención, confesó sentirse orgulloso de
su seguimiento postoperatorio, “aún no mejorado”, según afirmó.
Otra
de sus llamativas declaraciones de entonces la hizo en clave
personal, al afirmar que, “en caso de necesitarlo, preferiría
colocarme un marcapasos a someterme a una operación de trasplante de
corazón”.
Algunos
de los asistentes a la cena aún recuerdan la sencillez del doctor
Elmquist y el entusiasmo puesto en las explicaciones. Era llamativa
la lucidez que acreditaba a sus ochenta años. El invento del
científico sueco, patentado por la firma 'Siemens' durante varias
décadas, habría de resultar decisivo en la posterior evolución
tecnológica para el tratamiento de los problemas rítmicos del
corazón. Desde 1994, todo el desarrollo realizado por el doctor
Elmquist fue vendido a la empresa norteamericana 'St. Jude Medical'.
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